El consejo de administración de Isolux Corsán ha vuelto a reducirse, en este caso en pleno proceso de búsqueda de interesados para tomar el control de la compañía, actualmente en situación de preconcurso de acreedores. La renuncia ha corrido a cargo de Álvaro Anchuelo, uno de los seis consejeros independientes que se incorporaron al órgano ejecutivo del grupo a mediados del pasado año, tras la restructuración financiera que convirtió a las entidades financieras acreedoras en sus principales accionistas. La renuncia de Anchuelo se suma a la presentada en su día por Antonio Portela, que ejercía como consejero delegado.
Anchuelo, que fue diputado en la pasada legislatura en representación del partido Unión, Progreso y Democracia (UPyD), dimitió como consejero de Isolux y justificó su decisión por la imposibilidad de compatibilizar el cargo con sus tareas de docencia en la Universidad Rey Juan Carlos, según fuentes del sector. En este centro también ejerce como director del Departamento de Economía Aplicada.
De este modo, el consejo de Isolux Corsán queda reducido a siete miembros, frente a los nueve con que contaba a mediados del pasado año, cuando el grupo culminó su restructuración financiera, que llevó aparejada un cambio en los estatutos que afectaba a la estructura del principal órgano ejecutivo de la empresa. La fórmula elegida contemplaba un consejo con un máximo de nueve componentes, de los que siete serían independientes y dos, ejecutivos.
Tras la marcha de Anchuelo, en el consejo de Isolux permanecen seis independientes y un ejecutivo, en la figura de su presidente, Nemesio Fernández-Cuesta. El otro consejero ejecutivo, Antonio Portela, ya abandonó la empresa, una salida ya prevista toda vez que su permanencia en el organismo era con el fin de facilitar el periodo de transición.
Cambio estatutario
Como sucedió con Portela, el puesto de Anchuelo será amortizado. De hecho, Isolux aprobará en junta de accionistas un cambio estatutario para que la estructura del órgano de administración de la compañía quede abierta con vistas de allanar la llegada de un inversor que se haga con el control, algo por lo que forzosamente pasa el futuro del grupo.
Así, Isolux pretende eliminar la rigidez que los actuales estatutos confieren al consejo en el que, sin ir más lejos, no se contempla la figura del consejero dominical, esto es, el designado por los principales accionistas de la empresa. De esta forma, si acaba apareciendo un comprador, podrá articular a su manera el consejo de administración sin necesidad de llevar a cabo un cambio de estatutos, que debe articularse en una junta de accionistas.
Con el cambio que se aprobará en la junta, el nuevo dueño de Isolux podría incluso prescindir de la figura del consejo y cambiarla por la del administrador único o administradores mancomunados.
Tras la aprobación del plan de viabilidad y de las cuentas de 2016, la compañía ha recibido varias muestras de interés por parte de potenciales compradores. Isolux espera que las ofertas vinculantes lleguen antes de comienzos del mes de agosto, cuando finaliza el plazo para evitar el concurso de acreedores.