Economía

La inflación se eleva de nuevo al 8,7% en mayo por la subida de precios más allá de la energía

La inflación subyacente (menos volátil al excluir la energía y los alimentos frescos) alcanza ya el 4,9%, cinco décimas más que en abril y la tasa más alta desde octubre de 1995

  • Lineal de fruta en un supermercado. -

La inflación recupera la senda ascendente en mayo tras la bajada lograda en abril respecto a la tasa del mes anterior con las medidas adoptadas por el Gobierno para controlar el precio de la energía. El IPC ha crecido un 8,7% en mayo en términos interanuales, unos niveles superiores en cuatro décimas a los registrados en abril (cuando repuntó un 8,3%), según avanza este lunes el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La clave está en la inflación subyacente, menos volátil al excluir la energía y los alimentos frescos. Este indicador ha alcanzado en mayo el 4,9%, cinco décimas más que en abril y la tasa más elevada desde octubre de 1995. Esto se traduce en que la subida de precios, que inicialmente se concentraba en la energía y algunas materias primas, se ha extendido a la mayor parte de los bienes y servicios de la cesta de la compra.

El crecimiento de la inflación subyacente preocupa a los economistas por su carácter más persistente y por su impacto negativo en la competitividad de las exportaciones españolas. En abril alcanzó ya una tasa del 4,4%. Los alimentos fueron en abril un 10% más caros que un año antes, y las bebidas no alcohólicas, un 7%. También servicios de alojamiento (+27,9%) y paquetes turísticos (+12,3%) o los servicios financieros (+10,6%) se encarecieron.

A falta de conocer los detalles del repunte sufrido en mayo, el INE avanza que "esta evolución es debida, principalmente, a que los precios de los carburantes y los alimentos y bebidas no alcohólicas suben este mes más que en mayo de 2021".

La Comisión Europea ya advirtió en sus previsiones de primavera que la inflación subyacente se mantendrá "alta" en España, con una tasa media que alcanzará el 3,9% en 2022 y se reducirá al 2,7% en 2023. En este sentido, ha advertido al Gobierno de que las medidas energéticas adoptadas hasta ahora pueden ser insuficientes contra los efectos negativos de segunda ronda y evitar a toda costa el riesgo de que la inflación se convierta en estructural.

Medidas para controlar la inflación

El Gobierno ha adoptado varias medidas para controlar los precios energéticos. Por un lado, las rebajas de impuestos a la electricidad y, por otro, la subvención de 20 céntimos a los carburantes. Éstas están ayudando a evitar que la inflación alcance el doble dígito, aunque estas materias primas todavía sigan más caras que hace un año.

El precio de la electricidad pasó de subir un 108% en marzo a un 35% en abril. Parte de esta bajada responde a las medidas gubernamentales. Sin ellas, la luz habría subido un 54% en abril, elevando el IPC general. Los precios de la gasolina y el gasoil también pasaron de ser un 40% más caros en marzo a un 25% en abril.

En cualquier caso, la subvención de 20 céntimos a los carburantes aprobada por el Gobierno a finales de marzo y que entró en vigor a principios de abril ha logrado aliviar menos de la mitad de la subida acumulada hasta marzo en el precio que sufre el consumidor (la ha reducido en un 37,5%), agravada con la invasión de Ucrania.

También está por ver el impacto que tendrá el tope al precio del gas en la factura de la luz, que los economistas calculan que reducirá en un punto la inflación media del año. Esto se debe a que el INE sólo tiene en cuenta los contratos de la tarifa regulada (que son, precisamente, los que notarán más inmediatamente el límite al gas) y no los del mercado libre.

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