Pablo Casado y Dolores Cospedal han enterrado sus rencillas en un almuerzo de reconciliación celebrado hace unos días, tres meses después de la renuncia de quien fuera 'número dos' de la formación. Nunca hubo ruptura formal entre ambos dirigentes, aunque Casado se vio en la tesitura de invitar a quien fue la 'número dos' de su partido en tiempos de Mariano Rajoy a abandonar sus cargos orgánicos por el escándalo de las cintas de Villarejo.
Fue un encuentro en plena línea de normalidad entre dos personas que han trabajado muchos años juntos, que han compartido ideario y objetivos y que formaron parte del mismo equipo durante las primarias en las que Casado resultó elegido presidente. Tras su abandono de la política, Cospedal se reincorporó a su puesto como abogada del Estado, en el Tribunal Supremo, función que había ejercido durante cinco años antes de dar el salto a la política.
Un almuerzo entre dos compañeros, según estas fuentes, en el que se repasaron episodios políticos de actualidad y Cospedal se interesó por el futuro de algunos de sus leales, ahora plenamente incorporados a la maquinaria del PP. Dolors Montserrat, su jefa de campaña en las primarias, ocupa ahora la portavocía de la bancada popular en el Congreso. Se desconoce si seguirá en ese puesto tras las elecciones generales. Otros dos fieles a la exsecretaria general, Isabel García Tejerina y Juan Ignacio Zoido, están integrados en la cúpula del partido, una en como vicesecretaria general y el otro en el comité de Dirección.
Las cintas de Villarejo
A principios de noviembre del pasado año, el líder del PP la invitó a dejar la Ejecutiva de su formación al trascender unas cintas en las que la exsecretaria general aparecía en una reunión con el comisario José Manuel Villarejo en la sede nacional del PP. En esas grabaciones, Cospedal parecía encargarle una serie de gestiones al polémico comisario, a fin de recabar información sobre diferentes asuntos en una reunión en la que estaba presente su esposo, Ignacio López del Hierro.
Cospedal, que abandonó la Ejecutiva el 5 de noviembre y el escaño tres días después, siempre defendió que ese encuentro formaba parte de su trabajo. "Era mi deber, mi obligación, mi responsabilidad". Y lanzó un directo a la quijada de la nuevas dirección: "Un partido que no defiende a los suyos no puede esperar que los ciudadanos confíen en él".
El retorno de Álvarez Cascos
Renunció primero a su puesto en la Ejecutiva, tal y como le demandó Casado, y luego hizo lo propio tanto con su escaño en el Congreso como con la presidencia de su formación en Castilla-La Mancha. La dirección nacional del PP sólo le había pedido que dejara sus cargos en el partido, según se informó en aquel momento, pero no le exigió la renuncia a su puesto en el Congreso, donde ejercía la presidencia de la Comisión de Exteriores.
La política de Casado es mantener los lazos con todos los que ejercieron cargos de responsabilidad en su formación. Así, reconcilió a José María Aznar con el PP, mantiene conversaciones frecuentes con Mariano Rajoy y hasta ha propiciado el retorno a Génova de Francisco Álvarez Cascos, quien fundó su propio partido, Foro Asturias, y no regresaba a Génova desde 2010.