Vuelve el horario de invierno. Esta madrugada habrá que retrasar los relojes, de modo que a las 3:00 horas serán las 2:00 horas en la península y a las 2:00 será la 1:00 en Canarias, un cambio que suscita críticas entre la población y en algunos sectores, y que afecta muy poco al organismo.
Aunque ha habido debate e iniciativas a favor de eliminar los cambios de hora en el futuro, todavía no existe una decisión definitiva, por ello este año seguirá en vigor el tradicional cambio de hora que tiene lugar el último domingo de octubre. Finaliza así el horario de verano que comenzó en marzo.
Introducir dos veces al año un cambio de hora suscita desde hace años debate y discusión, y reticencias entre algunos ciudadanos, que dicen afectarles tanto física como psicológicamente.
Los cambios de (una) hora han sido objeto de varias investigaciones pero ninguna ha sacado conclusiones determinantes ni sobre cómo afecta al organismo ni sobre el ahorro energético.
Los trastornos, si los hay, son mínimos: un "mini jet-lag" que en todo caso influye más a niños y a personas mayores.
Los efectos en el organismo provocados tanto por el cambio de hora de verano como por el de invierno son pocos, suaves y pasajeros, fundamentalmente cansancio y alteraciones en el estado de ánimo, y están "controlados" por el hipotálamo, una región situada en la base del cerebro que regula el ciclo sueño/vigilia.
En 2018, la Comisión Europea organizó una consulta pública para conocer la opinión de los ciudadanos europeos, en la que el 80 % de los 4,6 millones de personas que participaron votó a favor de terminar con el cambio horario.
Sin embargo, todos los Estados miembros de la Unión Europea han decidido mantener de momento el cambio estacional de horario, de aplicación los últimos domingos de marzo y de octubre.