El entorno de los presos de ETA mutó su estrategia, suavizó su discurso y encubrió los homenajes a los excarcelados con un único fin: obtener importantes beneficios penitenciarios. Sin embargo, en paralelo a sus contactos con el Gobierno de Pedro Sánchez, aplaudieron a los miembros de la banda más sanguinarios como la exjefa de ETA Soledad Iparraguirre (alias 'Anboto') o el que fuera número dos, José Javier Zabaleta 'Baldo'. En sus conversaciones privadas insistían en la idea de que los miembros del ala más radical de la banda eran víctimas "de las fuerzas jurídicas y policiales españolas" que tenían que quedar en libertad.
La Guardia Civil así lo acredita en un informe incorporado a una causa abierta en la Audiencia Nacional sobre la red de apoyo a los presos. Los agentes muestran la doble cara de este colectivo que, aunque dio directrices de cortar por lo sano con cualquier actividad que pudiera entenderse como enaltecimiento del terrorismo, en sus conversaciones apelaban a continuar con la lucha. Prueba de ello es el mensaje sobre la segunda conferencia política de Sortu (heredero de la ilegalizada Batasuna) bajo el lema: "La lucha continua. Seguimos luchando por los mismos objetivos y sueños por los que lucharon los gudaris".
Aunque en sus comunicaciones con el enlace de Bildu (Julen Arzuaga) pidieron beneficios para presos menos conocidos de la banda, en las comunicaciones ahora interceptadas aplaudían la trayectoria de los jefes de ETA. De Anboto -responsable de los comandos legales y condenada a más de 220 años de prisión por multitud de atentados terroristas- dicen que existía una campaña de los medios de comunicación con el único fin de "entorpecer" su libertad. La realidad, decían, es otra: "Iparraguirre tiene cumplida la condena que se le impuso y tendría que estar en la calle, junto a su familia".
Anboto tenía 20 años cuando la torturaron y tuvo que huir. Su libertad abriría el camino para la excarcelación de presos vascos
El colectivo sostiene que la campaña buscaba "sabotear a toda costa la iniciativa de paz" que estaban impulsando en el País Vasco y en la que involucran a la exdirigente de ETA. Reivindican su nuevo perfil, alejado de los atentados de la banda terrorista e incluso destacan que fue la que puso voz al comunicado que informaba de la disolución de la banda, en mayo de 2018. "Tenía 20 años cuando la torturaron y tuvo que huir. Su madre, con 86 años recién cumplidos, la última vez que hablaron le dio una orden clara a su hija: 'Maritxoll a casa. La azada que he usado te espera para trabajar en el huerto'", dicen sobre Anboto. Interior la acercó el año pasado a una cárcel de Ávila.
"El regreso de un héroe"
Los líderes de este movimiento -entre los que se encuentra el histórico dirigente de ETA Kubati- abrieron dos cauces de comunicación con el Gobierno en pleno proceso de acercamiento de presos por parte del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska. Los mensajes demuestran que tenían línea directa con el responsable de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, a través de Joseba Azkarraga. El que fuera consejero de Justicia del Gobierno vasco trasladaba sus impresiones al colectivo al que también le llegó a advertir de que los 'ongi etorri' (recibimiento de los presos) no eran bien vistos desde Interior.
De esta forma no solo ofrecían los nombres de los presos que iban logrando los beneficios penitenciarios sino que también organizaban la segunda parte del proceso: los recibimientos en casa. Al respecto los miembros del colectivo (a quienes se les imputa delito de humillación a las víctimas) gestionaron, entre otras salidas, la puesta en libertad del que fuera número dos de la banda, José Javier Zabaleta, alias Baldo. Los agentes constatan en su oficio que el mismo día que quedó en libertad se le brindó un acto de bienvenida en Hernani (Guipúzcoa) "al que asistieron cientos de personas".
El Instituto Armado precisa que la red de apoyo a los presos consideraban a este exidirigente etarra como un "gudari" ('guerrero' o 'soldado'). Dijeron de él que había entregado su vida a la libertad del pueblo vasco y que, consecuencia de ello, había estado 29 años en las celdas oscuras del enemigo. "Le otorgaron al mensaje de convocatoria un tono épico propio del regreso de un héroe", constatan los agentes en relación a este exjefe de ETA que salió de prisión en 2019 tras cumplir 29 años de condena en la cárcel de Zuera (Zaragoza).
Movimientos en el extranjero
Si los movimientos en territorio nacional eran constantes, tampoco se descuidaba el ámbito más allá de nuestras fronteras. Así lo revela la Guardia Civil en otro apartado del informe, donde se desvelan las supuestas actividades del entorno de los presos de ETA para atender las necesidades de los terroristas en el extranjero. No sólo a los encarcelados, sino también a los que denominan "exiliados".
Esa es la conclusión a la que llegan los investigadores tras analizar una conversación en un teléfono intervenido a uno de los investigados, miembro del partido político abertzale Sortu. Al otro lado de la línea se encuentra un individuo al que se identifica como Periko -sin aportar más credenciales o datos- se aborda la necesidad de "reconsiderar" la postura que mantienen en relación con la situación en Nicaragua. A partir del contexto de la conversación se infiere que Periko se encuentra en el país latino y que se trataría de un antiguo miembro de ETA.
Los agentes de la Guardia Civil concluyen que la conversación y el escenario nicaragüense ponen de manifiesto el contacto entre el investigado, miembro de Sortu, con exmiembros de la banda terrorista huidos en el extranjero: "El interlocutor le solicita a Periko un informe al respecto, el cual se muestra conforme. Le contesta que elaborará el escrito y que 'además irá con el sello del frente', pudiendo referirse al Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua".
No es la única referencia que el informe recoge sobre las gestiones que el entorno de los presos de ETA hace en el extranjero. Como informó Vozpópuli, los investigados destacan la necesidad de mantener una estrategia coordinada en Francia, basada en "reforzar la activación social y el apartado diplomático", así como mantener encuentros con "agentes políticos, institucionales y de la sociedad del País Vasco francés". El objetivo: "Obligar al Gobierno francés a entrar en la agenda para la resolución de la cuestión de los presos".