En este gremio de escribientes lidiamos con el impulso de crear grandes historias con envolventes atractivos y una narración excelsa. Pero en el mundo del periodismo, lidiamos con una materia que no se exculpe ni moldea: la realidad, eso es lo que nos obliga y limita de pulsiones creativas. Les digo esto porque cuando la realidad sucedió hace siglos, la historiografía entra en acción.
Se espera que la Historia siga procedimientos científicos. Más si abordamos los orígenes de una figura universal como Cristóbal Colón. La emisión en TVE de una película documental que narra una investigación que desvela la identidad del marino está provocando un cisma. La cinta dice que Cristóbal Colón fue un judío converso, probablemente originario de Valencia. Pero a pesar de un envolvente científico, la cinta no ofrece consistencia para tal afirmación.
Obviamente, los creadores de la película han de estar satisfechos por la repercusión de ‘Colón ADN. Su verdadero origen’. Pero este éxito social va reñido con el respaldo científico. El documental de la productora que protagoniza la investigación del catedrático de Medicina Legal José Antonio Lorente propone un análisis del ADN de los restos de Colón y de su hijo y hermano. No obstante, estos análisis no son expuestos en el documental y el hermano de Colón resulta ser un primo hermano.
La película es un thriller científico en el que Lorente y su equipo, en modo MasterChef, analizan y confrontan a 8 de las 25 teorías que barajan sobre la procedencia de Colón. Con su procedimiento científico y con resultados que no quedan finalmente expuestos, Lorente valora si Colón fue un marino genovés, portugués, gallego, un bastardo real, un agote navarro o un judío converso.
Rasgos compatibles con origen judío
El ADN, según los análisis de Lorente, muestra que Colón era del Mediterráneo Occidental y tenía “origen judío”. Esta hipótesis es refutada por otras voces en el documental, que son precisamente las que promueven esta teoría. Sugieren que Colón mantuvo en secreto su origen sefardí en un siglo XV donde la Inquisición trabajaba por la expulsión judía de la península.
El estudio de Lorente de la Universidad de Granada ha contado con análisis antropológicos, radiológicos y edafológicos que ofrecen posibilidades insospechadas hace solo dos décadas, cuando se inició esta aventura con la extracción en 2003 de los presuntos restos del primer marino que llegó al Nuevo Mundo en nombre de la corona.
Haters desde la propia comunidad científica
Pero las críticas están siendo feroces, empezando por voces de la propia comunidad científica. Antonio Alonso, quien dirigió el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses habla de “show” en El País, "el documental ‘Colón ADN’ no muestra en ningún momento el ADN de Colón (...) no se entiende que se presenten ante la sociedad datos que la comunidad científica no ha avalado todavía”.
Otra vertiente de la resaca que deja el documental es que tiene una lectura regionalista-nacionalista. Que Colón pudiera provenir del Reino de Aragón está provocando euforia en L'Institut Nova Història, una fundación dedicada a la investigación y recuperación de la historia de Cataluña y de la corona catalano-aragonesa que lleva tiempo reivindicando la procedencia de Colón.
El impacto está siendo tal que Asociación de Historiadores de Cataluña ha emitido un comunicado para aclarar que ante la polémica generada por la expresión Corona catalano-aragonesa, “consideramos que la expresión válida es Corona de Aragón y no inventos decimonónicos”. Así, el Colón de este 12 octubre, convertido en tendencia patria, pudo ser un ciudadano de la Corona de Aragón, que no del Reino de Aragón, que eran las tierras interiores que no tenían salida al mar en la actual Cataluña.
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Con todo, un paseo por redes sociales como X nos permite encontrar infinidad de comentarios que tildan el trabajo de pseudociencia, o de reality, o de mero lucimiento del investigador. Este medio se ha puesto en contacto con el responsable de la investigación, quien nos aclara uno de los principales reproches que se están vertiendo.
“¿Dónde está el papel que acredita esa investigación?”, pregunta un usuario en redes sociales. Este medio ha contactado con Lorente, el investigador principal aclara que lo que hasta ahora hemos visto es simplemente una película “que plasma el proceso histórico y de estudio realizado”.
Sin embargo, comparte Lorente, los resultados científicos completos y detallados de la investigación en la que se ha basado la película serán presentados en noviembre, "el motivo de la realización de la rueda de prensa en fecha posterior a la presentación de la película se debe a que aún se están analizando datos recientes muy importantes que, sin afectar al contenido de la película, sí tienen trascendencia científica para expertos e historiadores”.
Los resultados, detalla Lorente, deben ser presentados definitiva y conjuntamente en un contexto académico, de hecho, adelanta que habrá una publicación en una revista científica internacional “para que sean libremente accesibles a todos los investigadores y expertos y para que sirvan de base para futuras posibles investigaciones”.
Todo parece indicar que la ciencia no avanza a los ritmos que exige el mercado del entretenimiento y de las efemérides. RTVE ya había anunciado desde años atrás el desarrollo de un documental y la presentación el día 12 de octubre parecía ineludible. Ante el cruce de acusaciones, cabe destacar que una figura como la de José Antonio Lorente dista mucho de ser clasificada como pseudocientífica.
Lorente es una de las primeras espadas de la comunidad científica en Andalucía. Forma parte del Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la UGR, es autor de más de 170 publicaciones científicas internacionales y su trayectoria muestra a un científico inquieto.
Ya como estudiante extendió su formación internacional en Universidades alemanas y estadounidenses, de hecho, se formó durante más de un año en la academia del FBI en Quantico, Virginia. Su carrera, siempre ligada a las posibilidades que provee el conocimiento del ADN salió de los laboratorios. En 1999 creó el Programa Fénix que permitía identificar a personas desaparecidas. Un proyecto que cristalizó en el DNA-Prokids, con el que desde la UGR se colaboró para encontrar a niños víctimas de trata y explotación a través del estudio y cotejo del ADN.
Se trata de un perfil científico inclasificable que, de la mano de Colón, está descubriendo el hostigamiento en redes sociales, pero a la vez, que está colonizando continentes de atención a los que las cosas de laboratorio difícilmente llegan.