La elección de Arturo Gonzalo Aizpiri como consejero delegado de Enagás apunta a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Según explican fuentes conocedoras de la compañía a Vozpópuli, el exdirector comunicación de Repsol coincidió con Ribera en el Ministerio de Medio Ambiente, que lideraba entonces Cristina Narbona, y con este movimiento logra una persona de confianza que tome el control ejecutivo de esta empresa estratégica en plena crisis del precio del gas.
“Ha elegido a un militante del PSOE que le permite tener más cercanía con una empresa con la que, hasta la fecha, no ha tenido mucha conexión”, detallan fuentes cercanas al operador gasista español. El sustituto de Marcelino Oreja, que abandonará la compañía tras la llegada de Gonzalo Aizpiri, también abre pone el foco sobre el futuro del actual presidente, Antonio Llardén.
Ribera no mantiene una gran relación con el actual presidente ejecutivo de Enagás. “Eso lo sabe todo el sector”, destacan las mismas fuentes. La llegada de Arturo Gonzalo ofrece dos caminos para Llardén: mantenerse como presidente sin funciones ejecutivas o salir con Marcelino Oreja. “El nuevo CEO va a controlar una empresa con la que Ribera no tiene mucho ‘feeling’ por su opinión del gas y deja en una posición incómoda a Llardén”, comentan.
El relevo en Enagás se produce en un momento clave para la gestión del suministro del gas en España y el futuro de la compañía. Enagás fue una de las empresas que viajó a Argelia cuando se anunció el cierre del gasoducto del Magreb, una infraestructura que suministra cerca del 26% del gas que se consume en España. Este contratiempo ha sido compensado con el aumento de los barcos con gas natural licuado (GNL), un mercado que en continúa incertidumbre por riesgos como Rusia.
El operador del sistema está inmerso en otros puntos claves para su futuro como la inmersión en el negocio de energías verdes, como es el caso del denominado ‘gas renovable’. “Sacar a dos directivos que llevan más de una década al frente de la compañía, en un momento como este, por una persona que lideraba el área de Comunicación y Presidencia de Repsol es arriesgado”, comentan desde el sector. Este nombramiento, del que Enagás prefiere no comentar nada ante la pregunta de este medio y que fue adelantado este jueves por Cinco Días, irá acompañado por una renovación masiva de los directivos vinculados con el Partido Popular que entraron en 2014: Antonio Hernández Mancha, Ana de Palacio, Isabel Tocino, Gonzalo Solana e Ignacio Grangel.
Ribera da un ‘volantazo’ similar a REE
La elección de Teresa Ribera de Arturo Gonzalo Aizpiri como consejero delegado recuerda en el sector al relevo de la presidencia de Red Eléctrica en 2020. La conocida enemistad de la ministra para la Transición Ecológica con Jordi Sevilla provocó su salida en favor de una persona de mayor confianza de Ribera, Beatriz Corredor.
“Es curioso que, más allá de las directrices normativas que se pueda marcar el Ministerio, tenga tanto peso en los cambios de directivos de estas empresas estratégicas de la SEPI”, detallan desde el sector. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) es dueño del 20% de Red Eléctrica y del 5% de Enagás. En ambos casos, es el máximo accionista de la compañía y que goza de una acción de oro, según la cual, ningún inversor puede superar su accionariado.
Mesa política
La relación de Enagás con la política es evidente. 11 de los 16 miembros del consejo de administración de esta empresa del Ibex 35 han tenido contacto directo con las formaciones políticas. Un claro ejemplo de ello son los recién llegado José Montilla, expresidente del Generalitat de Cataluña, José Blanco, ministro de Fomento entre 2009 y 2011, en la última etapa de la presidencia de Zapatero, y Cristóbal Gallego, experto designado por Podemos para el informe de la Comisión de Expertos sobre transición energética encargado en 2017.
Este consejo también da cobijo a antiguos representantes del Partido Popular, como es el caso de Isabel Tocino. La exministra de Medio Ambiente entre 1996 y 2000, durante la presidencia de José María Aznar, aterrizó en el consejo de Enagás en 2014 y en el último año cobró 175.000 euros por este cargo. Una cifra muy por debajo de los 1,8 millones que cobra el presidente Llardén y los 937.000 euros que ingresó en 2019 el consejero delegado, Marcelino Oreja. El CEO de Enagás es hijo del exministro Marcelino Oreja Aguirre y primo de Jaime Mayor Oreja, además de representante entre 2002 y 2004 del PP en el Parlamento Europeo.
Este grupo será el encargado de gestionar el nombramiento de Arturo Gonzalo Aizpiri y la renovación de sus propios miembros. Enagás presentará sus resultados correspondientes al año 2021 el próximo 22 de febrero y el nombramiento del CEO de la compañía será tratado, previsiblemente, en la reunión del órgano rector del día anterior.