Gaspar Llamazares habla con la calma de los médicos, con el ojo certero de quienes han visto muchas heridas y han suturado no pocas de ellas en la mesa camilla de la política en la que alguien, siempre, se desangra. Por eso, cuando el excoordinador de Izquierda Unida y actual portavoz en Asturias vio que Alberto Garzón accedía a un pacto con Podemos para acudir como fuerza única a las elecciones del 26J, advirtió que el asunto no saldría bien. Y así fue. Llamazares lo dijo justo tres meses antes de los comicios convocados por segunda vez tras la falta de acuerdo para formar gobierno con los resultados del 20D. Le habría gustado no tener razón, dice Llamazares ante la carnicería electoral del domingo 26 de junio.
"Fue una campaña absolutamente desquiciada, porque no puedes ser socialdemócrata y comunista al mismo tiempo", dice Llamazares
Embarcada en una nave delirante, un saco de gatos electoral, Izquierda Unida no consiguió dar un zarpazo a los votos del PP o del PSOE. "Fue una confluencia electoral y oportunista", dice. "No existía un proyecto común y faltaba pluralidad. Se trató de una campaña absolutamente desquiciada, porque no puedes ser socialdemócrata y comunista al mismo tiempo, no puedes ser del 15M y de Zapatero al mismo tiempo". La realidad es que Podemos no consiguió ampliar sus apoyos populares y que Izquierda Unida perdió votantes. No consiguieron crear la aplanadora que tenían en mente quienes propiciaron ese acercamiento. Y si no dio resultado fue, entre otras cosas, por falta de un sustrato común.
"El gran error de los últimos tiempos ha sido aquello de ‘asaltar los cielos’. Es un rasgo de la incapacidad para articular fines y medios. Todo lo que estaba detrás de ese pacto era desmesurado e imprudente, como meterse en la boca más de lo que puedes comer”, asegura Llamazares en esta entrevista concedida a Vozpópuli. Para el líder del partido integrado en Izquierda Unida, Izquierda Abierta, no es tiempo para buscar las espinas sino para comenzar una reconstrucción de la izquierda en España. El primer paso, asegura, es que IU recupere su independencia, aunque eso pase por separarse de Podemos en el grupo parlamentario que pasarían a formar con Podemos.
-Te lo dije es una frase odiosa, pero aplica. Usted lo avisó: el asunto Unidos-Podemos saldría mal. Y así fue.
-No me gusta decir te lo dije, porque da la impresión de alguien que se alegra de los malos resultados. A mí no me alegran, me entristecen. Me habría gustado no tener razón. Al igual que los demás, en algún momento de la campaña llegué a ilusionarme y a tener el corazón antes de la cabeza. Desgraciadamente, la política, aunque tenga una parte sentimental, responde a criterios y factores racionales. La razón se ha impuesto al corazón. El resultado fue el que era de prever desde un primer momento y el que hemos visto a lo largo de todo el proceso. Un resultado que podemos denominar, con suavidad, como insatisfactorio.
"No me gusta decir te lo dije, porque da la impresión de alguien que se alegra de los malos resultados. A mí no me alegran, me entristecen"
-Toda alianza, en principio, tiende al beneficio. ¿Qué pasó con esta?
-Fue instrumental. Una confluencia estratégica tiene un largo proceso detrás. Pero este no es el caso. Se trataba de una coalición puramente electoral. Hay que juzgarla por sus resultados. No por sus buenas intenciones. Ni por aquello de ‘si hubiésemos ido por separado habría sido peor’. Eso es una ficción.
-¿Cuál es el punto de referencia para medir el fracaso de Unidos-Podemos? ¿Qué falló?
- La coalición ha fracasado en sus tres objetivos más importantes. El principal: la derrota del Partido Popular, es decir, la sustitución de la derecha en el gobierno y la apertura en un cambio de izquierdas. El segundo objetivo en el que han fracasado: el sorpasso al PSOE y finalmente, el tercer fracaso: la suma de los votos. No solo no ha ocurrido, sino que hemos perdido en el camino más de un millón. A eso se suman los dos mil perdidos de PSOE. En total, la izquierda perdió un millón doscientos mil votantes.
-¿Cuál fue la causa principal?
-El electorado de izquierda siente que en las primeras elecciones la propia izquierda no hizo suficiente esfuerzo para desalojar a Rajoy de la Moncloa y poner en marcha un cambio político. Eso es lo que hemos pagado en la segunda convocatoria electoral.
"IU hizo una transfusión roja para paliar los errores de Podemos. A pesar de esa transfusión, no fue posible conseguir el resultado previsto"
-Dice que el resultado ha sido insatisfactorio. Se queda corto. IU perdió las pocas fuerzas que le quedaban dándoselas a Podemos.
-IU hizo una transfusión roja para paliar el desgaste de los errores de Podemos. A pesar de esa transfusión, no fue posible conseguir el resultado previsto. Y lo que es peor: en el camino, IU ha perdido parte de su electorado y una parte de su identidad, IU se ha diluido. Y corre el peligro de seguir diluyéndose en el grupo parlamentario si no hay un cambio una estrategia compensatoria.
-¿De quién es la responsabilidad directa?
-No creo que sea una cuestión de responsabilidades. En muchas ocasiones, el carácter cainita de la izquierda nos lleva a buscarnos la espinilla. No creo que sea el momento, tampoco que sea útil. Alberto (Garzón) actuó con precipitación y con frivolidad. Cuando se jugaba con algo muy delicado, que es un proyecto político de décadas, tanto Alberto como la dirección actual del PC decidieron una mezcla de laboratorio para conseguir un buen resultado. No hubo tal cosa. Si precipitas la confluencia y además la haces mal, transmites un resultado negativo a los electores, pierdes una parte de ellos, y además creas una mala imagen dentro de tu propia organización.
-Insisto: ¿qué pasó?
-Fue una coalición burocrática, una coalición exprés, que necesitaba mucho más porque se trataba de reconciliar dos culturas políticas: una de última hornada, la de Podemos, y una cultura política de largo aliento. Pero eso no se hace en unos pocos meses y mucho menos cuando te has enfrentado a dentelladas. La actitud de Podemos durante la conformación del grupo parlamentario para con IU fue prácticamente de liquidación, con lo cual se dificultaba aun más.
"El carácter cainita de la izquierda nos lleva a buscarnos la espinilla. No creo que sea el momento, tampoco que sea útil"
-Podemos está reticente a mantener esta unión con IU. Pero… ¿Y qué piensa IU?
-IU ha perdido pluralidad y vitalidad. Esa decisión de ir con Podemos a las elecciones fue ratificada por los afiliados de IU, pero viene de un grupo muy concreto: la dirección actual del PC y Alberto. Esta decisión no ha sido madurada en el conjunto de IU y sería mucho decir que cuenta con el apoyo de toda organización. En realidad, en IU se ha hecho una dejación de funciones, una concesión sin matices en la confianza de la juventud de Alberto y está visto que ha sido excesiva. No sé si estaremos en condiciones de rectificar o si continuaremos de manera inercial en el grupo parlamentario.
-¿Está usted a favor de que IU se separara de Podemos en el Congreso? ¿Es eso posible?
-Creo que habría que incrementar el perfil propio de IU sin perjuicio de la confluencia. Eso implica tener subgrupo con identidad. Tener portavoz en el parlamento y en la sociedad española. No sé si querremos hacerlo o si ya estamos tan comprometidos con la coalición que no sea posible. Porque así como en IU hemos hecho dejación de funciones en Alberto, no se hasta qué punto Alberto hará dejación de sus funciones en Unidos-Podemos.
-Ese es el escenario más negativo …
-El más negativo para la reconstrucción de la izquierda en España. El gran error de los últimos tiempos ha sido aquello de ‘asaltar los cielos’. Es un rasgo de la incapacidad para articular fines y medios. Todo lo que estaba detrás de ese pacto era desmesurado e imprudente, como meterse en la boca más de lo que puedes comer. Conformar una nueva formación política, querer ser los primeros de la izquierda y pretender ganar el gobierno… Era casi delirante, era un pensamiento tan desmesurado que lo que puede provocar ahora es una gran sensación de fracaso.
"Todo lo que estaba detrás de ese pacto era desmesurado e imprudente, como meterse en la boca más de lo que puedes comer"
-¿Institucional? ¿Ideológico? ¿Político?
-Fracaso en el sentido en que la confluencia entre lo nuevo y lo viejo dentro de la izquierda no ocurra y que en su lugar se produzca una fractura. Una izquierda fracturada sería incapaz de plantarle cara a la derecha, que es para lo que estamos. Por eso hago hincapié en el papel de IU y en la recuperación de la confluencia no como un tema oportunista de carácter electoral, sino como un proceso político, territorial, social y cultural.
-Cuando usted dice confluencia, ¿a qué se refiere? ¿a Podemos? ¿a otras fuerzas vinculadas a la izquierda?
-Yo no estoy muy seguro de cómo terminará el grupo parlamentario de Podemos ni qué movimientos habrá internamente. El nuevo proceso de confluencia debe de ser político. Aquí no ha habido ni siquiera ningún movimiento social. Insisto: no se puede asaltar los cielos sin los pies en la tierra. Todo ese proceso de reconstrucción de la izquierda está por hacer.
-¿Hay tiempo para conseguir eso? ¿Cómo vería esos acuerdos de cara a unas terceras elecciones?
-En el caso de unas terceras elecciones, que Karl Marx nos coja congelados, de llegar producirse, entonces sí que Mariano Rajoy estaría cerca de la mayoría absoluta. Lo que se ha llevado adelante es la estrategia de la incertidumbre. En el mundo económico y político el que se ha quedado quieto es el único que ha quedado bien. Eso le ha permitido mantener sus electorado y mantenerlo además movilizado frente a quienes más que moverse se agitaban sin mucho sentido. En este caso, la prisa es mala consejera. El mínimo para una coalición política es tener un proyecto común. Por ejemplo, en Asturias, Podemos quiere sustituir al PSOE e IU piensa en una alternativa plural que una a la nueva y la vieja izquierda. Ahí no hubo acuerdo. La gente se preguntaba… ¿A qué vamos? ¿Otra vez a una pelea de gallos entre dos fuerzas políticas de la izquierda o realmente vamos a sumar fuerzas para sustituir al PP? Esa es la gran pregunta y no se aclaró.
"¿Terceras elecciones? que Karl Marx nos coja congelados. Entonces sí que Mariano Rajoy estaría cerca de la mayoría absoluta"
-Habla de la pelea de gallos, ¿qué produjo?
-Desmovilizó a mucha gente a la que eso no le interesaba para nada y que tampoco tenía confianza en que un nuevo gallo reordenaría el corral. No hubo pluralidad ni orden y las consecuencias se notan. En todas las comunidades autónomas ha habido una escabechina. Era inidentificable la lista para la gente de IU.
-¿Qué más faltó y todavía falta?
-A esas dos cosas, la inexistencia de un proyecto común y la falta de pluralidad, hay que sumar que se trató de una campaña absolutamente desquiciada, porque no puedes ser socialdemócrata y comunista al mismo tiempo, no puedes ser del 15M y de Zapatero al mismo tiempo.
-Usted además de experiencia apolítica, es médico. Si IU fuera un enfermo, ¿se cura o se muere?
-Después del resultado electoral, IU es un enfermo de pronóstico reservado. Está todavía en planta. Puede acabar en la UCI o ser dado de alta, depende de lo que hagamos. Si IU no hace lo posible por evitar ir a la UCI, va a dejar un espacio electoral muerto y ya se sabe qué ocurre con los espacios: se ocupan.
-¿Qué piensa de Podemos?
-Es una expresión de la izquierda, pero no la única. Hay muchas expresiones de la izquierda en España y hay que integrarlas todas.
"Si IU no hace lo posible por evitar ir a la UCI, va a dejar un espacio electoral muerto y ya se sabe qué ocurre con los espacios: se ocupan"
-¿Cómo se ve en ese proceso? ¿volvería a la primera línea?
-No me veo en mi primera línea de IU. Puedo contribuir con mi crítica y, en la medida que quieran, con mi trabajo. Estoy en el Parlamento Asturiano, estoy en Izquierda Abierta.. si ellos quieren contar con Izquierda Abierta. En todo caso ese es mi papel. Solamente adquiriría otro en el caso de que el electorado y la izquierda se quedaran huérfanas. La tradición que nosotros representamos no puede quedar convertida en cenizas. Hay que evitar las cenizas, porque de ellas no siempre renace el ave fénix.