La llegada de la avispa asiática a la Comunidad Valenciana es ya un hecho. El primer ejemplar confirmado por el Gobierno valenciano se ha detectado en la localidad castellonense de Vallibona y a partir de ahora comienza una carrera para la prevención y las tareas para evitar la extensión a otras áreas de la Comunidad Valenciana.
La principal alarma se ha disparado en el sector apícola de la Comunidad Valenciana, uno de los más profesionalizados del país y que juega un papel fundamental en la conservación del medio natural, la polinización de los cultivos y el mantenimiento de la biodiversidad, así como en el freno a la despoblación de municipios del interior de las tres provincias.
El reto de erradicarla
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha mostrado su “preocupación” porque se trata de “una especie invasora que devora y diezma las colonias de abejas y otros insectos”.
“Como con casi todas las especies invasoras, la detección precoz será clave para actuar rápidamente y tratar no solo de frenar su avance sino también erradicarla de nuestro territorio, porque la viabilidad de los apicultores va en ello”, destaca la organización agraria.
En este sentido, AVA-ASAJA destaca la necesidad de que la Generalitat forme a los apicultores valencianos, mediante una guía de instrucciones y fotografías de la avispa asiática, para que puedan identificar su presencia y avisar con la máxima celeridad a la Administración.
Crisis de la apicultura
Los apicultores vienen atravesando una difícil situación marcada por las adversidades climáticas que reducen la población de abejas y la producción de miel, la entrada de importaciones masivas sin reciprocidad y los bajos precios en origen.
Ahora, la irrupción de la avispa asiática se añade a los problemas del sector y amenaza con ser la puntilla que acelere el abandono de la actividad apícola.
Hasta 32 milímetros de tamaño
La denominada avispa asiática mide entre 17 y 32 milímetros de longitud. Las reinas suelen alcanzar o superar los 30, mientras la talla media de las obreras es de 25 mm. La coloración predominante es marrón oscuro, con un bandeado de franjas amarillas en el extremo del abdomen y una orla, muy destacada y a modo de anillo, en su zona anterior.
Los nidos son grandes y de forma esférica u ovalada (normalmente sobrepasan los 40 centímetros de diámetro), construidos normalmente en las copas o partes altas de los árboles y, menos frecuentemente, sobre arbustos. En relación con el hábitat este tipo de avispa se suele distribuir en zonas frescas, preferentemente cerca de cursos fluviales.
Esta especie fue detectada por primera vez en Europa en el departamento de Lot-et-Garonne en Francia en 2006 y desde entonces se ha dispersado con rapidez y ya se encuentra establecida, además de gran parte de Francia, en España, Italia, Portugal, Reino Unido, Alemania, Bélgica y Suiza. Por consiguiente, se trata de una especie con un elevado potencial invasor.
Picadura similar a la común
Las avispas depredan sobre otros artrópodos, tanto silvestres como domésticos, con los que alimentan a sus larvas y las abejas de la miel pueden llegar a constituir, en ocasiones, cerca del 80% de sus presas.
En cuanto a su peligro para la salud humana no es una especie tan agresiva como las avispas comunes pero defienden el panal si se consideran amenazadas y pueden picar e inocular veneno con su aguijón. La picadura no reviste mayor gravedad que la de las especies autóctonas, salvo en caso de producirse picaduras múltiples o de alergia al veneno de avispas.