Dicen que Pedro Sánchez se la tenía jurada a él tanto como se la tuvo antes a Eduardo Madina, por su apoyo nada disimulado a Susana Díaz en las segundas primarias primarias que ganó el hoy presidente del Gobierno. Pero la enemistad entre Sánchez e Ignacio Urquizu comenzó mucho antes.
No siendo ya hoy rival, quien hoy tiene la sartén por el mango en las candidaturas socialistas ha decidido que Urquizu, profesor de Sociología en la Universidad Complutense, no repita como cabeza de lista al Congreso por Teruel... y mira que las bases lo han apoyado. En un 90%. Pero, donde hay patrón...
Urquizu, que coincidió con Pablo Iglesias en la facultad y como él, tuvo de maestro al veterano ex ministro socialista José María Maravall, ahora va a dedicarse en cuerpo y alma a la candidatura a la Alcaldía de Alcañiz, la segunda ciudad de esa despoblada provincia de la España vacía aragonesa donde tiene su casa.
El político aragonés coqueteó, siempre en círculos privados restringidos, con encabezar una alternativa a la 'guerra civil' socialista que nunca llegó
Dicen veteranos del Grupo Socialista que, fueran ciertas o no sus aspiraciones a La Moncloa, el problema con el líder socialista comienza en la primavera de 2017, precisamente cuando empieza a enseñar la patita coqueteando en círculos muy restringidos del partido y de la empresa con la idea de ser tercera vía en las segundas primarias, aunque fuera siempre para negar tal intención.
Hay que tener en cuenta que, en aquel momento, la pelea de Pedro Sánchez y Susana Díaz estaba en todo su apogeo. Habían pasado tres años y un Comité Federal traumático desde la primera sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba y Madina ya era solo un simple diputado.
Nadie hacía sombra, más allá de la lideresa del sur, a quien había ganado ya en 2014 al político vasco después de una trayectoria guadianesca en las Cortes -Sánchez entraba siempre sustituyendo a algún peso pesado, tipo Cristina Narbona o Pedro Solbes-. El hoy presidente "torció el gesto" al conocer algunos conciliabulos de Urquizu. No llevó bien la irrupción de quien consideraba un advenedizo en el PSOE que, además, no ocultaba cierta "arrogancia" intelectual hacia él, recuerdan los sanchistas.
Aragón, su 'Ohio'
La verdad es que en el paisaje de las Cortes actuales, el ya ex diputado tiene para presumir. Fue coautor, junto con otros diez investigadores, del célebre Aragón es nuestro Ohio, un manual de sociología electoral que parte de una constatación: igual que ocurre en EE.UU con ese Estado, que el candidato que gana allí gana la Casa Blanca, el partido que gana en Aragón gana las elecciones generales. UCD salió victoriosa en 1977 y 1979, el PSOE entre 1982 y 1993, el PP en 1996 y 2000, de nuevo el PSOE con Zapatero en 2004 y 2008 y finalmente Rajoy en 2011.
Eso le valió el mote de sociólogo del PSOE. Por lo menos, del partido de la gestora que gobernó Ferraz tras el traumático Comité Federal entre el uno de octubre de 2016 y julio de 2017, cuando volvió a ganar Sánchez. Hacía trabajos para esa gestora en lo más crudo del duro invierno demoscópico al que había llevado al partido su abstención en la investidura de Mariano Rajoy.