Se confirma el choque en las Cortes. La coalición de Gobierno queda desnuda en pleno pulso de Rusia a la Unión Europea. El PSOE y Sumar han mostrado sus diferencias al votar este jueves en el Congreso una proposición no de ley del BNG -que carece de valor vinculante- cuyo texto solicita que "España renunciara a la participación en la OTAN, abandonando esta alianza militar y reclamando su disolución". Los socialistas han votado en contra mientras que el grupo de Yolanda Díaz lo ha apoyado. Queda, pues, patente, la falta de cohesión interna con la que cuenta Pedro Sánchez para asegurar a sus aliados internacionales que España sería fiable a la hora de aumentar el gasto militar y reforzar la seguridad europea.

Los socialistas siguen la línea marcada por Bruselas mientras que Sumar se opone a entrar en una "carrera armamentística". El diputado del PSOE en el Congreso José Zaragoza ha aventurado que las discrepancias entre los socialistas y sus socios sobre el incremento del gasto en defensa "no tiene por qué" afectar a la estabilidad del Ejecutivo, porque solo "hay un proyecto político", el que lidera Pedro Sánchez, "que es el que representa los intereses de este país en la defensa de España en Europa y en el mundo".

La proposición de los nacionalistas gallegos, en tres de sus puntos, plantea: el rechazo total a los planes de la Comisión Europea de elevar la inversión en Defensa hasta 800.000 millones de euros entre los 27 países de la UE -dentro del plan Rearm Europe-; la renuncia a que España, por consiguiente, comience a decretar un incremente del gasto militar y, en paralelo, la salida inmediata de España de la OTAN. El partido de Yolanda Díaz ha a votado a favor de todos estos puntos y el PSOE, en contra. El día en que se ha votado no es casual. Y es que el presidente del Gobierno se encuentra en Bruselas, en la primera cumbre europea que aborda la nueva estrategia de defensa de la Unión.

Los socios del presidente están divididos. Se puede decir que no existe consenso en el flanco izquierdo del Congreso para incrementar las partidas presupuestarias de defensa, como apremia el Ejecutivo europeo. Algunos, como Podemos, ERC, Bildu y el BNG, están absolutamente en contra de gastar más en defensa. Mientras, Sumar, el socio de coalición, hace funambulismos. El partido de Yolanda Díaz no deja de ser una concentración de partidos distintos y, aunque todos coinciden en rechazar una escalada armamentística y abogan por una defensa europea autónoma, la realpolitik les está abriendo grietas. Aunque este jueves Yolanda Díaz esté empeñada en cerrarlas para mantener su liderazgo interno.

La paradoja de España es la siguiente: en los resultados de la votación en el Congreso se ha demostrado la sintonía total entre el PSOE y el PP en este ámbito, mientras que la mayoría de los socios de investidura se han alineado en contra de los posicionamientos de Sánchez, empezando por su socio minoritario. El líder socialista no ha tenido éxito a la hora de convencer a sus aliados parlamentarios. Y eso que se encargado de recordar hasta el aburrimiento que las necesidades defensivas españolas no son las mismas que las de los socios del este de Europa que comparten frontera con Rusia; que no se trata de armas, cazas y tanques, sino de inversión en ciberseguridad, satélites y tecnología de alto nivel para las comunicaciones, con la que, además, proteger el flanco sur, la otra obsesión del Gobierno por ser una amenaza directa para España. 

Esa venta de bondades le permitió disparar dos mensajes a su izquierda: que el aumento del gasto militar no conllevará el recorte de ni "un céntimo de euro" en gasto social y que se reducirá la dependencia de Estados Unidos inundando de recursos a la industria europea (también la nacional). Lo cierto es que la premura del rearme europeo aboca a Yolanda Díaz a plantearse la permanencia de Sumar dentro del Ejecutivo si quiere subsistir electoralmente, porque va a perder credibilidad si vota en contra pero luego acata desde Moncloa. Las fuentes consultadas en la izquierda del PSOE descartan ese escenario. Al menos por ahora. Pero en el lado socialista de Moncloa admiten, en privado, que el socio de Pedro Sánchez va a calcinarse en cuanto el Consejo de Ministros empiece a incrementar el gasto en defensa.

Sánchez trasladó a su socia en su último encuentro en Moncloa que su intención -no le queda otra- es acelerar el incremento del gasto en defensa para cumplir con el objetivo del 2% antes de 2029, la fecha acordada hace unos años con la OTAN. El presidente intentó tranquilizarla, al asegurarle que el gasto social no se vería, en absoluto, comprometido. Pero de la cita entre ambos no salió acuerdo alguno. Es más, se dieron tiempo para seguir negociando y pusieron el foco en un lugar común, compartido por ambos partidos: armar una arquitectura de defensa europea para no depender de Estados Unidos.

Todo indica que Sánchez, sin apoyo total dentro de su gobierno y sin apoyos suficientes en el Parlamento, parcheará la falta de presupuestos generales para engordar las cuentas del Ministerio de Margarita Robles por la vía de contingencia, es decir, mediante ampliaciones de crédito aprobadas en el Consejo de Ministros, ya que estas no requieren ratificación de las Cortes, que es exactamente lo que ya se ha hecho en los últimos años. De hecho, y como consecuencia de ello, el gasto militar real puede duplicar el previsto en los presupuestos en vigor, aprobados en 2022.

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