Esta semana se han cumplido tres meses después del paso de tres riadas que asolaron la provincia de Valencia. La recuperación de una cierta cotidianeidad aún es una quimera. La denominada 'zona cero' de la DANA –que se concentra en la zona sur del área metropolitana de la ciudad de Valencia– tiene un elevado número de habitantes pero no es la única que sufre con crudeza pese a haber acumulado la mayor parte de las 227 víctimas mortales registradas.
Cuando se centra el foco en la devastación de esta zona de l'Horta Sud se puede comprobar que sigue siendo muy grande. Basta decir que siguen pendientes de limpieza de lodo varias decenas de garajes, faltan contenedores, un tercio del comercio local se plantea no reabrir sus negocios y quedan aún miles de coches apilados en las campas intermedias.
Casas y colegios
El drama de las viviendas es enorme, según los datos oficiales. Un total de 305 casas van a ser demolidas y otras 200 han tenido que ser apuntaladas. Otras 1.500 son a día de hoy inhabitables y un tercio de ellas han sido desalojadas. Estas últimas no presentan graves problemas estructurales pero sí que necesitan obras de acondicionamiento para que sus inquilinos puedan volver.
Y los niños ya han podido volver todos a recibir clases pero muchos de ellos siguen desplazados a otros centros de poblaciones vecinas mientras avanzan los trabajos de reparación de los que les pertenecen y que fueron barridos por la riada.
Sot de Chera
Si ese foco geográfico, el más mediático, se amplía, esa devastación es mimética pero en poblaciones sin capacidad económica ni potencial demográfico para resolver los graves daños en su término municipal. Parecen no existir, aunque en algunos casos ese es su mayor riesgo: desparecer por efecto de la despoblación.
Es el caso de Sot de Chera, en la comarca de los Serranos, a una hora en coche desde Valencia (80 kilómetros). El día 29 esta localidad sufrió una crecida brutal en el río Sot que lo atraviesa y que es un afluente del Turia: murieron un padre y su hijo por la avalancha de agua, barro y cañas.
Esos espacios de esparcimiento y ocio que cada fin de semana y días festivos aprovechaban los turistas que buscan disfrutar del interior de la provincia, simplemente han desaparecido.
Los días posteriores fueron también una tortura, ya que a escasos 5 kilómetros de Sot de Chera el embalse de Buseo presentaba grietas y hasta que no se pudo vaciar casi por completo los vecinos fueron evacuados. Las reparaciones en esta infraestructura de la Generalitat Valenciana tardarán un año en completarse.
Olvidados e impotentes
Ahora que se han cumplido ya tres meses de la riada, el olvido al que está sometida esta población es evidente, como ha denunciado su alcalde, Tomás Cervera. Las ayudas institucionales tardan en llegar y los desperfectos son enormes aún y perfectamente visibles. Con apenas 300 habitantes que pasan cada noche en la población, Sot de Chera aglutina más de 800 viviendas para atraer el turismo rural que ha evitado la despoblación y la muerte lenta de este municipio.
La riada se llevó la infraestructuras básicas como la canalización de agua potable, la red de colectores y los puentes que comunicaban las dos partes de la población. También los caminos rurales han desaparecido o han resultado seriamente dañados, al igual que las acequias (cuyo mal estado puede estar detrás de una trágica caída que acabó con la vida de un concejal pocas semanas después de la riada).
Las Administraciones todavía no han hecho llegar los más de 20 millones de euros en daños que ha sufrido un municipio con un presupuesto que apenas llega al medio millón de euros. La capacidad para hacer frente a la recuperación sin ayuda externa es nula.
En el curso del río Turia hay otras poblaciones, aguas abajo de Sot de Chera, que también están fuera del radar pero que como es el caso de Chulilla, Bugarra o Gestalgar, también han sufrido daños en infraestructura que necesitarán de toda la ayuda de las Administraciones.
Bajo la sombra de Forata
Hay otras ciudades muy afectadas, mucho más grandes que Sot de Chera, pero también están fuera de la 'zona cero' de l'Horta Sud. Es el caso de Algemesí, en la comarca de la Ribera y donde sus 27.000 habitantes vivieron con pánico la posibilidad de la que presa de Forata cediera al empuje de las aguas. Tres personas fallecieron en el término municipal hace tres meses y los daños son muy elevados.
Las ayudas no marchan en Algemesí al mismo ritmo que en l'Horta Sud (que ya son muy lentas) y las llamadas de atención de sus vecinos son constantes para que no les olviden porque el endeudamiento de las familias es grande al tener que afrontar con sus propios recursos la reconstrucción de sus viviendas y negocios.
En esta población se perdieron 12.000 vehículos y sufrieron daños un millar de naves industriales, más de 1.200 comercios y 6.000 viviendas, lo que da una idea de la magnitud de la catástrofe. La red de alcantarillado, como en las poblaciones de l'Horta Sud, está para reponer prácticamente entera.
Algemesí ha sido olvidado, como tantos otros pueblos, por la Confederación Hidrográfica del Júcar en lo que respecta a sus reclamaciones para que se limpiaran los cauces de ríos y barrancos. Ahora, esa actuación es más necesaria por todo lo que arrastró la riada de hace tres meses porque el próximo episodio de lluvias torrenciales (suelen darse con más frecuencia en la Comunidad Valenciana en los meses de octubre y noviembre) podría volver a desbordar el cauce e inundar partes del municipio.
Son los grandes olvidados, hay más. La totalidad de pueblos afectados es de 75, según el decreto del Gobierno, pero faltan otros 28 que también sufrieron la fuerza de las aguas desbocadas y no figuran entre los que pueden percibir ayudas. Un drama presente y futuro.
meme
02/02/2025 19:11
GRacias por dar visibilidad