El fiscal Carlos Bautista no ha descartado que detrás del chivatazo a ETA en 2006 haya "otras personas" aparte de los acusados Enrique Pamies y José María Ballesteros, por lo que ha esperado que, si se les condena, ocurra como con el excomisario José Amedo en los GAL y "algún coimputado" hable.
Bautista ha expuesto este jueves sus conclusiones en el juicio del caso Faisán, que continuará el lunes, contra Pamies, ex jefe superior de Policía del País Vasco, y el exinspector de Álava Ballesteros y ha mantenido los delitos de revelación de secretos y colaboración con ETA. Respecto a este último, ha remarcado que lo ha hecho cumpliendo con "las órdenes recibidas" por, sin citarle, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ya que la Fiscalía "no es un cuartel" y "la letra vincula, pero la palabra es libre".
El fiscal cree que hay indicios que "dan a entender que hay más personas" detrás del soplo, pero no son lo suficientemente sólidos para que la Fiscalía haya ido "más arriba". "Vamos a esperar, en este caso, si hay una sentencia condenatoria, a que algún coimputado haga lo que pasó en el GAL con el señor Amedo, es decir: hablar", ha afirmado.
Bautista ha calificado de "chapucería nacional" el asunto del chivatazo y se ha vuelto a referir al caso de corrupción que salpicó a Felipe González al compararlo con "cuando alguien se gastaba los fondos reservados en los casinos". "Pues aquí a lo mejor es que cuando alguien juega a Harry El Sucio acaba convirtiéndose en Torrente, y es la peor de las opciones", ha dicho acto seguido.
El fiscal ha empezado su intervención afirmando que en la Fiscalía han sido "especialmente cuidadosos a la hora de formular una acusación" y "mantenerla hasta el final", ya que hay pruebas suficientes de que son los autores del chivatazo.
"En la vista del recurso de procesamiento de hace unos cuantos meses escuché la siguiente frase, en esta misma sala de vistas, en la que se decía, a la sala, que tuviera en cuenta que el señor Pamies era 'uno de los nuestros'. Francamente, la primera reacción que tuvo este representante del ministerio fiscal fue: '¿En qué parte del Padrino dice eso Vito Corleone?", ha comenzado diciendo. El chivatazo se produjo, a su juicio, porque en la operación frustrada se iba a detener a un miembro del PNV, Gorka Agirre, un tema que era "muy sensible" en plena tregua de ETA.
"Me parece claro que se produjo por medios criminales, ilícitos y delictivos una coadyuvación a un objetivo que era legítimo, acabar con ETA mediante un proceso (de paz)", ha afirmado rotundo. Bautista, que ha mantenido su petición de pena de entre 1,5 y 5 años de prisión para los policías, ha puesto en duda la declaración en el juicio del dueño del bar Faisán de Irún, Joseba Elosua, quien recibió el chivatazo de Pamies a través de un móvil que le entregó Ballesteros.
Elosua nunca reconoció a Ballesteros y en el juicio nadie le preguntó si era la persona sentada en el banquillo de los acusados, una pregunta que, según el fiscal, "como en el mus, se fue" y nadie la formuló.
Ha remarcado que Elosua "tiene muchas horas de vuelo" y "sabe perfectamente, por más que parezca atolondrado, lo que es una sala de vistas", y ha aducido contra una posible sentencia por colaborar con ETA que aún no está condenado como miembro de la organización. Después de su confusa declaración en la vista, ha afirmado que la llamada del chivatazo tuvo que ser parecida a "Gila al teléfono".
En cuanto a la tesis de Pamies de que mandó a Ballesteros al bar para chequear la zona porque se iba a reunir con el confidente 'El Romano' en el sur de Francia, ha argumentado que esa cita nunca existió y que tanto el confidente como otros mandos policiales que respaldaron su versión mentían. Para Bautista, el confidente "es el amigo de hace muchos años que le debe la vida y la hacienda al señor Pamies y vino aquí a mentir por él, porque todo lo que dijo estuvo trufado de mentiras".