Los bancos se lanzan a la compra de deuda pública. El Banco Central Europeo (BCE) acaba de aplicar la cuarta rebaja en el precio oficial del dinero del año y las entidades financieras se preparan para cubrir sus balances con las jugosas rentabilidades que todavía ofrecen los bonos y obligaciones del Estado. Acumulan 186.000 millones de euros en deuda pública emitida por el Estado español, a pesar de que ya hay voces que alertan de un efecto contagio a los países periféricos de la crisis política y económica de Francia, y sobre todo del parón de Alemania.
El sector bancario patrio hacía casi una década que no atesoraba tan ingente cantidad de deuda pública. Se trata de niveles máximos de 2015 y un aumento del 11% desde el cierre de 2023, según los últimos registros oficiales del Tesoro Público, actualizados a septiembre de este año.
Con las rebajas de tipos, los equipos financieros de los bancos se preparan para un golpe intenso en el margen de interés, que mide el negocio típico. La caída de esta partida, que ha espoleado los beneficios récord del sector en el último año, puede llegar hasta el 10% en algunas entidades, como ha advertido recientemente UBS. Para compensar esta pérdida de ingresos, la deuda pública se puede convertir en un refugio.
En las últimas subastas, el interés de la deuda pública a corto plazo se ha desinflado a mínimos de hace dos años, pero con rentabilidades que todavía superan el 2,2% en el caso de las letras a doces meses y el 2,5% en las de seis meses. Pero tres meses antes, en la fecha de los últimos registros públicos, el Estado pagaba rentabilidades cercanas al 3%.
Los bancos están lejos de dar el sorpasso al BCE: controlan el 13% de la deuda pública frente al 28%
Ahora bien, protegerse de las caídas de ingresos, con la mayoría de las hipotecas ligadas al euribor, puede exponer más a los bancos si el fantasma de la crisis de deuda vuelve reaparecer en Europa. Doce años después, ya hay voces que alertan de que los inversores pondrán el foco en el caos político en Francia y su impacto en la prima de riesgo del país, que se aleja de la española y está cada vez más cerca de la de Grecia.
Resucita el fantasma de la crisis de deuda
“Existe el riesgo real de que una mala gestión presupuestaria continuada, unida a la inestabilidad política, acaben creando un clima de desconfianza tal que los tipos de interés se disparen en los mercados y Francia sufra una especie de crisis de deuda. Este es, sin duda, el principal riesgo para la zona del euro en los próximos trimestres”, advertían en plena moción de confianza al Gobierno galo desde la boutique de inversión La Financière de l’Echiquier.
La apuesta por la deuda pública se convierte así en un arma de doble filo para la banca: el efecto contagio pondría en el foco a los países más endeudados, como España, con una deuda pública cercana al 110%. “En algún momento el foco puede girar y ponerse sobre los países periféricos”, advierte un alto ejecutivo de la banca de inversión que pide el anonimato.
Desde finales de 2021, los bancos españoles han ido aumentado trimestre a trimestre su exposición a la deuda pública. Desde ese momento, han comprado más de 46.000 millones en bonos y obligaciones, y se preparan para dar el sorpasso precisamente al BCE, que se destapó como el gran comprador de deuda pública tras la pandemia para sostener las primas de riesgo.
El BCE ya ha recortado en 27.000 la tenencia de deuda pública española
Desde esta semana, el eurobanco ha dejado de comprar los bonos que vencían, lo que en el caso español se ha traducido en un recorte de unos 27.000 millones desde el pico que alcanzó a finales de 2022. Aún se mantiene como el gran tenedor de deuda pública española, con 387.000 millones en su balance, con datos a septiembre, con lo que es previsible que el repliegue sea mayor hasta el cierre de 2024.
De hecho, el BCE tenía previsto acelerar en la segunda mitad del año el recorte de su plan antipandémico, conocido como Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP por sus siglas en inglés). Y que pondría fin totalmente en 2025 a las reinversiones de la deuda que vence. Aún tiene en sus manos casi el 28% de la deuda pública del Tesoro español, frente al 13% que aglutinan los bancos españoles.