Expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela entre 2017 y 2018, Julio Borges observará desde el exilio en España lo que ocurra este viernes en Caracas. De origen español, con padres que buscaron en Venezuela un refugio durante la Guerra Civil española, Borges conoce bien lo que es la represión chavista. Atiende a Vozpópuli mientras miles de personas reclaman en la calle el fin de la dictadura de Nicolás Maduro y que acepte el resultado electoral y permita la toma de posesión del opositor Edmundo González.
¿Usted confía en que se produzca hoy el cambio?
Lo que hay que tener confianza. Estamos en una cuenta regresiva. De alguna manera se ha hecho mucho, se ha logrado mucho, y tenemos un elemento extremadamente importante, que es el triunfo del 28 de julio. Ese triunfo no se puede ni borrar, ni esconder, ni romper. No hay violencia, ni represión que pueda disolver lo que eso significa. Lo que hemos vivido en estas horas demuestra que la energía de la gente está allí, que no va a renunciar a su triunfo, que no va a renunciar a la libertad. Tengo una visión muy positiva, creo que más bien Maduro es el que está totalmente arrinconado y lleno de miedo.
El hecho de que mandatarios internacionales más o menos cercanos al chavismo, como Gustavo Petro, le hayan dado la espalda, ¿beneficia a la oposición o creo que es sólo un gesto?
Creo que hay que dividir honestamente en dos grupos muy claros. Hay un grupo que no tiene explicación, qué está haciendo algo que a mi modo de ver es malo y va a ser condenado por la historia, que es el caso fundamentalmente de Colombia. Ayer criticamos al presidente Petro porque dijo que no va a ir él, pero que va a mandar al embajador. Ayer el presidente Petro me dedicó un tuit diciéndome que él era coherente, porque yo lo llamé absolutamente incoherente, y él me respondió diciéndome que él era coherente con la paz. El segundo es el de Lula. De alguna manera, fue humillado por Maduro y, sin embargo, también va a mandar a un representante. Y el tercer caso, que me parece más peligroso todavía, es el de la presidenta de México, que ha dicho que ella es cercana a la revolución cubana de corazón y cercana a lo que fue el chavismo. Entonces, esos tres países son un cuadrante que me parece vergonzoso. Muy vergonzoso. España está en una situación también bastante ambigua y mucho más en el cuadrante, lamentablemente, de Colombia, México y Brasil. Aunque no manda al embajador, pero no ha tenido tampoco la asertividad que se espera en estos casos.
Le quería preguntar precisamente sobre esto último, si cree que la posición de España ha sido muy ambigua, porque el presidente del gobierno no ha querido condenar el fraude electoral, no se quiere reconocer tampoco la victoria de Edmundo González, hasta el último minuto España no ha confirmado que no estaría presente en esta toma de posición. ¿Considera que el Gobierno está muy influenciado por la amistad entre Zapatero y Nicolás Maduro?
Creo que la palabra amistad es muy bonita como para utilizarla en el caso de Zapatero y Maduro. Ahí lo que hay, es lo que llamamos en Venezuela una conchupancia de negocios y de intereses, que pasan por una cantidad de agendas muy oscuras y que lamentablemente tocan al Gobierno español. Caso muy concreto, lo que se vivió en la embajada de España con la salida de Edmundo González, un caso que todavía no ha sido aclarado, pero que a mi modo de ver refleja una agenda en la cual se le facilitó a Maduro la posibilidad de salir bajo una coacción al presidente electo de Venezuela. En todos los diferentes eventos que yo he vivido personalmente, la presencia de Zapatero siempre ha sido abogar por la dictadura. En el tablero europeo, lamentablemente, muchos de los países seguían siempre la posición de España con respecto a Iberoamérica. Y en ese sentido, hoy por hoy, cuando España debería tener una posición de Estado con temas como la democracia, la dignidad humana y los derechos humanos, ha tenido una posición tibia y ambigua, que no pasa solamente por el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo, sino por la denuncia categórica y fuerte con respecto a lo que es la violación de derechos humanos todos los días en Venezuela, incluso a ciudadanos españoles. Hay un silencio ensordecedor que verdaderamente no tiene proporción a la tragedia que vive nuestro país.
Usted dice que Zapatero aboga por la dictadura, por el mantenimiento de la dictadura. ¿Cree que Pedro Sánchez también?
No sé, me encantaría ver cómo es la radiografía, como si uno pusiera una radiografía para ver cuál es el esqueleto que está allí. Sí creo que muchos de los negocios de Zapatero y de los intereses políticos de presentarse como un líder progresista, tocan a personas que están en el entorno del Gobierno español. Y tocan a todo lo que ha sido, por ejemplo, la violación de derechos humanos en los últimos tiempos. Tiene que ver también con la visita de Delcy Rodríguez, tiene que ver con la venta de petróleo en mercado negro y a través de lo que es una especie de evasión de las sanciones y con el lobby de intereses de negocios españoles en Venezuela. No es solo a nivel político, también a nivel económico debe haber muchos intereses y agendas coincidentes, porque la posición hasta ahora no tiene nada que ver con lo que es la demanda, la necesidad y el clamor histórico de la relación histórica también entre España y Venezuela.
A la hora que estamos haciendo esta entrevista aún sigue habiendo algunas dudas sobre la posible presencia o no de Edmundo González en Caracas este viernes. También había dudas en ver a María Corina Machado y la hemos visto en las calles. ¿Cómo cree que va a reaccionar el régimen?
Es una pregunta muy importante, porque si tú ves la historia de las distintas dictaduras, tanto en Europa Oriental, por ejemplo, incluso casos relacionados con la Primavera Árabe o casos relacionados con Hispanoamérica, te darás cuenta que al final el daño mayor que se le hace a las dictaduras es el liderazgo mundial. Hay un liderazgo anclado en la verdad, en los valores, en el testimonio, sobre todo, que termina derrumbando lo que parece imposible de derrumbar desde el muro de Berlín hasta lo que es en este momento el muro de Berlín tropical, que es la dictadura cubana o venezolana o nicaragüense. El testimonio que ha hecho hoy María Corina de salir a la calle, de otros líderes como Juan Pablo Guanipa, que está muy perseguido, o Edmundo González, que acabo de escuchar diciendo que no tiene miedo, créeme que le hace muchísimo más daño a la dictadura que cualquier otro poder. Y en ese sentido yo sí creo que vamos a ver mucho testimonio y mucho hecho concreto con el cual se va a seguir horadando la dictadura.
Precisamente María Corina Machado estaba liderando una de las manifestaciones que se están celebrando en Caracas. En la Plaza del Sol de Madrid se han citado miles de personas. No sé qué sensación le produce a usted, que ha sido perseguido por el chavismo, ver esa reacción en España y también ver la presencia de Isabel Díaz Ayuso, de Alberto Núñez-Feijóo, Santiago Abascal y la ausencia, por ejemplo, de miembros del Gobierno español, como en el PSOE…
Totalmente. No quiero desviar la conversación, pero yo quisiera recordar de alguna manera el papel que jugó Venezuela ayudando a que se diera la mejor transición en España. Humildemente, no tiene proporción ni reciprocidad con lo que debería ser la posición particularmente del PSOE, con lo que significó en su momento la lucha de Venezuela porque hubiera una transición democrática en España. Caso aparte, por supuesto, es Felipe González, que sí testimonia eso permanentemente. Lo que quiero decir es que es una emoción muy grande porque tenemos muchos años en esto. Algo que parecía de corto plazo se ha convertido de largo plazo y en las luchas contra el totalitarismo a veces los caminos más cortos terminan siendo los más largos, los más largos, los más cortos y estamos permanentemente en esa especie de hacernos y rehacernos todos los días. Es relevante el espíritu sobre todo del pueblo venezolano, que estando en España o en Estados Unidos o en Colombia o en cualquier parte del mundo había manifestaciones hoy en 120 ciudades. Debemos tener muchísima convicción que esa energía terminará junto con el liderazgo moral haciendo que se derrumbe, que implosione la dictadura en Venezuela.
Usted que lo conoce bien. Sinceramente, ¿qué cree que va a pasar este viernes?
Veamos esto más bien como un proceso, un proceso en el cual cualquier jugada que hace Maduro es una derrota. Si estuviéramos en un tablero de ajedrez, con cualquier pieza que mueva Maduro, está siendo derrotado. Por ejemplo, María Corina salió hoy, no la puso presa, no la llevó a la cárcel, es una derrota para Maduro. Si la hubiera llevado a la cárcel sería una derrota para Maduro. Es decir, Maduro está en una posición en que juegue lo que juegue está destinado a un jaque mate. Y, nosotros, tenemos que seguir perseverando hasta que eso pase, mañana o pasado mañana, pero sin lugar a dudas dentro de una visión de progreso, de salida, de cuenta regresiva. No veo que eso sea posible que tenga un punto de retorno.
Se lo pregunto distinto, ¿cree que la noche del viernes al sábado Nicolás Maduro va a dormir en Miraflores?
Creo que quedan unas horas muy largas. Si eso llega a ser así, nunca podemos desilusionarnos. Duerma donde duerma Maduro del viernes al sábado, va a ser un Maduro derrotado, arrinconado, lleno de miedo y que está plenamente consciente que se robó unas elecciones y que el mundo entero lo sabe. Incluso hasta el que está vigilando la puerta de la habitación donde está durmiendo sabe que se robó unas elecciones. Y eso al final es una cuenta regresiva.
Esta semana han empezado los actos de conmemoración de los 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco. El Gobierno de coalición en España, sigue teniendo muy presente a ese dictador, a Francisco Franco. ¿Le choca que se tenga tan presente el condenar lo que fue el franquismo y sin embargo se sea tan blando e incluso, parte del Gobierno, como Sumar y Podemos, defienden a otro dictador como es Maduro?
Hoy pensaba exactamente lo mismo. Decía que es ridículo ver a Pedro Sánchez criticando el fascismo de Franco, pero el fascismo de Maduro se lo traga completo. Debe condenarlo no solamente como ser humano, sino por lo que es la relación de España y Venezuela. La historia de mi familia es la historia de la Guerra Civil española. Mi familia terminó en Venezuela y ahora yo vuelvo a España. Y así miles de miles o millones de personas en Argentina, en México y en todo el mundo. Lo que hay que condenar honestamente es la manipulación de la historia. ¿Por qué no celebrar más la transición en lugar de quedarse atascado en el franquismo? Mis padres y mi abuelo vinieron de España a Venezuela, entonces tengo cierto derecho a opinar de alguna manera sino no existiría ni siquiera. Quien domina al pasado controla el presente y quien controla el presente controla el futuro. Entonces se trata de una especie de reseteo de la historia para un fin político, que es el de manipular la identidad, manipular los sentimientos y manipular la historia, pero no para reparar el pasado, sino para dominar el presente. Eso es totalmente condenable.