A Esperanza Aguirre le gusta controlar, eso se percibe nada más entrar en su casa, donde nos ha citado. Ella misma prepara la mesa donde se desarrollará la entrevista, inspecciona los planos de las imágenes que grabamos y pregunta a los repartidores que entran por el patio de su casa.
La expresidenta de la Comunidad de Madrid no está de facto en la política. Pero está. Y no tiene “complejos” (como el título de su libro) en hablar de los suyos. Del PP y de su anhelo por un “rearme ideológico” de la derecha.
En Isabel Díaz Ayuso ve la esperanza de un partido que perdió apoyos durante la era Rajoy por “no haber dado la batalla”. Y le vaticina una mayoría absolutísima si no es en esta ocasión, en las próximas elecciones. Un éxito que, dice, “se apuntará” Pablo Casado.
De Ángel Gabilondo habla con cierto afecto, pero cree que ha abandonado la socialdemocracia por arrojarse a los brazos del "comunismo bolivariano" de Pablo Iglesias. Precisamente desde su llegada al poder, Aguirre confiesa que perdió el sueño y que una victoria de Díaz Ayuso se lo devolvería.
En su libro, que trata sobre el rearme de la derecha, menciona en trece ocasiones la palabra “corrupción”. Y le parecen demasiadas. Despacha el tema con desinterés mientras bebe del vino que hemos traído para la entrevista: un blanco de una bodega clásica que recientemente se ha renovado; elegante y de mejor calidad que uno joven. Le gusta el sabor. La descripción le trae sin más.
Pregunta. Ha sacado el libro en un momento muy convulso. Dice que la intención es que pueda ser útil para rearmar la derecha y el centro. Publicándolo, ¿es la única forma de que le hagan caso?
Respuesta. No he publicado el libro en un momento determinado. Me lo encargaron en octubre y tenía de plazo hasta el 1 de febrero. Pedí una prórroga para incluir las elecciones catalanas del día 14. Y lo que no podía esperar era esta tormenta perfecta de Pedro Sánchez, con esa sensación que tiene de tener todo el poder del mundo, fuera a quitarle al PP las instituciones más importantes que teníamos (Murcia, Castilla y León, Madrid, Andalucía posiblemente). Resulta que se ha encontrado con los reflejos de Ayuso y le ha pillado con el pie cambiado. El momento no lo esperaba, como nadie en España, creo yo.
P. En el libro habla con generosidad y benevolencia hacia Vox. Parece que se refiere a ellos mejor que al Partido Popular…
R. No, en el libro digo que la moción de censura es una puñalada de pícaro, porque no avisaron al Partido Popular. Lo que sí es cierto es que yo ya llevo muchos años en la política como para decir solo las cosas que me parecen bien. También tengo que decir las que creo que no son acertadas. A lo mejor la equivocada soy yo. No soy dogmática, precisamente por ser liberal, no soy dogmática. Quizá soy yo la que está equivocada.
P. Conociendo a ambos partidos, ahora, ¿militaría en Vox o en el PP?
Llevo militando en el PP casi 40 años y pienso seguir haciéndolo. Otra cosa es lo que opine: creo que muchos votantes de Vox proceden del PP y si queremos gobernar en España tenemos que atraer de nuevo a esos votantes, como creo que estamos haciendo en Madrid con los de Ciudadanos.
Felipe González dejó gobernar a Aznar aunque tenía solo 300.000 votos más que él porque no se le pasó por la imaginación ser apoyado por los comunistas de Julio Anguita. Si hubiera pensado lo mismo que Sánchez, tendría 12 millones de votos el PSOE frente a los 9,7 millones que teníamos nosotros. Y eso no ocurre ahora. Ahora hay que tener 176 escaños y si no se logran, no llegaremos al gobierno. Por esa razón creo que hay que atraer a todos los votantes que tuvimos en algunos momentos en los que tuvimos la mayoría absoluta.
P. ¿Qué le parece el cartel de Vox?
R. No soy yo quien para opinar. La Fiscalía lo ha denunciado pero parece que no le han dado las cautelares. A mí desde luego no me gusta el cartel, no me gusta en lo político, pero no soy quien para opinar en lo jurídico.
P. Habla de un rearme ideológico y programático. ¿Echa en falta esos valores en Pablo Casado?
R. No en Pablo Casado. Los echo en falta en el Gobierno que tuvimos de mayoría absoluta desde el año 2011 y que perdimos por la moción de censura de Pedro Sánchez. Aquel Gobierno tenía que haber dado las batallas, sobre todo las que estaban en el programa electoral, como cambiar la forma en la que se constituye el CGPJ. Tampoco derogamos la Ley de Memoria Histórica, como nos habíamos comprometido, ni la Ley del aborto; soltamos a Bolinaga, cambiamos la doctrina Parot…
Me parece que todas esas cosas fueron las que nos llevaron a pasar de once millones de votos a cinco en ocho años. Francamente, creo que si queremos volver a gobernar, solo una derecha unida y orgullosa de su historia podrá volver al Gobierno.
P. ¿Tiene la sensación de que determinados políticos políticos de la derecha tienen miedo a hablar precisamente 'de la derecha'?
R. La derecha es un concepto peyorativo en España. Se considera que es gente sin moral, sin preocupaciones por los demás, y es todo mentira. En cambio la palabra izquierda tiene connotaciones positivas porque le conceden una superioridad moral de la que carecen absolutamente. La izquierda del gobierno actual es una mentira flagrante. Nos dijo Pedro Sánchez: “Si estuviera Pablo Iglesias en el Gobierno, no podría dormir, ni yo ni el 95% de los españoles”. Así empiezo el libro, diciendo que soy uno de ese 95% de españoles que no podría dormir viendo a un comunista en el Gobierno de España.
A los dos días se abrazó a Pablo Iglesias, formó el Gobierno en enero, y mientras los españoles nos quedábamos verdaderamente incrédulos al ver cómo esa mentira había triunfado, surgió la pandemia, y con ella un estado de alarma que le permitió aprobar las leyes más sectarias que se han hecho desde que se aprobó la Constitución: la 'ley Celáa' de educación, la de eutanasia, la de enjuiciamiento criminal y la del 'ministerio de la verdad', que me parece la más vergonzosa de todas en una democracia. Y eso es lo que están haciendo con el estado de alarma. Lo que no se esperaban es que, cuando quisieron dar un paso más y quitarnos las instituciones que teníamos en el PP, saltara Díaz Ayuso y convocara elecciones.
Si Díaz Ayuso no consigue la mayoría absoluta el 4-M, dentro de dos años logrará la absolutísima"
P. Dice que no puede dormir desde la formación del Gobierno. ¿Quizá la victoria de Ayuso le haría recuperar el sueño?
R. No solo la victoria electoral de Ayuso, sino su gestión. Desde que llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid (después de no haber ganado las elecciones y de haber tenido que gobernar con un vicepresidente de Ciudadanos que ya se vio que no era muy leal), se aprecia que su gestión le va a dar muchos votos. Si no le da la mayoría absoluta, creo que dentro de dos años le va a dar la absolutísima. Yo tuve el 53%, así que todavía me puede ganar.
P. ¿Siente celos hacia Ayuso?
R. No puedo estar más feliz y más honrada de que algunos me comparen con Ayuso. Me parece la mejor presidenta de la Comunidad de Madrid y le estoy agradecidísima porque nos ha devuelto la ilusión a todos los del Partido Popular. Y todo esto se debe a Pablo Casado, porque es el que la puso de candidata sin que muchos pensáramos que fuera la ideal. Y ha demostrado que es la mejor candidata y la mejor presidenta que ha tenido ninguna Comunidad Autónoma.
P. ¿Qué futuro augura a Pablo Casado en las próximas generales?
R. Gracias a que se va a poder apuntar todos los éxitos por Ayuso, le auguro un éxito estupendo, pero hay que llegar a 176 escaños. Díaz Ayuso tiene que matar el oso antes de vender la piel.
Pablo Casado se va a apuntar todos los éxitos por Ayuso"
P. ¿Díaz Ayuso tiene futuro fuera de la Comunidad de Madrid?
R. Está volcada en Madrid, porque como dejen que lleguen los comunistas bolivarianos… Ángel Gabilondo es un candidato al que respeto mucho. Y en el debate creo que recibió un mensaje de Moncloa diciendo: “Cambia el chip, tienes que ofrecerte a Pablo Iglesias”. Antes comentó que no iba a subir impuestos, que iba a seguir a Nadia Calviño y, de repente, le dijo a Pablo que quedaban doce días para “ponerse de acuerdo”. Ha cambiado la socialdemocracia en la que creo que él militaba hasta entonces por el comunismo bolivariano y eso es un peligro enorme para la libertad de los madrileños.
Nosotros, a diferencia del resto de las comunidades autónomas, podemos elegir médico, hospital, el colegio al que queremos llevar a nuestros hijos, a qué hora queremos abrir nuestro comercio… Y tenemos los impuestos más bajos de toda España. ¿Que nos dicen que hacemos dumping fiscal? Fíjese, ¡qué cosas! Si todas las autonomías, excepto el País Vasco y Navarra, tienen las mismas posibilidades que nosotros. ¿Por qué podemos bajar impuestos y ellos, como los catalanes, pueden subir? Se han inventado quince impuestos y el resto los han subido. Creemos que con impuestos bajos se crean más empleos y se recauda más. Y yo estoy feliz de que Isabel Díaz Ayuso siga esa política.
P. El libro se titula ‘Sin complejos’. La palabra corrupción aparece trece veces…
R. ¿Le parece poco?
P. En un libro de más de 200 páginas...
R. Es que no escribo de la corrupción. Me encargaron que escribiera el libro del centro derecha en España.
P. En cualquier caso, nueve de las trece veces, la corrupción está relacionada con el PSOE o con la era Pujol. ¿Hay 'complejo' en hablar de corrupción en el PP?
R. Lo que le puedo decir es que hay una vara de medir muy distinta entre la corrupción del PP (presunta, porque aún no han condenado a nadie, más que a uno por 90.000 euros de tarjetas que había devuelto y a los señores de la primera etapa de la Gürtel); y en el PSOE, donde han sido condenado dos presidentes de Comunidades Autónomas. Las cifras no tienen nada que ver y sin embargo todo el mundo sabe quién es Bárcenas y nadie sabe quién es el único tesorero del partido que ha sido condenado por la financiación ilegal del PSOE.
Irene Montero no es feminista, es partidaria de sí misma"
P. ¿Alguna vez se ha sentido feminista?
R. Defiendo la igualdad de mujeres y hombres. Las actuales feministas no defienden la igualdad. La de “niñas, niñes, niños” y todas esas tonterías defienden la desigualdad. Creen que los hombres no pueden tener presunción de inocencia. Es como los del centro-derecha, que tampoco podemos tener presunción de inocencia. Somos corruptos de entrada a pesar de que la directiva de la UE prohíbe llamar desde las instituciones corrupto a quien no haya sido juzgado y condenado por sentencia firme.
Yo soy feminista porque creo en la igualdad de derechos de hombres y mujeres. Lo que no creo, como dijo Mónica García, es que "los hombres violen". Todos tienen presunción de inocencia. A ver si le dicen ese “yo sí te creo” a la mujer del bloguero que denunció que Iglesias y Monedero la acosaron en un bar cuando era casi una niña.
P. ¿Qué favor hace Irene Montero al feminismo?
R. Irene Montero no es feminista, es partidaria de sí misma. Y su pareja, ex pareja, ex marido o ex maride, lo que quiera, cuando le dijo a Ayuso en el debate aquello de: “No sonrías…". ¿Pero qué es esto? ¿Qué se ha creído? ¿Que es una de las muchas de Podemos a las que puede seducir? A dónde vamos a llegar…