"No tenemos información". Es el lamento de un barón del PSOE en los últimos días. La negociación con ERC para desbloquear la investidura de Pedro Sánchez avanza en una dirección desconocida. El presidente del Gobierno se ha comprometido a hacer público el acuerdo, pero cada día que pasa hay más dudas sobre cómo funcionará esa supuesta mesa de negociación sobre el futuro de Cataluña.
Todo este oscurantismo está teniendo consecuencias. La prensa, por ejemplo, ha puesto el grito en el cielo por las restricciones impuestas para preguntar a Sánchez. Y en el PSOE han comenzado a alzarse voces cada vez más altisonantes en contra de las cesiones al independentismo.
Sánchez da cada día un paso más hacia ERC. Es cierto que ha tenido que renunciar a la investidura antes de Navidad. Pero tanto el candidato del PSOE como el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, confían en que la formación de Gobierno no se vaya más lejos de enero.
Lambán y Page se significan
El malestar en el PSOE es transversal, pero tiene dos voces al frente. Se trata de los presidentes de Aragón y Castilla-La Mancha, Javier Lambán y Emiliano García Page. Los dos han expresado en público lo que muchos piensan en privado. Y es que el coste del pacto con ERC es demasiado alto.
Lambán ha calificado de socio "indeseable" a la formación republicana. Mientras que Page, bastante gráficamente, ha dicho que no quería "vaselina" como regalo para el día de Reyes. Los dos han expresado que la resolución de la crisis catalana trasciende al PSOE y debe negociarse al margen de la investidura. Lambán ha sido muy explícito al reclamar un acuerdo con Ciudadanos (10 diputados).
Sin embargo, Sánchez va dando pasos en la dirección contraria. Es cierto que ha citado a Pablo Casado e Inés Arrimadas. Pero la mesa de negociación que reclama ERC se da por supuesta. Sólo falta conocer su formato. El jefe del Ejecutivo ha hablado abiertamente de "conflicto político" y en un regreso a muchos meses atrás ha dicho que el marco de la solución en Cataluña es la "seguridad jurídica". Un concepto difuso, que elude otros marcos concretos como la Constitución, que el propio Sánchez había puesto como límite hace unos días.
El presidente del Gobierno también tiene prevista una conversación telefónica con el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Sánchez daba a Torra por amortizado y se ha negado recurrentemente en los últimos meses a responder a sus llamadas después de los incidentes violentos por la condena a los líderes del proceso separatista.
El protagonismo de Iceta
Las costuras del PSOE han empezado a romperse también con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, principal artífice del diálogo que hay en marcha. Los socialistas catalanes tienen su propia silla en la negociación con ERC. Iceta no sólo ha salido en defensa de España como nación de naciones, sino que además ha reconocido abiertamente que uno de los objetivos es la reforma del Estatut de Cataluña.
Si está encima de la mesa o no un referéndum legal y pactado sobre la independencia de Cataluña sólo el tiempo lo dirá. Pero en el PSOE están cada vez más molestos con la actitud de Iceta.
El líder del PSC ha calificado de "inoportunas" e impropias de "presidentes de una comunidad autónoma" las críticas de los dos barones socialistas . Y la respuesta de Lambán y Page no se ha hecho esperar.
"Negarnos el derecho a opinar a los demás, a los españoles, era algo propio de los independentistas catalanes", ha dicho Lambán. "Pero estoy viendo que el supremacismo por desgracia está haciendo estragos en Cataluña".
Por su parte, el presidente castellanomanchego ha recordado que sobre el futuro de España hablan "todos los españoles y todo el PSOE".
"Hay quien ha llamado xenófobo a Torra, y ahí no le he visto para nada protestar al compañero Iceta", ha señalado. "O es que hay que esperar a que veten a Iceta los independentistas para ir al Senado para entonces poder criticar a los independentistas (...), entonces sí vale decir que España no puede depender de los independentistas".