Tenían 78 y 79 años. Toda una vida juntos, incluidos sus últimos días en la residencia. Ambos engrosaron este fin de semana la larga lista de fallecidos a causa de la Covid-19, una pandemia que ha dejado al descubierto todas las carencias de gestión de las residencias de ancianos en España. Este drama se ha cebado especialmente con cuatro hermanos tras la muerte de sus padres en un lapso de apenas 12 horas de diferencia. Cargan contra el centro al que acusan de negligencia y de ocultarles información. También contra la Comunidad de Madrid por “no hacer nada”. “Ha sido un abandono”, dicen.
“Nos enteramos por los medios de que en el lugar en el que estaban mis padres ya había ocho muertos”, dice uno de los hermanos en conversación con Vozpópuli. Así arrancó para esta familia la angustia, incrementada por la restricción de visitas a los centros geriátricos casi al tiempo que se declaraba el estado de alarma en todo el país. Mientras los medios seguían informando del goteo de muertes en las residencias, estos cuatro hermanos vivían pendientes de una llamada que les dijese cómo estaban sus padres.
“Nos dieron una circular para avisarnos de que ya no podíamos ir a verlos y no supimos nada más”. Sus padres habían estado antes en una residencia de Morata de Tajuña. Estaba lejos, en medio de un campo y era poco higiénica, según recuerda una de las hijas. En 2019, hicieron gestiones ante la Comunidad de Madrid para trasladarles a un centro más cercano con avenidas angostas en las que poder pasear. El destino quiso que ese lugar fuese desde hace cuatro meses la residencia Vitalia de Leganés.
"No le podemos facilitar esa información"
Esta es una de las que ha tenido que intervenir directamente el gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso. De aquellos ocho fallecidos iniciales, la cifra supera ya el medio centenar en el último mes. Pero a día de hoy a esta familia nadie les ha confirmado siquiera que hubiese casos de contagio por coronavirus en sus instalaciones. “No le podemos facilitar esa información”, fue la respuesta en una de las pocas veces que lograron hablar con algún miembro del personal del centro.
Este fin de semana se presentó el Ejército y halló once cadáveres. La madre de estos cuatro hermanos tenía una enfermedad degenerativa que obligaba a una especial atención en enfermería, pero su padre no. “De mi madre sabíamos que tenía los días contados, pero él estaba perfectamente, perfectamente”, remarca uno de los hijos.
En declaraciones a este periódico dice que no tiene ganas de hablar de la vida de sus padres, pero sí de “poner de relieve las condiciones en las que estaban, ya que ha habido muchas imprudencias o negligencias”. Tanto que los hermanos esperan a que pase la crisis sanitaria para emprender acciones legales contra los responsables. Solo ahora han descubierto que existía un grupo de familiares en Facebook que llevaba días movilizándose para saber lo que estaba pasando dentro de la residencia.
"Te queremos mucho, papá"
Todo se aceleró para ellos la semana pasada. En una de las veces que lograron hablar con su padre, éste les dijo que habían subido a su madre a una planta, concretamente a la habitación 142. Lo que le habían dicho es que su puesto en la enfermería lo necesitaba otro anciano más grave. Nadie del centro llamó para informar de esto a la familia. En esos días comenzaron a notar raro a su padre, tanto que dejó de coger el teléfono. Ya solo respondía su compañero de habitación, de 90 años, que se encargaba de pasarle el auricular.
“Estoy muy malito, Me dicen que me quede tumbado”, le indicó a una de las hermanas. “Papá, estamos muy preocupados por ti. Te queremos mucho”. Esas fueron las últimas palabras que este señor de casi 80 años escuchó de uno de sus cuatro hijos, según recuerda ahora entre lágrimas uno de ellos. “Le dejaron ahí como a un perro y me imagino que como a muchos otros”. Insistieron en llamar a la residencia para saber qué estaba pasando y fue entonces cuando una médico les confirmó que su padre tenía fiebre y que su madre también.
Este periódico se puso en contacto con la residencia Vitalia de Leganés el pasado domingo. Su responsable de Operaciones, Antonio Morales, admitía estar superado por los acontecimientos: “Después de los familiares, los más afectados somos nosotros”. Se quejaba de que, desde el 18 de marzo, ninguna autoridad había acudido a evacuar a ningún anciano a un hospital. “Eso es falso, totalmente falso”, replican ahora estos cuatro hermanos.
12 horas de diferencia
Su padre ingresó el miércoles 25 en el hospital Rey Juan Carlos con 37,6 grados de fiebre y una neumonía bilateral. Falleció el domingo, casi 12 horas después que su mujer, que ni siquiera llegó al hospital. Ella murió en la enfermería de la residencia pasadas las 17 horas de la tarde. “Llamaron directamente a la funeraria para que se la llevaran”. Todavía llamaron una última vez de la residencia. Fue para preguntar de qué había muerto su padre en el hospital.
Estos cuatro hermanos no volvieron a ver con vida a sus padres desde la última visita hace ya semanas. A la incineración de su madre sí les dejaron acudir a los cuatro, pero a la de su padre solo permitieron la presencia de dos personas por el riesgo de contagio. “No sé qué habrá sido del compañero de mi padre, tenía 90 años”, lamenta una de las hijas antes de colgar.