"El asesinato de mi hija se podría haber evitado", aseguró el padre de Kayle Villar Pons, la joven asesinada en una bajera de Pamplona. Esta chica, de 20 años que no había hecho la transición total de sexo, pernoctaba en este piso-patera de la calle Carmen Baroja Nessi, que era propiedad de su familia. Allí, se reunían cada noche siete personas, entre ellas la víctima y el presunto asesino. Una bajera muy conflictiva donde tenían que acudir a menudo los agentes de la Policía Municipal de Pamplona por incidentes violentos de todo tipo, según informan fuentes policiales a Vozpópuli.
Y. M., el presunto asesino marroquí de 27 años, había llegado hace unos meses a esta bajera. Siempre había sido el foco de los problemas por su violencia que se desataba unida a la ingesta de alcohol y sustancias estupefacientes. Kayle, de 20 años, de forma habitual vivía en esta bajera del barrio de la Rochapea de Pamplona.
Se da la circunstancia de que este marroquí estuvo anteriormente varios días en coma por ser golpeado en la cabeza por un joven que le pilló robando su coche, según informan fuentes policiales a Vozpópuli. El agresor quedó en libertad pero investigado tras este suceso que se produjo a principios de 2023.
Esta zona es uno de los puntos habituales de vigilancia de la Policía Municipal de Pamplona y de la Policía Nacional. Multitud de estas bajeras, características del barrio, están okupadas por delincuentes que generan problemas a los vecinos y también entre ellos. En esta, en concreto, ya habían acudido de forma reiterada en las últimas semanas.
Fue detenido por la Policía el pasado domingo
El enfrentamiento de la familia de Kayle con el presunto asesino venía de lejos. Había sido denunciado por el padre, su pareja y por la joven. "Me acusaba de racista. Fuimos al juzgado a pedir la orden de alejamiento otra vez. Dijo que iba a matar a mi hija y a mi pareja. Llamamos a la Policía Nacional, vinieron y después se marcharon. No hicieron nada más. Todo esto se podría haber evitado", explicó el padre en declaraciones a los medios locales.
A pesar de esta circunstancia, Kayle siguió pernoctando en la bajera pese a las peticiones de su progenitor. No tenía problemas con el resto de inquilinos pero si que se había convertido en el foco de este marroquí. Las primeras pesquisas apuntan a que el agresor había consumido durante la noche de los hechos su habitual cóctel de drogas y alcohol.
Los primeros indicios recogidos por los investigadores de la Policía Municipal apuntan que entró de forma violenta en la bajera de Pamplona. Después de una discusión con la joven, le propinó varias puñaladas en su cuerpo. Fue trasladada al hospital y murió en el centro sanitario.
Chantaje al propietario de Pamplona
El presunto asesino ya fue detenido el pasado domingo por los agentes de la Policía Nacional por un delito de amenazas. El propietario del piso fue el que avisó a las autoridades. A las pocas horas quedó en libertad. Regresó a la bajera de Pamplona. "Fui a decirle que se marchara esta semana y se me puso agresivo, diciendo que él se queda en su habitación, y yo le digo que no, que te tienes que ir, y él me insistía en que no", explicó el padre visiblemente conmocionado por los hechos que se produjeron.
Este marroquí llego a intentar chantajear al propietario del piso. Le solicitó dinero para abandonar su habitación. El hombre no requirió a estas peticiones y pensaba que el procedimiento judicial le permitiría acabar con su presencia en su propiedad de Pamplona.
Los testigos del suceso advirtieron que el ambiente estaba tenso en las últimas horas por las discusiones que este sujeto protagonizó. Un hombre que tenía multitud de antecedentes por hechos delictivos que abarcaban desde robos hasta amenazas. No obstante, los investigadores aún buscan más pistas para desvelar el móvil del crimen. Para ello buscan hacer una fotografía de qué hay detrás de esa bajera de Pamplona.
