El cóctel de la guerra en Ucrania y el paro de transportistas amenazan seriamente también al sector de la vivienda. La edificación residencial, el grueso del empleo en la construcción en España, se enfrenta a un roto de 1.300 millones de euros cada siete días en caso de una parálisis en la cadena de suministros como la que terminaría de propiciar la huelga dentro de un escenario de creciente inflación con el alza de la energía como principal detonante.
Lo anterior significa que el negocio anual de la edificación de vivienda (obra nueva y rehabilitación) se encogería en alrededor de un 2% por semana en caso de que un desabastecimiento crítico se prolongue. Según proyecciones de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan), el conjunto del sector de la construcción entraría en la dinámica antes referida pasadas dos semanas de parálisis. Esto ha llevado a la entidad en la que están representadas también empresas como ACS, FCC o Ferrovial a reclamar medidas urgentes al Gobierno.
"De cara a la próxima semana vemos que se paralizarán obras de forma bastante generalizada salvo que se consigan mitigar los efectos de la huelga", advierte Sebastián Molinero, secretario general de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción. "Esta crisis sobrevenida por la huelga de transportes realmente es consecuencia del telón de fondo de la crisis energética que se ha ido acumulando desde junio del año pasado. El shock de la guerra de Ucrania está dificultando tremendamente las cadenas de suministro", añade.
La patronal de las constructoras ya descuenta que la obra nueva de vivienda no incrementará su producción este año respecto a 2021, independientemente de la actual coyuntura de riesgo de desabastecimiento.
La edificación de vivienda representa el 55% de la construcción nacional y da empleo a unas 978.000 personas, atendiendo a cifras de Seopan. Ya en 2021, la producción del segmento residencial pareció llegar a su techo: creció solo un 3,8%, frente a los aumentos interanuales del 77% en 2018 y del 53% en 2019.
A estas alturas, la patronal de las constructoras descuenta que la obra nueva de vivienda no incrementará su producción este año respecto a 2021, independientemente de la actual coyuntura de riesgo de desabastecimiento. Sí es más optimista para la rehabilitación, la cual, en el mejor escenario, podría crecer un 5,7% este 2022 apoyada por el impulso de los Fondos Europeos. Para la edificación no residencial, la previsión es de un crecimiento del 2,1%, mientras que para la obra civil, la proyección es de un alza del 9,6%.
Impacto en las promotoras de vivienda, para la segunda mitad de 2022
La construcción arrastra la espiral de los problemas de suministro y el encarecimiento de la energía desde el segundo semestre del último año. Según agentes del propio mercado, la edificación residencial en concreto se encareció entre un 15% y un 25% el último año.
Los precios de la vivienda subieron entre un 6% y un 3% en 2021, atendiendo a los principales tasadores del mercado, Tinsa y Sociedad de Tasación. En los últimos meses, varias de las principales promotoras empezaron a trasladar a nuevos proyectos subidas de entre el 5% y el 10% asociadas al encarecimiento de costes.
La actual situación de inflación no ha provocado aún la parálisis de grandes promociones, pero esto podría acontecer de forma sensible en los proyectos que tengan que iniciarse en la segunda mitad del año
Desde dos de las principales promotoras del mercado aseguran que la actual situación de inflación no ha provocado aún la parálisis de proyectos, si bien ambas coinciden en señalar que eso sí podría empezar a acontecer en los próximos meses, fundamentalmente, en la segunda mitad del año. Y sobre todo, bajo un escenario de inflación que se perpetúe por encima del 5%. En ese caso, el alza general de costes rebasaría las previsiones de subida de precios proyectadas por el sector, que se sitúan en torno al 4-4,5% de media para este año.