El clima de fin de legislatura que provoca la falta de mayoría para aprobar, antes que nada, los Presupuestos Generales del Estado 2018, está generando un efecto contagio al Parlamento hasta el punto de que el almuerzo que mantiene la presidenta del Congreso, Ana Pastor, con los portavoces de los grupos al inicio del período de sesiones se convirtió este jueves en noticia por pretender un imposible tal y como están las cosas.
Pastor quiere acabar con la "parálisis" de la Cámara desde que ella es presidenta, hace ahora un año, con decenas de leyes bloqueadas, varias subcomisiones a la espera de ser puestas en marcha y dos comisiones de investigación pendientes de constituir. Pero todos los portavoces defendieron razones encontradas para no hacerlo, el primero el de Ciudadanos, el socio del PP para hacer mayoría en la Mesa y la Junta de Portavoces.
Su secretario general de grupo, Miguel Gutíerrez, -Juan Carlos Girauta no acudió por estar indispuesto-aclaró a PSOE, Podemos, PNV y el resto de grupos de oposición, que su partido no está en la estrategia del Gobierno de vetar sus iniciativas con la excusa de que suponen modificaciones presupuestaria y la Constitución le faculta para hacerlo.
Según Gutiérrez, ese "filibusterismo" que practica La Moncloa ya lo hacía en sus años de gobierno el mismo PSOE que ahora se queja tanto. Y añadió que si ahora hay atasco por las sucesivas ampliaciones en los plazos de enmiendas a las iniciativas es porque desde que se ha roto el bipartidismo, hay más grupos pequeños.
Ciudadanos, socio del PP en el Congreso, asegura que no quiere parar los proyectos de oposición sino que el aumento de partidos en la Cámara ha obligado a ampliar plazos por acumularse trabajo
No hay, por tanto, "ningún cajón" en el que se metan esas iniciativas, dijo; los plazos de enmiendas son necesarios para que Ciudadanos y los grupos pequeños puedan hacer su trabajo dada la cantidad de iniciativas en tramitación y el cúmulo de subcomisiones y ponencias que operan de forma simultánea. Por eso los plazos de enmiendas ya no pueden ser de solo dos semanas, como era habitual en anteriores legislaturas.
Ana Pastor, por su parte, aunque no quiso responder a la demanda del PSOE y Podemos de dejar de vetar sus proyecto -eso es competencia del Gobierno, les recordó- si transmitió su preocupación por salir de la parálisis legislativa. Y es que en el PP y el Gobierno hay seria "preocupación" por ese clima falso de fin de ciclo que transmite en su acción.
Desde el inicio de la legislatura, hace ahora un año, el Congreso tiene paradas decenas de iniciativas legislativas que van de la reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, cuyo origen se remonta a los años de Gobierno socialista, a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), parada desde diciembre de 2016; pasando por la suspensión de la LOMCE, también congelada desde ese mismo mes pendiente del Pacto de Estado por la Educación que nunca llega.
En la nevera también están tres proposiciones de ley del PNV para adelantar a 25 años, máximo, la desclasificación de secretos oficiales (noviembre de 2016); otra para modificar la Ley de Seguridad Ciudadana; y una tercera de supresión de la prisión permanente revisable, que cuenta con la férrea oposición de PP y Ciudadanos.