Militància Decidim, la plataforma con la que Junqueras ganó las primarias, destacaba en su programa su compromiso con el movimiento feminista. Su objetivo, rezaba su hoja de ruta, pasaba por convertir a ERC en un "partido feminista y LGTBIQ+" que fomentase la "igualdad, la diversidad y el bienestar emocional". Y a tal efecto prometía "conseguir que el 50% de la militancia" fuesen mujeres, "revisar el protocolo de acoso sexual" y fomentar tanto los "liderazgos femeninos" como las "nuevas masculinidades". Sin embargo, a tenor de las últimas informaciones, la conducta del recién elegido líder de Esquerra se compadece mal con ese ideario.
Y es que, ayer mismo, el líder republicano, criticado estos días por purgar a los adversarios y retribuir a los afines en las filas de ERC, nombró como nuevo gerente de la formación a Lluís Salvadó, que sustituye a Jordi Roig. Salvadó es un viejo conocido en la política catalana, pues, además de ocupar un escaño en el Parlament desde 2012, fue secretario de Hacienda de la Generalitat durante el 1 de octubre o, recientemente, presidente del Puerto de Barcelona. En este último cargo, protagonizó una polémica el pasado octubre al boicotear la visita a la Ciudad Condal de un buque insignia de la Armada española mandándolo a cuatro kilómetros del centro. Pero su controversia más conocida tuvo que ver con unos comentarios machistas pronunciados en 2018.
Y es que, unos meses después del referéndum secesionista, se filtró a la prensa una conversación telefónica en la que Salvadó bromeaba con otro interlocutor sobre la dificultad de encontrar mujeres en política y cubrir así las cuotas de género. En un momento dado, el político republicano propone que la 'conselleria' de Educación la ocupe una "rumana o una brasileña", a las que encuentra "resultonas". Y luego, entre risas, sugiere: "O la que tenga las tetas más grandes". Las palabras del entonces número dos de Junqueras motivaron un alud de críticas, de las que ERC salió al paso señalando que la conversación interceptada era "inapropiada" y no se correspondía con el ideario de la formación. Aún así, la Esquerra presidida por Junqueras dio carpetazo al caso limitándose a abrir un expediente informativo a Salvado —que careció de consecuencias—.
Junqueras culpa a la estructura 'b'
Más escándalo aún ha suscitado la filtración que tuvo la semana pasada, pocos días antes de celebrarse la segunda vuelta de las primarias republicanas. Según desveló la Agencia Catalana de Noticias, Junqueras ordenó presuntamente a Alfred Bosch que no activase el protocolo de acoso sexual en 2019 en un caso que afectaba al jefe de gabinete de Exteriores, Carles Garcias Hernández. En su lugar, el exvicepresidente catalán encargó, según la versión de Bosch, una "investigación discreta, informal e irregular" para que la controversia no fuese capitalizado por sus socios —y rivales— neoconvergentes. Junqueras se descargó de cualquier responsabilidad atribuyendo la filtración a un "juego sucio propio de estructuras b" —en alusión a la organización paralela del partido dedicada a la guerra sucia— y no descartó emprender "acciones legales" por difamación.
Estas revelaciones han coincidido con un nuevo capítulo del polémico movimiento 'Me Too' en Cataluña. El miércoles pasado, una treintena de mujeres denunciaron en el diario 'El País' haber sido acosadas sexualmente por el cineasta catalán Eduard Cortés, director de la serie 'Merlí'. Y ese mismo día, Media.cat dio a conocer un informe según el cual más de la mitad de periodistas catalanas dijeron haber sufrido acoso sexual en el ejercicio de su trabajo.