KPMG será el asesor financiero que realizará el plan de viabilidad de Pescanova, algo vital para que los acreedores continúen sosteniendo a la empresa. La banca ha dado señales de razonable buena fe, al apoyar un crédito de urgencia pese a que en sus respectivos departamentos de riesgos sostenían de manera prácticamente unánime que eso era ‘tirar el dinero’. Ahora, consideran que KMPG ha cumplido a la hora de establecer el perímetro de la deuda, algo que constituía una de las condiciones ‘sine qua non’ para no dejar caer la empresa. La segunda, la marcha de Sousa. La tercera, el plan de viabilidad. Ya hay dos de tres.
Desde el entorno bancario, confirman que “KPMG ya tiene el mandato, a la espera de la firma”. Por su lado, fuentes cercanas tanto a Pescanova como a la administración concursal reconocen que “es quien tiene más papeletas, aunque también podrían ser PricewaterhouseCoopers o Ernst & Young”.
Sin embargo, los bancos han quedado muy satisfechos con el forensic de KPMG y todas las derivadas que ha tenido (dimisión de Fernández Sousa incluida) y consideran que es quien mejor podría llevar a cabo el proyecto.
Por cierto, conviene aclarar también que ha agradado sobremanera la experiencia en el sector que tiene Senén Touza, uno de los administradores de Pescanova, en nombre de Deloitte, administrador concursal. No falta algún banco que ha dejado caer que en su figura hay un consejero delegado de futuro, incluso una vez superada la etapa concursal.
Ninguno pierde mucho
En cualquier caso, son los bancos quienes tienen la llave del futuro de Pescanova. La enorme deuda está repartida, sin embargo, en unas 100 entidades, por lo que ninguna tiene una exposición crítica. Banco Sabadell y NovaGalicia son los que más créditos tienen, superando por poco los 200 millones. No es, por tanto, una posición crítica para ningún acreedor y la apuesta por la sostenibilidad de Pescanova obedece a muchas razones, no sólo económicas.
El futuro pasará, sin duda, por un nuevo equipo directivo y el citado plan de viabilidad. A partir de ahí, será preciso que la CNMV levante el valor para realizar la capitalización de deuda oportuna (previa inevitable quita) y una progresiva reducción del perímetro de la compañía. Y entonces, con mucha paciencia, esperar a ver si la empresa es capaz de ser sostenible en el futuro e incluso ofrecer retorno a sus dueños forzosos.
Otra opción nada descartable es que aparezca un comprador. Ahí suenan Grupo Damm y sus socios de Dr. Oetker, pero todavía falta mucho para que se pueda plantear eso de manera firme.