Creada durante el mandato de Enrique Tierno Galván en 1981, la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) cuenta desde sus inicios con un marcado carácter social que ha hecho de ella la auténtica benefactora de la vivienda de protección oficial en la capital desde la Transición. Un componente que está a punto de perder, de acuerdo con el Plan de Viabilidad presentado la semana pasada y que propone eliminar la promoción de viviendas sociales.
Elaborado por la dirección, el plan recoge la venta del lote de 1.800 viviendas sociales a un fondo de inversión, noticia que trascendió esta semana. El informe desgrana en ochenta páginas las operaciones realizadas por la EMVS en los últimos años, las cuales -especialmente las efectuadas durante el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón- han dejado a la empresa comatosa y con una deuda superior a los 600 millones de euros. Sin embargo y no por menos polémico, el punto que habla de modificar radicalmente el objeto social de la empresa ha pasado desapercibido.
La EMVS arrastra una deuda de más de 600 millones heredada de la pésima gestión del PP
La referencia aparece en el séptimo apartado del punto 4, que aglutina todo el Plan de Acción. “Definición de las competencias y actuación de futuro de la EMVS”, reza el índice. Y a continuación: “la EMVS va a continuar manteniendo todas sus competencias, excepto la de promoción de viviendas, atendiendo a la situación que atraviesa el mercado inmobiliario y la carencia de financiación para la promoción”.
También habla de un “nuevo marco” entre la compañía y el Ayuntamiento de Madrid. “En este sentido”, dice después, “se plantea llevar a cabo una modificación estatutaria con el fin de recoger de manera expresa la condición de la sociedad como medio propio del Ayuntamiento de Madrid y la eliminación de la promoción”. “Irónicamente, el Ayuntamiento ya utilizaba a la EMVS como si fuera un medio propio”, resalta un representante sindical municipal.
En oposición a la visión que instiga el equipo de Gobierno, la web de la EMVS precisa que el organismo “no sólo facilita el acceso a la vivienda a los sectores con mayores dificultades, sino que cumple con otras directrices de la política de vivienda, con un marcado carácter social”.
Tras presentar, primero, un ERE, y anunciar luego la liquidación de la sociedad, Botella ha reducido los despidos.
Aunque no se sabe en qué quedará esta intención, la supresión de la naturaleza primigenia de la EMVS trastocaría sobremanera la función de la sociedad. Así, los anexos incluyen un esbozo de cómo quedaría la empresa una vez reformulada su filosofía. El borrador anexo prácticamente calca el objeto social actual pero se aviene a eliminar las citas relativas a la promoción de vivienda protegida. La entidad seguiría, entre otras acciones, vendiendo casas, gestionando alquileres y rehabilitando espacios urbanos (hoy esta última práctica apenas se realiza por la crisis), pero no tendría que atender a los colectivos más desfavorecidos, los que normalmente se apuntan a las listas de espera.
Por otro lado, continúa el tira y afloja entre dirección y delegados sindicales tras anunciarse, primero, un ERE para el 60% de la plantilla; poco después se habló de extender el ERE al 90% y liquidar la empresa; y más adelante, de reducir al mínimo los despidos y de mejorar la gestión para ahorrar. Botella ya ha confirmado el despido de 26 personas, pero los sindicatos, en armas, señalan que el Consistorio quiere despedir a otra veintena más. El fantasma de la huelga planea cada vez más cerca en una EMVS arruinada por la pésima gestión de las administraciones del PP.