El hundimiento de los precios del petróleo en el entorno de los 60 dólares y la grave crisis económica y financiera que está sufriendo Rusia han inundado los mercados bursátiles internacionales de una volatilidad no vista desde enero pasado, cuando se desplomaron las divisas de los principales países emergentes.
El escenario de confianza que se había recuperado a la vuelta del verano y el éxito de la OPV del 22% de Endesa había animado a algunas grandes y medianas empresas a plantearse salir a Bolsa en 2015.
Abertis dio el paso al anunciar que colocaría su filial Telecom en los mercados en el primer semestre; el grupo público Aena, tras superar el último y esperpéntico episodio de su plan inicial de salir a Bolsa, prevé retomar éste a partir de enero; otras compañías como Naturhouse, Bulwin (la socimi de Quabit) o Testa, filial de Sacyr, habían aparcado su idea de pisar el parqué en 2014, pero no descartaban hacerlo en 2015.
Sin embargo, la volatilidad reinante en los mercados en las últimas semanas y los pocos visos de que vuelva la estabilidad en el corto plazo está complicando los planes de las compañías con ganas de pisar el parqué en 2015.
Reynés ha defendido la solidez del proyecto de Abertis Telecom y su salto al parqué, pero la decisión final dependerá de las condiciones de los mercados
El consejero delegado de Abertis, Francisco Reynés, ha defendido este miércoles el gran potencial de su división de Telecomunicaciones, cuyo proyecto de crecimiento es "muy sólido". Sin embargo, ha reconocido que la actual situación de las bolsas podría influir, al menos, en el calendario de la OPV. La decisión dependerá de las condiciones de mercado que se den en los próximos meses.
También en el Gobierno y en Aena siguen muy de cerca los acontecimientos, porque el malhadado proyecto de salida a Bolsa sigue adelante a trompicones. El objetivo es adjudicar a un nuevo auditor, que previsiblemente podría ser Ernst&Young, que firme la carta de conformidad, lo que desbloqueará el proceso. El problema es que desde la Oficina Económica de Moncloa y desde el Ministerio de Fomento apuestan porque la OPV arranque en febrero, pero los analistas temen que los mercados internacionales seguirán navegando en aguas turbulentas.
La alianza entre Arabia Saudí y EEUU para ahogar la economía rusa con precios bajos del crudo busca poner contra las cuerdas al presidente Vladimir Putin.
Algunos miembros del Gobierno se frotan las manos al ver que la OPV de Aena se puede volver a abortar por la situación internacional, aunque Pastor apuesta por hacerla en febrero
Ni la OPEP va a recortar producción ni el crudo parece que vaya a subir en los primeros compases de 2015, con lo que la debilidad financiera de Rusia se va a mantener y el rublo seguirá sufriendo (se ha depreciado casi un 40% sólo en lo que va de diciembre), vapuleado por la revalorización del dólar y la severidad de las sanciones por el conflicto con Ucrania.
Hay fuentes del sector que ya vaticinan que si esta situación de incertidumbre persiste, el Gobierno volverá a abortar la salida a Bolsa del operador público aeroportuario, una opción que han defendido más o menos explícitamente el ministro Montoro y otros miembros del Ejecutivo, frente al empecinamiento de la ministra de Fomento, Ana Pastor, por sacar el proyecto adelante.
Y a las empresas medianas o pequeñas que abortaron en 2014 sus OPV y tenían esperanzas de retomarlas en 2015 la cosa se les complica aún más.
La alianza de Arabia Saudí con EEUU persigue asfixiar financieramente a las economías de Rusia, Irán y Venezuela y desestabilizar a sus líderes políticos
Y es que la crisis de Rusia y del rublo está contagiando a los principales parqués mundiales. El Ibex 35, por ejemplo, sufrió la semana pasada su mayor varapalo desde 2012, cayendo un 7% y dejándose 50.000 millones de euros de capitalización bursátil global en sólo seis sesiones.
Además, los inversores se han puesto en posición de retirada ante la perspectiva de que el crudo barato se estabilice en el entorno de los 60 dólares, desestabilizando no sólo a Rusia. Van a sufrir mucho Venezuela, Ecuador, Brasil y México, pero no EEUU como algunos despistados insisten en defender.
La primera economía del mundo quiere que el crudo esté barato para afianzar su recuperación económica. Es un país que compra el crudo allá donde esté más barato y ha coordinado su estrategia con Arabia Saudí para ahogar financieramente a Putin, también a Irán y ya de paso a Venezuela.
La decisión de la OPEP de no recortar producción para elevar el precio no ha sido tomada por Arabia Saudí contra EEUU, como muchos analistas se han apresurado a afirmar. Ha sido justo todo lo contrario, una alianza contra las tres amenazas más acuciantes que tiene Barack Obama (Rusia, Irán y Venezuela).
Y vaya que si está funcionando, aunque eso suponga desestabilizar los mercados internacionales. Lo prioritario es obligar a Putin a ceder y replegarse de Ucrania, presionar a Irán para que firme el acuerdo nuclear y destrozar los ingresos de Venezuela por la venta de crudo para debilitar aún más al presidente Maduro.
Si el shale oil y shale gas (hidrocarburos de extracción no convencional) sale menos rentable con el barril a 60 dólares, EEUU no tiene problemas en ralentizar su producción y aprovecharse de los atractivos precios internacionales para importar crudo.