El pasado 11 de febrero, el Ministerio de Educación anunciaba la rebaja de los requisitos para acceder a la Formación Profesional (FP), facilitando la entrada de prácticamente cualquier persona a estos cursos. Ahora solo será necesario demostrar un nivel mínimo de competencias básicas en Lengua Castellana, Matemáticas y Digitalización a través de alguna acreditación o realizando una prueba.
De acuerdo con Educación, más de 10 millones de personas se verán beneficiadas de este ‘fácil’ acceso a la Formación Profesional. Esta iniciativa “ayudará a cualificar profesionales para que se adapten a las necesidades del mercado laboral y puedan acceder a puestos de trabajo cualificados evitando la exclusión social”, comenta a Vozpópuli Alberto Alonso, jefe de estudios de ESIC.
Actualmente y según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), hay 2.988.800 de trabajadores con la ESO y 6.331.200 de ciudadanos ocupados con estudios inferiores a esta titulación. Por otro lado, hay 1.605.900 desempleados sin estudios superiores a la secundaria ni ningún título oficial.
Estos nuevos alumnos que estén interesados en empezar alguna FP tendrán que seguir un proceso de tres fases. La primera es inscribirse. Después viene la fase de evaluación, donde entregarán las acreditaciones de cursos o diplomas no oficiales que demuestren esas competencias básicas o, en caso contrario, se examinarán. La última etapa es de resolución e incluye una orientación profesional con itinerarios formativos personalizados.
La dificultad de la prueba a la que se someterán aquellas personas que no puedan verificar ese nivel mínimo varía en cuatro niveles dependiendo del grado al que se quiera acceder (Superior, Medio, Básico u otros certificados). Particularmente, para entrar en una FP Superior -nivel cuatro-, las administraciones educativas pueden solicitar también otros conocimientos clave.
En cuanto al resto de niveles, el primero da acceso a los Certificados de Profesionalidad nivel uno. El segundo permite entrar a los Ciclos Formativos Básicos y el tercero a los Certificados de Profesionalidad nivel dos y a los Ciclos Formativos de grado Medio.
Los alumnos sin titulación se incorporarán a las mismas clases que el resto de personas con estudios superiores. Respecto a si el funcionamiento del aula se puede ver ralentizado por la introducción de estudiantes ‘peor’ preparados, Alberto Alonso defiende que “el desempeño académico en el aula no se va a ver afectado, se vería enriquecido por la pluralidad de perfiles y edades”.
En esta línea, el jefe de estudios de la ESIC explica que “las pruebas de acceso criban a los posibles candidatos por niveles de competencia asegurando que cuentan con los conocimientos de acceso necesarios para un buen desempeño en las aulas”.
Asimismo, Alberto Alonso ha querido señalar, ejemplificando con el caso de la Comunidad de Madrid, “los alumnos deben optar por un Centro Privado/Privado-Concertado, dada la gran demanda de plazas”. Además, Alonso añade que en el caso de las escuelas públicas “tienen como criterio de acceso la nota media de la etapa educativa anterior que da acceso a la Formación Profesional, cribando los mejores expedientes y dificultando el acceso a alumnos con peores expedientes académicos”.
En el caso de la FP Superior, por ejemplo, “la Administración Pública guarda un porcentaje para los que vienen de grados medios, otro porcentaje para los alumnos que vienen de bachiller y guardará otro para los que entren por esta nueva vía”, explica Alonso. De esta manera, los centros se quedan con “los mejores perfiles”.
ingmarpepe
16/02/2025 14:44
Argumentos muy válidos pero ese no es problema de la llamada FP en España. Nos centramos en los diplomas y la FP es práctica con fuego real no con salvas o pizarra. Como no tenemos gran industria no podemos hacer que la mitad de la formación sea en fábricas reales como en Alemania y en muchas ramas es muy deficiente con profesores teóricos y en pizarra o en instalaciones obsoletas de maquinaria ancestral lejana a la que hoy se usa