El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, aprobó en diciembre de 2018 una subida del 1,6% en las pensiones para el año 2019, el porcentaje que estimaba que subiría la inflación este año, lo que conllevaba un gasto adicional de 1.619 millones de euros en el pago de las pensiones públicas que no habría sido necesario si el Ejecutivo hubiera acertado con su previsión.
A cierre de septiembre, el IPC lleva registrada una subida del 0,77% de media entre los meses de enero y septiembre, menos de la mitad de lo que había estimado el Gobierno. Para que a cierre del año la media del IPC de todos los meses sea de 1,6% sería necesario que el IPC se disparase hasta niveles del 4% en los últimos dos meses del año.
La caída del consumo que se ha registrado en los últimos meses ante la incertidumbre económica, en favor del ahorro, parece presagiar que el IPC no experimentará subidas extremas los próximos meses.
Si la inflación no experimenta fuertes variaciones de aquí a fin de año y el IPC se queda de media en el 0,8%, el Gobierno podría haber ahorrado 800 millones en el gasto si hubiera subido las pensiones un 0,8% y no un 1,6% -ya que ese alza supuso 1.619 millones de gasto, según recoge la Actualización del Programa de Estabilidad y Crecimiento que envió el Gobierno a Bruselas en abril-.
Ese dinero no va a recuperarlo, confirman fuentes del Ministerio de Trabajo, porque el Gobierno no actúa igual cuando se equivoca con las previsiones del IPC en uno y otro sentido.
No devolverán lo que han recibido de más
Cuando el IPC que ha pronosticado el Gobierno se queda corto y la inflación sube más de lo previsto (utilizando la media de los doce meses anteriores), el Ejecutivo compensa a los pensionistas con una 'paguilla' extraordinaria por el valor que resta hasta llegar al IPC. El año pasado, por ejemplo, había pronosticado que el IPC subiría un 1,6% y finalmente se incrementó un 1,7% de media, con lo que el Gobierno aprobó el pago de una 'paguilla' compensatoria a todos los pensionistas equivalente a ese décima.
Sin embargo, si el Gobierno se equivoca al alza y sube las pensiones por encima de lo que luego sube la inflación, no reclama a posteriori a los pensionistas que devuelvan ese dinero de más. "Nunca se ha pedido esa compensación a los pensionistas si el IPC resulta menor de lo previsto y tampoco se hará en esta ocasión", confirman fuentes de Trabajo a Vozpópuli.
Desde la Secretaría General de la Seguridad Social van más allá y apuntan que esa subida de más "servirá para que recuperen este año gran parte de la pérdida de poder adquisitivo que sufrieron con la revalorización del 0,25% del Gobierno de Rajoy", dicen a este medio, en alusión a la utilización del Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP), que se aprobó en el año 2013 y estipulaba que las pensiones sólo subirían un 0,25% mientras la Seguridad Social no tuviera sus cuentas saneadas.
El IRP se utilizó para subir las pensiones en 2015, 2016 y 2017, años en los que el IPC era negativo o se situaba muy cerca del 0%.
Sánchez no sabe qué dato de IPC usará para 2020
Para 2020, el presidente en funciones ha garantizado que las pensiones subirán de acuerdo al IPC real, una medida que tiene previsto aprobar en el mes de diciembre -junto a la subida del Salario Mínimo Interprofesional- aunque siga en funciones. Después de las elecciones del 10-N, las Cortes se constituirán el 3 de diciembre y, aunque no se haya conformado un Ejecutivo, el presidente en funciones podrá aprobar ambas medidas.
Desde Trabajo todavía no saben qué estimación de IPC utilizará el Ejecutivo, especialmente dado el error de estimación que cometió el año pasado. "Todavía no se ha tomado esa decisión", dicen fuentes del Ministerio que dirige Magdalena Valerio.
En el Programa de Estabilidad de abril estimaban que la inflación -que el Gobierno mide con el deflactor de PIB en vez de con el IPC- sería del 1,7% en 2020, del 1,8% en 2021 y del 1,7% en 2022.