España

Zarzuela quiere ahora que Cristina declare y ponga fin al "martirio"

El guión ideal de los estrategas de Zarzuela pasa por que la Infanta tenga que declarar ante los tribunales. Si hace nueve meses tal posibilidad era rechazada drásticamente, el panorama ha cambiado. La comparecencia de Doña Cristina ante el juez Castro despejaría las sospechas de favoritismo y reforzaría el discurso de "ejemplaridad" enarbolado por el Rey.

  • La Infanta junto a su madre, la reina Sofía de Grecia

La nueva imputación a la Infanta por parte del instructor del 'caso Nóos' ha abierto un abanico de posibilidades e "hipótesis" (según la expresión de Spottorno) en el equipo de la Zarzuela. De momento, la defensa de Doña Cristina ha anunciado que presentará un recurso contra la imputación de su cliente, que tendrá que dilucidar la Audiencia de Palma quizás antes de los dos meses de plazo señalados por el juez. "La Infanta quiere que se haga justicia", declaró este miércoles Miquel Roca, quien dirige el equipo de defensa de la Infanta.

Pero en Zarzuela las cosas se ven de otra manera. Los acontecimientos varían con celeridad. Y evolucionan en un sentido muy preocupante para los intereses de la Corona. Las relaciones entre los responsables de la Casa y los Duques de Palma van de mal en peor. El equipo de comunicación de Zarzuela se afana por transmitir privadamente a algunos medios esta situación, cada vez más ostensible y cada vez más dañina para la imagen y el prestigio de la Corona.

Declaración de la Infanta

Nada mejor para solventar algunos de los aspectos más comprometidos del actual escenario que finalmente la Infanta se viera obligada a declarar ante el juzgado para despejar de una vez las dudas sobre el posible favoritismo de las instituciones hacia la hija del Rey. Algunas fuentes incluso han comentado en los últimos días que desde Zarzuela se le sugirió a la defensa de Doña Cristina la posibilidad de que enviara al juzgado una solicitud para personarse voluntariamente ante el juez Castro antes de que hiciera público su auto de imputación. La Infanta se negó en redondo a atender esta sugerencia, que habría aliviado las inquietudes de Palacio.

Algunas fuentes han comentado que desde Zarzuela se le sugirió a la defensa de Doña Cristina que enviara al juzgado una solicitud para personarse voluntariamente

La solución más adecuada para las inquietudes del entorno Real sería que, en contra de lo ocurrido hace nueve meses, la Audiencia no rechazara en esta oportunidad la imputación del juez Castro y que la Infanta tuviera que declarar, como una española más. "Nadie está por encima de la ley", en palabras casi olvidadas de Don Juan Carlos. Se difuminarían así las máculas de favoritismo con la Justicia que aprecia la sociedad española. Tras la declaración, lo perfecto para la Corona sería que el juez diera por cerrado el capítulo y la Infanta desapareciera de una vez por todas del 'caso Nóos'.

Hay que tener en cuenta que la instrucción ha estado plagada de movimientos sospechosos e iniciativas muy polémicas, tanto desde la propia Fiscalía, la abogacía del Estado como desde la Agencia Tributaria y otras instancias oficiales. Esto es lo que se deduce tras una atenta lectura del farragoso, reiterativo e interminable auto del juez Castro, sin precendetes en el mundo jurídico nacional. Casi 230 folios en un auto de imputación es seguramente un récord mundial.

Primera "sorpresa"

Con motivo del primer intento de imputación a la Infanta, Zarzuela reaccionó en forma impulsiva y escasamente imparcial. Mostró públicamente su "sorpresa" por el auto y se alineó descaradamente en la línea del recurso presentado por el fiscal.

Las cosas han cambiado ostensiblemente ahora. Desde la Casa del Rey llueven las críticas hacia los Duques de Palma, cuya actitud se califica de egoísta y contraria a los intereses de la Institución. "Soberbia de la Infanta", es la expresión favorita. En los albores del estallido del 'caso Nóos', la obsesión de Palacio era levantar un "cortafuegos" entre Urdangarin y la Familia Real. Se le expulsó de la web oficial de la Casa Real y se le alejó de los actos oficiales. Lo propio se hizo luego con la infanta Cristina y con su hermana, la infanta Elena, "un daño colateral" de esta refriega, según palabras de una fuente próxima a la Familia.

La infanta Cristina no quiere saber nada de renunciar a sus derechos dinásticos

La evolución de los acontecimientos, sin embargo, ha ido de mal en peor. La actitud de doña Sofía ha resultado determinante en su maternal empeño por mantener unida firmemente a la familia. El fatídico accidente de don Juan Carlos en Botswana modificó radicalmente algunas de las líneas maestras diseñadas desde Palacio. La postura de la Reina, creció. Y se tornó incontestable.

Retorno a Palacio

Urdangarín volvió a las cenas navideñas de Zarzuela, visitó al Rey en el hospital junto al resto de la familia y apareció frecuentemente en los medios junto a su esposa mientras se filtraban decenas de correos comprometedores y, alguno de ellos, casi devastadores. El cortafuegos, lejos de funcionar, había resultado un desastre. Una estrategia equivocada. Luego se produjo el refuerzo de la defensa del yerno del Rey, la contratación sobre la marcha de Miquel Roca... una línea de defensa improvisada y algo chapucera.

El segundo intento de imputación se produce cuando las relaciones entre el equipo que conduce Spottorno y los Duques de Palma se han deteriorado de forma drástica. Saltan chispas. Los planes de Zarzuela no han funcionado, el 'caso Nóos' sigue siendo un "calvario", el juez Castro no cede y la infanta Cristina se niega a colaborar. No quiere saber nada de renunciar a sus derechos dinásticos, que quizás apartarían el foco del escándalo sobre la Corona. "Quizás algo tarde", reconocía este miércoles una fuente muy próxima al Monarca.

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