Los cambios tecnológicos que acarrearán la digitalización y la inteligencia artificial suponen una amenaza para las carreras universitarias que implican, en la práctica, tareas más rutinarias. Es la principal conclusión del informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), titulado La Demanda de Educación Superior ante el Cambio Tecnológico y la Inteligencia Artificial.
España es la gran economía de la UE con más jóvenes universitarios (que incluye también a los de formación profesional de tercer ciclo). El porcentaje de personas de entre 25 y 34 años con educación superior ha pasado de aproximadamente el 20% al 50% en nuestro país, situándose en la horquilla superior, con Francia, de los países de nuestro entorno y muy por encima de la media de la Eurozona.
Este dato, que se puede interpretar como una ventaja competitiva para España, ya que la educación superior generalista puede dar herramientas para adaptarse a la cambiante demanda laboral en periodos de incertidumbre tecnológica, "tiene puntualizaciones importantes", según Fedea.
Sus estudios concluyen que las titulaciones universitarias que desembocan en ocupaciones rutinarias están especialmente amenazadas por la tecnología. Destacan las 15 más expuestas: Turismo, Gestión y administración pública, Finanzas y contabilidad o Náutica y transporte marítimo;
También están amenazadas, según Fedea, las profesiones vinculadas a Información y documentación, Ciencias del mar, Lenguas modernas y aplicadas, Criminología, Humanidades, Nutrición, Bellas Artes, Ciencias del trabajo, Geografía, e Ingeniería horticultura y jardinería.
Por el contrario, las titulaciones con un bajo porcentaje de tareas rutinarias y, por tanto, con menor riesgo de ser automatizadas, son fundamentalmente ingenierías de diverso tipo, Matemáticas, Física y Arquitectura.
Fedea concluye que "debemos centrarnos en la calidad en lugar de en la cantidad". España disfruta de una posición de relativo liderazgo en Europa con respecto al número de estudiantes universitarios, por lo que los esfuerzos deben estar focalizados en elevar la calidad de los estudios superiores y mejorar la interacción con el mercado laboral.
Para conseguir este objetivo, "es importante entender cómo los distintos grados universitarios y sus salidas laborales se van a ver afectados por el cambio tecnológico y la inteligencia artificial", añade el servicio de estudios.
Por esta razón, las ocupaciones más rutinarias, que son los que presentan un mayor peligro de que sus salidas laborales se reduzcan por el reemplazamiento de las nuevas tecnologías, "se deberían rediseñar o, en caso extremo, reducir su oferta", según Fedea.
Por el contrario, considera que aquellos estudiantes que terminan trabajando en ocupaciones con una elevada exposición a la inteligencia artificial y al software, como las ingenierías, la arquitectura o la estadística, "no están necesariamente amenazados, pero sus planes de estudio deberían ser rediseñados para explotar las complementariedades con las tecnologías".
