La gran partida de ajedrez de Pedro Sánchez en Moncloa puede resolverse en el próximo movimiento electoral: Cataluña. Todas las encuestas apuntan que el candidato del PSC, Salvador Illa, ganará este domingo. Pero esa no es la clave. La esencia de la jugada es que el exministro de Sanidad tenga a tiro de piedra la Generalitat porque los independentistas no logren sumar mayoría en el Parlamento. Lo contrario sería una severa derrota. Y el Gobierno, según el relato de altas fuentes de Moncloa consultadas por este diario, no solo lo sabe, es que asume en privado que si Illa gana pero no gobierna será un fracaso de la estrategia socialista desplegada en Cataluña.
En Moncloa y en Ferraz están nerviosos. Una nueva mayoría independentismo constituiría un jaque mate a la política de apaciguamiento de Sánchez y que en los últimos años ha implicado una serie de decisiones polémicas: los indultos a los dirigentes del procés encarcelados; la rebaja del delito de malversación; el borrado del delito de sedición y la articulación de una ley de amnistía para el resto de independentistas pendientes aún de juicio, como el propio expresidente Carles Puigdemont. Además de la compra del relato de una justicia conspiranoica con intereses políticos que practica 'lawfare'.
El radar demoscópico del Ejecutivo sigue dejando a Sánchez con las mismas dudas. Parece que su ínterin reflexivo con amago fingido de dimisión no ha movilizado voto para los socialistas catalanes. Todo parece indicar que Junts, ERC y la CUP -los tres partidos secesionistas- no lograrán los 68 escaños que dan la mayoría absoluta en la Cámara catalana. "Pero hay que verlo", explica una fuente del núcleo de confianza del presidente del Gobierno, que zanja: "Si somos primera fuerza como todo apunta y ellos no suman, ellos [los independentistas] no pueden reprocharnos nada".
Los cálculos de Moncloa
El asunto está reñido porque los sondeos sitúan a los de Carles Puigdemont por delante de ERC, el partido que gobierna en estos momentos Cataluña. El efecto 'Puigdmeont' ha hecho su trabajo para movilizar a los parroquianos independentistas y ha levantado las expectativas electorales de los posconvergentes, que no tenían un candidato claro más allá del prófugo de la justicia. Esa es la lectura que hacen en el núcleo duro de Sánchez. "Si no se presentara, no tendrían esos resultados", zanjan.
En Moncloa dan por descontado que ERC mirará a Illa si queda en segunda posición. Pero si no lo hace, tendrá "una papeleta", como explican en Moncloa. Y todo porque los republicanos entonces serán presa fácil del relato de la traición a la causa por la estelada. Por eso, el Gobierno de Sánchez ve con mucho mejores ojos que ERC gane la pelea en el universo independentista: "Nos cuesta ver el apoyo de Junts a Illa. Si acaso una abstención", precisan en el Gobierno.
Otro de los elementos que se analizan en el Gobierno es la transferencia de voto. Las encuestas a las que tiene acceso Moncloa observan que el PSC está recibiendo apoyos transversales: del independentismo y de opciones políticas más conservadoras; algo que achacan a las ganas de gestión que imperan en el ciudadano catalán. Poco importaría para ese señor o señora imaginarios el resto. En plata: más realidad y menos ensoñación.
Todo a Illa
El secretario general de los socialistas lo fía todo a una victoria de Salvador Illa lo suficientemente amplia como para poder apartar al independentismo del Palacio de la Generalitat por primera vez en 13 años, desde que el socialista José Montilla abandonó el poder. La llegada del PSC al gobierno autonómico implicaría grandes beneficios para Sánchez, embarcado en un proceso de negociación con el independentismo en Madrid que le está acarreando grandes costes.
No obstante, Moncloa recuerda que Salvador Illa tiene "autonomía". "Confiamos en su capacidad política. El PSC es un partido con sus propios órganos", explican. Sánchez considera que un 'president' del PSC rebajaría enormemente el coste del peaje que tiene que pagar a Oriol Junqueras y Carles Puigdemont para mantenerse a los mandos del país. Moncloa se empeña en vender las concesiones y las fotografías que Sánchez se hará con ambos independentistas una tramitada la amnistía como un hecho "coherente" con el proceso de "normalización" política en esta comunidad. Aunque a nadie se le escapa que eso no es deseo de Sánchez, sino necesidad, como él mismo reconoce en público y en privado.
El PSOE arrasó el 23-J en Cataluña. El PSC, su partido hermano, le brindó la friolera de 19 escaños en Madrid. Los socialistas catalanes bebieron en gran medida del banco de votos que en su día aupó a Inés Arrimadas (Ciudadanos) a la estéril victoria que no pudo frenar el desembarco de un nuevo ejecutivo secesionista. Pero hay una seria diferencia. El 24 de julio, un día después de las elecciones catalanas, el propio Illa rechazó tajantemente la amnistía y el referéndum. Y ahora le toca defenderla. Los electores catalanes que entonces optaron por la papeleta del PSOE lo hicieron sin saber que Sánchez tramitaría la ley e intentaría que Carles Puigdemont, quien proclamó la independencia, fuera exonerado de todos sus delitos. Y eso es fundamental.
gato montes
Este artículo es no creíble. Illa no va a gobernar, como no gobernó hace tres años a pesar de haber ganado. Aquí gobiernan Schz y Puigdemont. En cualquier caso, veremos cosas que nos harán reir por no llorar, como por ejemplo que el PSC se abstenga para que gobierne Puigdemont... La única baza que tiene Schz es que tiene la dichosa amnistía en la mano... A nos ser que el PSC le diga a Schz que ya está bien y que prefiere que Illa gobierne... Pero no sé si ahora es Schz o el PSC el que pita... Antes el PSC hacía y deshacía en el PSOE, pero Schz se ha cepillado todo eso... Veremos pronto.
isabelpantoja2
Esto va de la supervivencia de Sánchez, no de Illa o algún miembro del gobierno.