Enagás hizo coincidir la comunicación de su plan estratégico actualizado 2019-2023 con el anuncio de la operación corporativa que suele protagonizar cada año. En esta ocasión ha resultado especialmente simbólico al tratarse de una nueva inversión en el mercado internacional, en este caso EEUU, y por lo tanto al margen de su actividad regulada en España, cuyo peso en los resultados del grupo va a estar levemente por encima del 50% a la finalización del plan.
La entrada en el capital de la estadounidense Tallgrass Energy, de la mano de Blackstone y GIC, supondrá una inversión inicial de unos 500 millones de euros, aunque la cifra podría superar los 800 millones teniendo en cuenta una serie de compromisos adquiridos por Enagás con sus nuevos socios. Una inversión que la compañía que preside Antonio Llardén comenzará a recuperar de inmediato a través de los dividendos que recibirá de la participada.
En su plan 2019-2023, Enagás prevé ingresar a lo largo de este periodo algo más de 290 millones en concepto de retribución al accionista de parte de Tallgrass, con lo que en cinco años habrá recuperado en torno al 60% de la inversión inicial, que le llevará a controlar algo más del 11% del capital de la estadounidense.
Tallgrass formará parte de la cartera de activos de que Enagás posee fuera de España y que está previsto que a finales de 2019 alcancen un valor de unos 2.200 millones de euros. Las previsiones de la empresa pasan por que al finalizar el presente plan, es decir, en el año 2023, el 40% de sus beneficios provengan de sus filiales y participadas, aquellas a través de las que gestiona la parte del negocio que no se corresponde con el regulado en España.
Sin depender de España
"Nuestra misión ya no es invertir en algo nuevo en España, la planificación está terminada y ahora el principal cometido es procurar que haya competencia", señaló el presidente de Enagás, Antonio Llardén, en un encuentro con medios de comunicación. En el exterior, los mercados que forman parte de la estrategia de la compañía se encuentran en Europa y América.
"Estábamos buscando algo en América y, más concretamente en EEUU, donde veíamos mejores oportunidades que en Europa", aseguró Llardén quien además, se mostró satisfecho de que España tenga cada vez un peso inferior en el balance de la empresa.
“El no depender de los activos regulados en España es positivo para todos, entre ellos, para los accionistas”. En este sentido, Enagás ya se comprometió a mantener una subida anual del dividendo del 5% hasta 2020, y de un 1% adicional a partir de entonces y hasta la finalización del presente plan. En total, la compañía prevé repartir cerca de 2.000 millones de euros entre sus accionistas hasta 2023. Uno de los beneficiados será el propio Estado, que mantiene una participación del 5% a través de la SEPI.
Prácticamente la mitad de esta cantidad provendrá de los dividendos que, a su vez, recibirá de sus participadas, que totalizarán casi 960 millones de euros desde ahora y hasta 2023.
El plan prevé un flujo de caja superior a los 1.400 millones de euros, partida para la que no hay un destino definido aún, dependerá de las oportunidades que ofrezca el mercado.