La posición independentista es mayor cuanto más sube el nivel de renta, en capas sociales de uso intensivo del catalán y orígenes familiares arraigados en esta región, según un estudio basado en datos de la Generalitat.
El estudio concluye que la fractura que sufre Cataluña en torno a la cuestión independentista divide la sociedad en dos mitades que, a su vez, vienen definidas por fronteras etnolingüísticas y socioeconómicas. Esas otras fronteras coinciden en buena medida con las marcadas por el eje secesionismo/unionismo.
El profesor emérito de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona Adolf Tobeña ha presentado este jueves en Madrid, con el apoyo de Sociedad Civil Catalana, el libro Fragmented Catalonia, un volumen que agrupa distintos estudios desarrollados a partir de datos procedentes de las encuestas periódicas del Centro de Estudios de Opinión (CEO) catalán.
El volumen, publicado en inglés por Policy Network, un "think tank" próximo al laborismo británico, es en buena medida una versión actualizada de Catañoles, editado en español por ED Libros.
Cataluña "esta fracturada"
Tobeña ha explicado hoy que Cataluña "está fracturada” y ha señalado que esa sociedad, consultada por el CEO periódicamente sobre la posibilidad de independizarse de España, se parte desde 2014 en dos mitades sistemáticamente iguales: un 45% quiere irse; un 45% quiere quedarse y un 10% no sabe o no contesta.
Esto se traduce, en las sucesivas elecciones, en una diferencia de 150.000 votos sobre un total de 5,2 millones de votantes, diferencia habitualmente favorable al constitucionalismo pero que varió en los comicios de 2021 por la mayor abstención entre los votantes favorables a la unión, ha señalado.
A partir de una muestra constituida por 90.000 entrevistas realizadas por el CEO en cerca de una década, el catedrático concluye que la división en la sociedad catalana, reconocida por la mitad poblacional que él denomina unionista (pero negada por la otra mitad, la secesionista), viene marcada por cuatro factores que, a su vez, coinciden con la fractura operada por la cuestión independentista.
Estas líneas son la lengua materna; el lugar de origen familiar; el nivel socioeconómico y el área de residencia.
En torno al 40% de la población catalana se siente igualmente catalán y español, y a ellos se suman otros porcentajes cada vez más españolistas, hasta sumar cerca de un 60% que mantiene vínculos con España.
Mientras, más de un 25% se siente solo catalán (otro porcentaje no se define). Eso muestran las encuestas del CEO, ha explicado Tobeña.
Posturas dispares
“Entre las personas de habla catalana en casa y que lo usa preferentemente, el secesionismo es del 80%, mientras que en la mayoría minoritaria (56%), que usa tanto español como catalán, es del 20%”.
“Es brutal. Pero si se añade el factor medios de comunicación, más aún. Porque dentro del grupo de catalanes de lengua familiar española que no sigue los medios autonómicos, solo está a favor de la secesión un 16%. Y si se mira entre quienes tienen habla familiar catalana y siguen TV3 o RACU, los independentistas son un 87%”, ha añadido.
“Y además, los secesionistas son gente privilegiada. A medida que sube el nivel de renta, hay más arraigo del independentismo”, ha añadido.
“Así, por ejemplo, si en una encuesta se pregunta: ‘si hubiera una crisis ... ¿cuánto podría sobrevivir su economía familiar?’ Los que responden que aguantarían más tiempo, hasta seis meses, son secesionistas. Y cuando les preguntan ¿Cómo ha ido tu economía el año pasado? Los que dicen muy bien son los secesionistas. Son datos espectaculares, hasta el punto de que los recoge Thomas Piketty en su último libro”, ha añadido.
Otro factor que el catedrático ha señalado ha sido el mayor voto secesionista en el interior de Cataluña, mientras que el voto constitucionalista está más arraigado en la costa y en áreas fronterizas.
También ha apuntado que el secesionismo es más abundante entre los mayores de 60 años, y desciende con la edad de los encuestados.