Economía

La gran industria española advierte: un recorte al gas paralizará fábricas

El sector espera que el Gobierno de Sánchez no rebaje el consumo de gas en la industria para lograr el objetivo de ahorro energético pactado en Bruselas

  • Fábrica de IQOXE en La Canonja, Tarragona. -

La gran industria española está expectante. Desde el primer momento, se opuso al plan de Bruselas para imponer racionamientos obligatorios al consumo de gas en casos de alerta o desabastecimiento por un cierre total del grifo ruso. El acuerdo alcanzado esta semana permitiría a España suavizar dicho recorte. El sector cree que el pacto europeo aleja la amenaza de los peores escenarios, pero no la elimina. En cualquier caso, espera que el Gobierno de Sánchez no aplique ningún recorte al consumo de la industria: "No podemos fabricar productos industriales sin el gas. Una limitación va a suponer, en la mayoría de casos, la parada de la actividad industrial".

Los ministros de Energía de la Unión Europea (UE) han sellado esta semana un plan para ahorrar gas ante un probable corte de suministro por parte de Rusia. En concreto, los Estados miembro acordaron reducir el consumo un 15% hasta primavera respecto a su consumo medio de los últimos cinco años. El ajuste, en principio, es voluntario, pero se ha establecido un sistema de alerta para convertirlo en obligatorio, por ejemplo, si hay un corte total del suministro.

En los países con interconexiones limitadas, como España y Portugal, el recorte obligatorio solo sería de un 7%. Esta excepción se les aplicaría porque son Estados que no podrían liberar volúmenes importantes de gas por tubería a otros países de la Eurozona. Los titulares de Energía se comprometieron a priorizar medidas que no afecten ni a los hogares ni a servicios esenciales.

Según la Comisión Europea, el gas supondrá el 22% del consumo energético de la UE al menos hasta 2030. La industria representa en España el 52% de la demanda total de gas

El Consejo de Ministros aprobará el próximo lunes un paquete de medidas urgentes con las que persigue esa rebaja del 7% en el consumo de gas. Por ahora, ha trascendido que el Gobierno planea prohibir el aire acondicionado a menos de 27 grados centígrados en comercios, hoteles y transporte, si bien Sánchez garantizó el viernes que su plan de ahorro energético no conllevará "recortes" en el suministro para las familias e industria.

Según la Comisión Europea, el gas supondrá el 22% del consumo energético de la UE al menos hasta 2030. En España, la demanda tiene tres patas: el consumo doméstico, la generación de electricidad con gas y el sector industrial. Este último, en particular, representó en junio el 52% de la demanda total. Los datos del INE de 2019 sitúan a la química, el papel, la textil, la alimentación, las coquerías o el refino de petróleo entre las industrias más intensivas en el uso del gas.

La gran industria española está de acuerdo con las medidas para mejorar la eficiencia energética de los países y con la posición defendida por el Ejecutivo en Bruselas. Sin embargo, se muestran en contra de que se aplique un recorte del suministro de gas en el sector. Por ello, esperan que el Gobierno no incluya el lunes medidas que supongan un ahorro del suministro de gas en las fábricas.

"El consumo de gas en la industria es, en general, mucho menos elástico que en otros sectores consumidores. No podemos fabricar productos industriales sin el gas. Una limitación va a suponer, en la mayoría de casos, la parada de la actividad industrial", asegura Carlos Reinoso, director general de la Asociación española de fabricantes de pasta, papel y cartón (ASPAPEL). Esta organización coordina, además, la Alianza por la Competitividad de la Industria, que agrupa a las patronales industriales.

La gran industria defiende que el riesgo de desabastecimiento en España por un corte ruso es "mucho menor" que en otros países europeos gracias a que llevamos invirtiendo durante dos décadas en un "sofisticado" y "muy caro" sistema de regasificadoras y "diversificando" el origen de las compras de gas

La Alianza defiende varios argumentos para justificar que no debería aplicarse un ahorro del consumo de gas en las fábricas. Sostiene que en el riesgo de desabastecimiento en España por un corte ruso es "mucho menor" que en otros países europeos gracias a que llevamos invirtiendo durante dos décadas en un "sofisticado" y "muy caro" sistema de regasificadoras y "diversificando" el origen de las compras de gas. En estos momentos, España tiene operativas seis plantas que reciben el gas natural licuado (GNL) de los barcos metaneros. Solo cerca del 10% del gas procede de Rusia. También se cuenta con tres tanques subterráneos que ya han cumplido con el objetivo de almacenaje exigido por Bruselas.

Gracias a este sistema, España concentra cerca de un tercio de la capacidad total de regasificación de Europa y un 25% de la de almacenamiento de todo el continente. Pero, para Reinoso, de nada vale este ahorro si el resto de países no disponen de la infraestructura regasificadora necesaria para recibir el GNL desde España. Según explica Verónica Rivière, presidenta ejecutiva de Gas Industrial, tenemos una capacidad de regasificación superior a nuestras "necesidades propias como país" y podríamos enviar "más" materia prima al exterior. Pero España ya se encuentra con un primer cuello de botella en los Pirineos, por donde solo puede exportar el equivalente a siete barcos de GNL pese a tener capacidad para enviar 50, detalla. "¿Para qué bajar el consumo de ese gas si no beneficia a nadie?", se pregunta.

Rivière destaca, además, otro elemento: la industria española ya ha rebajado su consumo de gas en los últimos meses. Según los datos de junio de Enagás, en el refino, por ejemplo, se ha desplomado un 35% en los últimos doce meses. Esta bajada del consumo se debe, según la presidenta ejecutiva de Gas Industrial, a los "altos precios" del gas en el mercado, que ya han provocado parones dentro del sector. Como la industria ya ha rebajado su consumo de gas, Rivière considera que cumple los "requisitos" de ahorro marcados por la UE. No cree, por tanto, que se le vaya a imponer a las fábricas un recorte adicional de su consumo.

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