Guerra abierta entre las multinacionales españolas y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Tras el hachazo del mandatario mexicano a las inversiones extranjeras en el sector de la energía renovable, y ante sus recientes bofetadas públicas a Iberdrola, las multinacionales españolas se han hartado y han pasado al contraataque, por vía judicial y pública.
"Durante su primer año de Gobierno de López Obrador las empresas españolas hemos estado a la expectativa, pero ahora se ha abierto una guerra", reconocen altos directivos que representan a empresas españolas en México.
La gota que ha colmado el vaso ha sido un cambio regulatorio en el sector eléctrico, aprobado en plena pandemia, y que el sector empresarial español describe como un intento de convertir el sector energético en un monopolio dominado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la empresa estatal mexicana.
"No es que López Obrador quiera expropiar las inversiones, pero sí poner piedras para provocar que las empresas extranjeras dejen de producir electricidad en México", indican las mismas fuentes.
El conflicto ha golpeado especialmente a Iberdrola, principal productor eléctrico en el país latinoamericano, pero también a Naturgy, Acciona y compañías de otros sectores que cuentan con importantes proyectos e inversiones abiertas en ese país. "Esta situación no solo afecta a las eléctricas, también a las compañías del sector bancario que financian la construcción de los proyectos renovables y a todas las que forman parte de la industria auxiliar", indica un representante del sector empresarial español en México.
Varias compañías han recurrido ya en los tribunales mexicanos las reformas de López Obrador en el sector energético. Otras están preparando solicitudes de arbitraje internacional
A una batería de medidas e impuestos aprobados contra las eléctricas extranjeras, López Obrador ha añadido en las últimas semanas varias acusaciones de "saqueo" y "corrupción" dirigidas, sin nombrarla, contra Iberdrola. La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán es la principal productora de electricidad en México y apenas hace un año se comprometió a invertir otros 5.000 millones de dólares en ese país.
"Hay una empresa del sector eléctrico que tiene el control del mayor número de contratos para la generación y venta de energía eléctrica, una extranjera, que contrató a quien había estado de ministra de Energía (Georgina Kessel) y le dio participación en su consejo de administración a un ex presidente (Felipe Calderón)", señalaba López Obrador el pasado jueves en rueda de prensa, tras anunciar un nuevo impuesto (aún por detallar) a las empresas extranjeras que produzcan energías renovables en México.
España, a través de 6.400 empresas que generan un millón de empleos directos en México, se consolidó como el segundo máximo inversor en ese país durante el primer trimestre de 2020, con un 14,8% del total de la inversión extranjera directa. Sin embargo la inseguridad jurídica por algunas decisiones del mandatario mexicano, sus proclamas asociando a las compañías españolas con la corrupción y la conquista, y el reciente golpe a las renovables han cambiado una relación con López Obrador que inicialmente fue cordial.
Dos campos de batalla
La guerra entre las empresas españolas y el Gobierno de México está abierta y se lleva a cabo en dos vías: la judicial y la pública. Varias compañías han recurrido ya en los tribunales mexicanos las reformas de López Obrador en el sector energético. Otras están preparando solicitudes de arbitraje internacional, según confirman distintas fuentes.
"Muchas van a ganar al Gobierno en los tribunales. Hay contratos firmados y los cambios regulatorios de López Obrador contravienen los acuerdos comerciales de México con la UE y también el nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)", señala el responsable de una multinacional española en México.
Incluso Greenpeace logró paralizar el pasado viernes en los tribunales algunas disposiciones de la nueva regulación energética de López Obrador.
Guerra conjunta
La estrategia de las empresas españolas, según explican las fuentes consultadas, es manifestar su malestar con López Obrador bajo el paraguas de distintas confederaciones empresariales mexicanas, a las que están adscritas las compañías del Ibex que operan en México, y también a través de comunicados conjuntos con empresas de otros países europeos.
"Los empresarios europeos han registrado con asombro la decisión que tomó el gobierno mexicano de frenar el aprovechamiento de las energías renovables en el país", señalaba un reciente comunicado suscrito por las Cámaras Europeas de Comercio e Industria en México, de la que forman parte (a través de la Cámara Española de Comercio en México) las grandes multinacionales españolas en ese país.
España, a través de 6.400 empresas que dan empleo a un millón de personas en México, se consolidó como el segundo máximo inversor en ese país durante el primer trimestre de 2020
"Cambiar las reglas del sector energético sin seguir el canal institucional marcado por la ley, causa un grave daño a la confianza de los inversionistas, no sólo en el sector de las energías renovables, sino de forma transversal en los demás sectores", advierten las empresas españolas en un comunicado conjunto suscrito también por las compañías italianas, francesas y alemanas que operan en México.
Las trabas al sector eléctrico y a las renovables no sólo afectan a las empresas españolas sino también a compañías de Italia, Francia, Alemania y Canadá. Por eso, ninguna compañía española se ha pronunciado de forma individual, ni siquiera Iberdrola.
La traición de López Obrador a Iberdrola
En abril de 2019, cuando se cumplían los primeros cuatro meses de López Obrador en el Gobierno, Sánchez Galán viajó hasta México para comunicar las intenciones de Iberdrola de invertir 5.000 millones de dólares durante los próximos cinco años en ese país.
En el Palacio Nacional de la Ciudad de México fue recibido por Alfonso Romo, jefe de Gabinete de López Obrador. "Esta inversión que anuncian hoy refleja la confianza que tienen los inversionistas en nuestro país, lo que se traduce en mayor bienestar para los que menos tienen”, comentó entonces Romo en un comunicado conjunto emitido tras su encuentro con Sánchez Galán. Una reunión que ya fue toda una declaración de intenciones de López Obrador hacia Iberdrola.
El mandatario mexicano no recibió a Sánchez Galán, pero sí accedió a reunirse y fotografiarse en privado, pocas semanas después, con la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y con el presidente del BBVA, Carlos Torres.
Fuentes cercanas a Iberdrola en España explican a Vozpópuli que se mira con expectación lo que sucede en México. Desde la energética que preside Sánchez Galán mantienen su incertidumbre sobre el cambio de discurso de López Obrador de no fomentar la inversión extranjera en el sector energético, tras décadas de apertura. Por otro lado, recuerdan la estrecha relación que se evidenció el pasado año con las promesas de inversión y el comunicado conjunto con el Gobierno mexicano.