Poco antes de que Vladimir Putin lanzase sus tropas sobre Ucrania, publicó un artículo donde hablaba de "un solo pueblo". Argumentaba que ambas naciones tenían vínculos con más de mil años de historia y que, por inercia social y cultural, cabría esperar una mayor proximidad entre ambos. Aunque -esto lo demostraría con la invasión- fuese por medios militares, arrastrando a Europa a una guerra que ya se prolonga desde hace más de tres años.
El acuerdo de mínimos que Donald Trump alcanzó con Vladimir Putin para una tregua en Ucrania saltó por los aires tras una noche de intensos bombardeos. ¿Hasta qué punto es sostenible la negociación a tres bandas que sostienen Washington, Kiev y Moscú? El presidente de Estados Unidos, en campaña electoral, argumentaba que alcanzaría la paz en pocas horas; pero lo cierto es que las conversaciones se están atragantando. Y, a medida que pasan las jornadas, Rusia afianza su posición, elevando peticiones territoriales y estratégicas a cambio de acabar con el conflicto.
Fuentes diplomáticas consultadas por Vozpópuli sostienen que las bases de la negociación han dado un giro de 180 grados tras los últimos acontecimientos, teniendo en cuenta que Estados Unidos exhibe sin pudor su voluntad de alcanzar un acuerdo inminente, aun a costa de cesiones notables a Rusia. A ello hay que sumar la evidente incomodidad que le supone a Trump lidiar con Putin, con escenas como las que se produjeron en su encuentro la Casa Blanca.
Las mismas fuentes argumentan que Putin tiene ahora “la sartén por el mango”. Y que la negociación de cualquier acuerdo depende únicamente de su voluntad, ante la evidente inclinación norteamericana y la frágil situación de Ucrania, con sus capacidades diezmadas por la posición de EEUU. Un “escenario ideal” para trasladar sus peticiones desde una posición de fuerza.
Las peticiones de Putin
Los medios de comunicación rusos ya han hecho públicas las peticiones que Putin traslada a Trump. En el plano territorial, exige la incorporación de los territorios ucranianos de Crimea, Lugansk, Donetsk y Zaporiyia; en ésta última ciudad se ubica la mayor central nuclear de Europa, escenario de continuos enfrentamientos en los más de tres años de guerra.
Pero también hay otras peticiones que se elevan al plano estratégico, casi todas ellas relacionadas con la OTAN. Rusia no asumirá ninguna negociación si no arranca el compromiso de Estados Unidos de impedir la entrada de Ucrania en la Alianza Atlántica. Tampoco permitirá ninguna misión militar de la organización atlantista sobre Ucrania; ni siquiera de una fuerza estrictamente europea, al entender que el espíritu otanista impregnaría el despliegue.
La tercera pata de la mesa de las negociaciones se sostiene sobre puntos comerciales y económicos, con acceso a recursos estratégicos. Estados Unidos también reclama su trozo del pastel, esgrimiendo como principal argumento el apoyo económico y militar que ha prestado durante la guerra al gobierno de Volodimir Zelenski.
"Negociación de desgaste"
Desde esferas diplomáticas consideran que Putin está planteando una “negociación de desgaste”: sabedor de que tiene la iniciativa en las conversaciones y tras tres años de guerra, este planteamiento sostiene que Rusia no tiene prisa por alcanzar un acuerdo de paz. Y que su propósito principal pasa tanto por la anexión territorial como en menoscabar el futuro de Ucrania en el escenario internacional.
En julio de 2021, pocos meses antes de lanzar su invasión sobre Ucrania, Vladimir Putin publicó un artículo en la página oficial del Kremlin titulado Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos. Hablaba de “un solo pueblo” y “una unidad”, antes de esgrimir razones históricas que se remontaban hasta el siglo IX. Un dilatado ensayo de más de 7.000 palabras, que evidencia su proyecto a largo plazo. Dicho en otras palabras, no hay prisa en alcanzar la paz, si por el contrario obtiene las contrapartidas territoriales que demanda Rusia.
Según ha podido saber Vozpópuli, uno de los puntos que se trató en la cumbre de altos representantes de las Fuerzas Armadas celebrada en París, con Emmanuel Macron como anfitrión, fue la posibilidad de que las negociaciones se dilatasen en el tiempo. Mientras tanto, Europa busca las fórmulas para desplegar una misión sobre el terreno. Sobre la mesa hay tres opciones: el despliegue de observadores, de una fuerza numerosa similar a las de la OTAN -con el más que probable rechazo de Rusia-, o de una misión de instrucción y asesoramiento.
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En1958
20/03/2025 08:34
Ucrania (la OTAN) lleva años perdiendo la guerra. No se de qué se extraña. Si nuestros medios de informacion en vez de ser la voz de la propaganda liberal-progresista fueran medios independientes, hace tiempo que la poblacion occidental lo sabría.
Acontracorriente
20/03/2025 10:54
Eso pasa por meternos donde no nos llaman