Felipe VI se alejará de su padre, Juan Carlos I, en el discurso de Nochebuena de este jueves, el más importante y delicado desde el inicio de su reinado en 2014 ante la reciente regularización fiscal que hizo el rey emérito y las noticias sobre su fortuna opaca en Suiza que provocaron su salida del país en agosto y por el debate, alentado desde el propio Gobierno, entre monarquía y república.
El jefe del Estado ya ha grabado la alocución. Tradicionalmente, la grabación se efectúa 48 horas antes del propio discurso, casi a la misma hora que el Rey aparece en las televisiones para así dar la sensación de un falso directo y con el fin de que RTVE pueda utilizar las imágenes de recurso.
El discurso que elabora La Zarzuela necesita el necesario refrendo del Gobierno de turno, que valida cada intervención pública del Rey. Las modificaciones que pide Moncloa suelen ser mínimas, aunque este año es controvertido por las noticias en las que Juan Carlos I ha sido protagonista. Además, se trata de la primera alocución de Felipe VI con el Gobierno de coalición de PSOE y Podemos en el poder.
Desde el propio seno del Ejecutivo se ha estado alentando, también por primera vez, un debate sobre la necesidad de llevar a cabo un referéndum sobre la monarquía. Este mismo lunes, en vísperas de la grabación de las palabras del Rey, el propio vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, difundía en sus redes sociales un vídeo en el que insistía que su discurso iba a "avivar inevitablemente" el debate sobre la continuidad de la institución.
Podemos insiste en la presión
Al vídeo de Iglesias le siguió el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Gerardo Pisarello, quien insistía en la presión y pedía a Felipe VI -según informaba Efe- que en su discurso de Nochebuena condene las "irregularidades" atribuidas a su padre, Juan Carlos I, y a otros miembros de la Familia Real. Asimismo, le pidió al Rey que reclame investigar "hasta el final" las actividades supuestamente corruptas de su padre. "Callar y pretender que este año no ha pasado nada sería un signo de debilidad de la monarquía", advirtió.
El monarca será “claro” en su posición sobre las acciones del rey emérito, quien se encuentra en Emiratos Árabes Unidos desde hace cuatro meses tras las informaciones sobre su situación fiscal y su patrimonio. Y, según varias fuentes, marcará distancias entre los actos de su padre y la institución que representa.
La vicepresidenta Carmen Calvo ha querido restar importancia a que el Ejecutivo conozca el contenido del discurso. "Este año no tiene ninguna especialidad. En este tipo de intervenciones, lo habitual es que el Gobierno las conozca", y ha calificado de "habitual" que el Gobierno vea y conozca ese mensaje previamente, "para de alguna manera acompañar el papel y la función que cumple ese discurso".
Además de la referencia a las presuntas irregularidades de su padre y en qué términos se referirá a ellas, Felipe VI centrará su mensaje a los ciudadanos en los efectos de la pandemia del coronavirus y la crisis sanitaria, social y económica que ha traído esta enfermedad.
El código ético de Felipe VI
Nada más iniciar su reinado, el actual monarca impulsó algunas normas internas, como la de recepción de regalos y de transparencia. Desde entonces, los miembros de la Familia Real tienen prohibido recibir donaciones en dinero. Y en el caso de que lo hicieran, según recordó recientemente El Confidencial, tendrían que proceder "a su devolución o a ser donado a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general", tal y como indica el código ético.
Por lo tanto, si se cumple stricto sensu dicho código, el rey emérito tendría que devolver o donar a una ONG el dinero que recibió del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause y que en diciembre le llevó a regularizar un total de 678.393,72 euros, incluyendo intereses y recargos, "ante las Autoridades Tributarias competentes".