El escenario no era el más idóneo, pues la presentación de una exposición, como cualquier acto cultural, requiere de una solemnidad y un verbo diferente, pero el contexto político era tan acuciante que no le ha quedado otra. Pertrechada por un salón lleno de personalidades y medios de comunicación de todo el espectro ideológico, Isabel Díaz Ayuso tomó la palabra en un día en el que ella misma había puesto todo patas arriba.
A primera hora del día, su gabinete de comunicación anunciaba, mediante una misiva, la decisión de no acudir este viernes 25 de octubre al palacio de Moncloa a reunirse con Pedro Sánchez. Una decisión firme, que volaba por los aires el pacto de los barones autonómicos del PP de mantener la institucionalidad, en la medida de lo posible, con el Gobierno.
Sin embargo, su negativa estaba cimentada en un conflicto de índole personal con Pedro Sánchez. Al margen de los motivos políticos, donde el pacto del PSOE con ERC para la independencia fiscal de Cataluña ha terminado de decantar la balanza, la estrategia de Moncloa, utilizando todas las instituciones del Estado a su servicio, para arremeter contra Madrid y el entorno de Ayuso, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Hemos visto a una Díaz Ayuso serena, cuyo vínculo emocional y grado de implicación con la situación política en Venezuela es claro, dando la bienvenida a la exposición 'Bolivariano'. Después, en el turno de preguntas de las decenas de periodistas allí congregados, y ante la insistencia por ahondar en la ruptura definitiva de las relaciones entre Sol y Moncloa, la líder madrileña ha terminado por romperse.
Ayuso se sincera
El epicentro de todo es la pareja de Díaz Ayuso, Alberto González Amador, de quien el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, reveló datos personales como parte de una estrategia de descrédito contra la presidenta madrileña. A él, su padre, fallecido hace diez años, y a su entorno más próximo ha hecho referencia una Ayuso visiblemente afectada.
Ayuso ha denunciado que su pareja está siendo utilizada "como un rehén político para intentar asustar o pretender que la gente en la calle piense que todos son iguales" cuando los casos no tienen "nada que ver". "No puede el presidente del Gobierno llamar delincuente a un ciudadano por ser la pareja sentimental de un adversario político, y que esto le salga gratis, como al fiscal general del Estado tampoco", expuso.
La dirigente regional, además, ha compartido que este lunes se ha cumplido una década del fallecimiento de su padre y ha hecho hincapié en que lleva "cinco defendiendo su nombre" y soportando "todo tipo de insidias y de calumnias" que se han lanzado con el objetivo de "emocionalmente" destruirla.
"Tienen que ir a lo personal en ese aspecto porque evidentemente las urnas no pueden y porque no tengo nada. Ya han sido tantos años intentándolo que lo que han hecho es una lista de mi entorno", ha manifestado citando a su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, a sus amigos, "aunque fueran gente prestigiosa en el mundo de la cultura", a familiares, su pueblo, su colegio, su barrio o su casa".
"Lo hacen con todo y, por supuesto, con mi pareja. Me han llamado asesina, genocida, loca, ida, corrupta... Llevo cinco años y no lo hace uno cualquiera, lo hace el presidente del Gobierno, 22 ministros y todos los altos cargos socialistas que se han obligado a hacer lo mismo de igual en el rincón de España en el que se encuentren".
