El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viaja este lunes a Argelia en el primer paso relevante para recomponer las relaciones diplomáticas entre ambos países. La agenda de Albares es, sobre todo económica. Y su objetivo es tapar el agujero que ha supuesto para las empresas españolas en este país la crisis abierta hace casi dos años por Pedro Sánchez al reconocer el plan de autonomía en el Sáhara de Marruecos.
Naturgy, Cepsa, Repsol, Técnicas Reunidas y la industria de la cerámica son los principales puntos que Albares abordará con su homólogo argelino, Ahmed Attaf. La negociación del nuevo precio de suministro de gas con la energética estatal argelina Sonatrach está en su recta final. El deshielo diplomático entre Madrid y Argel y la caída de los precios han favorecido el diálogo. Argelia suministra un 23% del gas que consume nuestro país, según cifras oficiales.
"El ministro ha defendido en todo momento los intereses de las empresas españolas, y va a seguir haciéndolo hasta la plena normalización de las operaciones comerciales y la reciprocidad de las conexiones", dicen fuentes diplomáticas del Ministerio a este diario. "El Gobierno ha reiterado en todo momento que Argelia es un proveedor seguro y fiable de energía para España".
Pérdidas de las empresas en Argelia
Sin embargo, y aunque es verdad que el flujo de gas no se ha visto afectado, este periodo de crisis ha tenido consecuencias para los intereses españoles en el país norteafricano. Técnicas Reunidas, por ejemplo, inició los trámites para llevar a un arbitraje internacional a Sonatrach tras denunciar que retenía unos avales por valor de 1.000 millones de euros.
La industria de la cerámica, especialmente en la provincia de Castellón, también tiene la vista puesta en este encuentro. Argelia es uno de sus principales clientes. Y la patronal del sector ha cifrado en 150 millones de euros las pérdidas provocadas por la ruptura de las relaciones comerciales. Las ventas al país argelino se han desplomado a mínimos.
"Y luego está el otro gran tema político", dicen otras fuentes conocedoras de la región. "Argelia incumple sistemáticamente las condiciones de apertura comercial del acuerdo de asociación con la Unión Europea. Y seguro que Albares va a ponerlo sobre la mesa".
La dependencia de los acuerdos con Europa que tiene Argel es uno de los motivos que ha llevado a su Gobierno a levantar el pie del acelerador con España. El presidente Abdelmajid Tebboune acusó en su momento a Sánchez "de haberlo roto todo" tras su decisión de renunciar al referéndum en el Sáhara y abrazar el plan autonómico de Rabat.
Tebboune retiró a su embajador en Madrid en marzo del 2022. El embajador ha regresado a España el pasado 14 de diciembre y desarrolla sus funciones diplomáticas con plena normalidad. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, las conexiones aéreas han empezado a normalizarse, y ya son un total de 25 las frecuencias semanales que compañías europeas y argelinas operan entre España (Madrid, Barcelona, Alicante, Palma) y Argelia, con tres frecuencias adicionales previstas para los próximos días.
"Las restricciones comerciales han comenzado a levantarse. El día 14 de enero se autorizó las exportaciones españolas de productos avícolas, y el día 5 de febrero las de carnes rojas", afirman fuentes del Ministerio.
El Sáhara, entre Rabat y Argel
El Gobierno español, a diferencia del argelino, optó por no llamar a consultas al embajador en este país, Fernando Morán Calvo-Sotelo, que ha permanecido en Argel estos años prácticamente aislado por el régimen. Morán fue nombrado en 2018 y teóricamente toca relevarle en los próximos meses; si bien aspira a prolongar un poco más su mandato para jubilarse en el cargo.
El viaje de Albares es un hito más en la compleja recomposición del puzle de la política exterior española en esta región, que saltó por los aires tras la avalancha de inmigrantes de Ceuta en mayo del 2021 y antes de eso con la decisión de hospitalizar al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en España. El Gobierno ha recuperado las relaciones con Marruecos, aunque no están plenamente restablecidas. Rabat, por ejemplo, no ha autorizado la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla un año después de comprometerse a hacerlo.
El paso que dio Sánchez al aceptar el plan de Rabat para el Sáhara en contra de la posición tradicional de España a favor del referéndum de la ex colonia detonó la crisis con Argelia. El país argelino defiende la autodeterminación del Sáhara y ha sido un aliado histórico del Frente Polisario.
"Albares tiene la tarea de mantener el equilibrio entre las dos partes, que defienden intereses contrapuestos pero ambos dependen de los acuerdos económicos con Europa", explican estas fuentes. "Y ahí está nuestra fortaleza".