El tribunal condena a los dos agentes a año y medio de prisión al considerar probado que se pusieron en contacto con el cabecilla de la trama de extorsión de la banda para advertirle de la operación contra ellos, pero que con ello no buscaban "el favorecimiento de la actividad" terrorista sino ayudar al proceso de paz entonces en marcha. Los tres jueces reducen la pena al considerar su "gran trayectoria profesional".

El comisario Pamiés y el inspector Ballesteros han insistido que ellos no dieron el 4 de mayo de 2006 el soplo que obligó a retrasar la operación contra la trama de extorsión de la banda, aunque el segundo ha admitido que estuvo aquel día en el Bar Faisán. Un exmiembro de la organización terrorista habla de una cita frustrada con el jefe Superior de Policía del País Vasco en esa fecha, como esgrime éste en su defensa.