Los países de la UE se disponen a descartar, por la negativa de Alemania, la puesta en marcha de un aval conjunto europeo a las emisiones de deuda de la banca, tal y como ha propuesto la Comisión, y apoyan España e Italia. Como alternativa, los Veintisiete podrían aprobar el miércoles que cada país siga otorgando garantías a sus propias entidades, como se hace desde la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008, según han informado fuentes europeas.
Los ministros de Economía de la UE tratarán de alcanzar un acuerdo en su reunión del miércoles sobre el nuevo sistema de avales, pero el compromiso podría volver a retrasarse debido a las grandes diferencias entre los Estados miembros. El objetivo es ayudar a los bancos, en plena crisis financiera, a realizar en los próximos meses las emisiones a medio plazo por valor de entre 600.000 y 700.000 millones de euros que necesitan para financiarse.
El Ejecutivo comunitario había propuesto que la UE avalara parte de las emisiones de deuda de la banca con el objetivo de que las entidades domiciliadas en países sometidos a la presión de los mercados, como España o Italia, puedan refinanciarse en el mercado a medio y largo plazo con más facilidad.
LA OPCIÓN DE BRUSELAS, MADRID Y ROMA
La opción defendida por Bruselas, Madrid y Roma consiste en crear un fondo de la UE prefinanciado por los Estados miembros que asumiría el primer tramo de pérdidas de cualquier garantía. Las pérdidas adicionales las tendría que aguantar el país donde el banco esté domiciliado. Esta mutualización limitada de los avales es esencial, según el comisario de Mercados Financieros, Michel Barnier, para "romper el círculo vicioso entre bancos frágiles y países en dificultades". Sin embargo, ya en el debate celebrado en el anterior Ecofin, países como Alemania, Países Bajos, Austria, Reino Unido, Suecia o Luxemburgo se opusieron a esta solución por considerar que supondría un riesgo excesivo y defendieron que cada país sea responsable de las pérdidas incurridas por sus entidades.
Por ello, la opción de compromiso que se perfila consistiría en un sistema de avales nacionales coordinado por la Autoridad Bancaria Europea, que podría fijar el precio y las condiciones de acceso, y con recurso al fondo de rescate de 440.000 millones de euros como último recurso para recapitalizar la banca de los países cuyas garantías no sean consideradas creíbles por los mercados, según las fuentes consultadas.
CARTA DEL LÍDER CONSERVADOR GRIEGO
Antes del debate sobre la garantía para los bancos, los ministros de Economía de la eurozona se reunirán el martes para desbloquear muy probablemente la ayuda urgente de 8.000 millones de euros que Grecia necesita para no suspender pagos en las próximas semanas. Esta ayuda corresponde al sexto tramo del primer rescate aprobado en mayo de 2010.
El líder del partido conservador griego Nueva Democracia, Antonis Samaras, ha dado marcha atrás en su negativa inicial y ha remitido una carta al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso; el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; y a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en la que expresa su respaldo al plan de ajuste que debe aplicar Atenas a cambio de la ayuda.
El Eurogrupo había exigido esta garantía por escrito y firmada de todos los líderes políticos griegos para asegurarse de que se aplicarán los recortes gane quien gane las elecciones y evitar nuevas sorpresas como el intento fallido del ex primer ministro, George Papandreu, de convocar un referéndum sobre el rescate. El portavoz de la Comisión, Olivier Bailly, ha explicado que ahora corresponde a los ministros examinar si esta garantía es suficiente para desbloquear la ayuda.
1 BILLÓN DE EUROS
Los responsables de Economía de la eurozona se habían comprometido además a aprobar en su reunión del martes el refuerzo del fondo de rescate para que alcance una potencia de 1 billón de euros con el objetivo de parar el contagio de la crisis de deuda a España e Italia. Sin embargo, no está claro que este objetivo vaya a cumplirse a tiempo y el propio director del fondo, Klaus Regling, ha admitido que será muy difícil llegar a esa cantidad con el agravamiento de la crisis.
Los líderes europeos acordaron que el refuerzo del fondo se haga utilizando sus recursos para avalar parte de las nuevas emisiones de deuda de Italia y España, en lugar de comprar bonos directamente, y creando vehículos garantizados para atraer inversiones de países emergentes, como China. Pero de momento ningún país se ha mostrado públicamente interesado en contribuir al fondo de rescate europeo. Francia defendía que se recurriera al Banco Central Europeo para reforzar el fondo pero Alemania ha vetado esta solución.