Giro de Pedro Sánchez con Venezuela. El Ministerio de Asuntos Exteriores ha pedido a sus legaciones en el exterior que inviten a los embajadores de Nicolás Maduro a las recepciones que organizan tradicionalmente el 12 de octubre, Día de la Fiesta Nacional, según ha sabido Vozpópuli. El Gobierno rehabilita plenamente a Maduro con este gesto y da por superada la etapa de Juan Guaidó, cuyo mandato en la sombra se ha diluido por completo tras la apertura de negociaciones entre el Gobierno y la oposición venezolana.
La instrucción del Ministerio de José Manuel Albares es inequívoca. Las embajadas citarán a los embajadores venezolanos de Maduro para los actos del 12-O. El Gobierno también invitará al personal diplomático de Guaidó en los países donde todavía haya. Pero solo podrán acudir a la recepción a título personal. Sin cargo de embajadores de Venezuela.
El régimen de Maduro y la oposición venezolana, con Guaidó y otros líderes, iniciaron en agosto una ronda de negociaciones en la Ciudad de México con la intención de solventar el conflicto político en el país sudamericano. La comunidad internacional confía en que este diálogo llegue a buen puerto, aunque se está topando con todo tipo de trabas. Por ejemplo, el reinicio de los contactos que estaba previsto para finales de la semana pasada se tuvo que suspender por la ausencia de la delegación de Maduro.
El caso Delcy Rodríguez
Este diálogo y el cambio de Administración en Estados Unidos, con Joe Biden como presidente, han empujado a Sánchez completar su giro de 180 grados con Venezuela. El jefe del Ejecutivo reconoció oficialmente a Guaidó como "presidente encargado de Venezuela" en febrero del 2019. Fue uno de los pocos líderes mundiales en hacerlo con esa rotundidad. Y ya en ese momento, su propio ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y algunos diplomáticos advirtieron a Sánchez de los riesgos de un gesto de estas características. "Se reconocen Estados; no Gobiernos", decían.
Guaidó se autoproclamó presidente interino después de que Maduro desmantelase la Asamblea Nacional, donde la oposición venezolana tenía mayoría. Meses más tarde, en abril del 2019, lideró un levantamiento contra el régimen de Maduro que naufragó. La intervención, dicen diversas fuentes, de Rusia y China fue determinante para que el presidente venezolano no abandonase el país y resistiera en Caracas.
Guaidó, por su parte, ha intentado en estos años hacerse con el control del país. Pero su red de apoyo dentro y fuera de Venezuela no lo ha conseguido. En España, por ejemplo, han funcionado dos embajadas durante este tiempo: una fiel a Maduro y otra nombrada por el equipo de Guaidó.
El "presidente encargado" visitó Madrid en enero del 2020. El Gobierno dio un perfil mínimo a este viaje. La exministra de Exteriores Arancha González Laya fue la encargada de recibirle fuera del Ministerio. La visita de Guaidó se produjo apenas unos días después de que Vozpópuli destapase el encuentro entre la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y José Luis Ábalos en el aeropuerto de Barajas. Rodríguez tenía prohibido pisar suelo español por una sanción europea.
Leopoldo López, en España
Otra de las consecuencias de la postura que adoptó el Gobierno de Sánchez supuso la llegada a España de Leopoldo López. El líder opositor venezolano participó junto a Guaidó en el levantamiento y se refugió en la embajada española en Caracas tras el fracaso del mismo. López huyó a España en octubre del 2020 poco después del relevo de Jesús Silva como embajador español en Venezuela. Maduro ha pedido reiteradamente la extradición de López.
La rehabilitación de Maduro por parte de España se ha gestado desde hace casi un año. Borrell, ya como Alto Representante de la Política Exterior Europea, envió una misión diplomática para abordar las elecciones legislativas convocadas por Maduro en diciembre del 2020. Esa cita electoral surgió como parte de un acuerdo entre Maduro y una parte de la oposición venezolana liderada por Henrique Capriles. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha jugado un papel decisivo en esos acuerdos.
La intentona de Guaidó se ha topado con la victoria chavista en esas elecciones, a pesar de que casi nadie las reconoce. Pero también con el regreso de Gobiernos de izquierda a los principales países de la región, como los casos de México y Argentina. La Unión Europea y también España empezaron hace meses a cambiar su posición al ver que Estados Unidos abandonaba a Guaidó. Lo hizo Donald Trump al final de su mandato y Biden ha seguido esta senda apostando por el acuerdo en la mesa de diálogo en México.