Madrid ha sido testigo de innumerables revoluciones gastronómicas, pero pocas han logrado lo que La Martinuca: elevar la tortilla española a un nuevo nivel sin perder su esencia tradicional. Lo que comenzó en 2021 como un modesto servicio de delivery se ha transformado en una marca consolidada con varios establecimientos en la capital. La clave de su éxito radica en una combinación de respeto por la receta original, innovación constante y una visión empresarial clara.
Detrás de este proyecto está Víctor Naranjo, CEO de La Martinuca, quien, inspirado por las tortillas de su abuela Martina, decidió emprender en plena pandemia con un concepto simple pero potente: especializarse en un plato tan icónico como la tortilla española y convertirlo en una referencia gastronómica. "Me di cuenta de que no estaba en el camino a mi propósito y necesitaba encontrarlo. En ese momento volvió a mi mente la tortilla de mi madre y de mi abuela Martina. Ahí fue cuando decidí que este legado tenía que compartirse con el mundo", explica Naranjo.
El proyecto cuenta con el respaldo de varios socios e inversores que han sido clave en su crecimiento. Entre ellos, destacan Adrián y Álvaro González, así como los conocidos empresarios y creadores de contenido María Pombo, Natalia Coll y Pablo Castellano, quienes han apostado por la expansión de la marca.
Lo que empezó como un proyecto solo de delivery pronto demostró su potencial, y hoy La Martinuca tiene tres locales en Madrid, un puesto en el Mercado de San Leopoldo y un Café-Bar en la Calle del Barquillo 11. Con una oferta que va más allá del simple concepto de tortilla, han sabido encontrar el equilibrio entre tradición e innovación.
Innovación sin perder la esencia
Desde su fundación en 2021, han vendido más de 500.000 tortillas, lo que equivale a tres millones de pinchos. Su crecimiento ha sido exponencial y responde a una estrategia bien definida, donde la calidad y el respeto por la receta tradicional son los protagonistas.
Uno de los aspectos que ha marcado la diferencia en La Martinuca es su capacidad para innovar sin perder de vista la esencia de la tortilla española. La incorporación de nuevos sabores ha sido clave en su evolución, ampliando su oferta con opciones como la tortilla de foie, que aporta una textura cremosa y un sabor sofisticado; la tortilla de chorizo asturiano, con un toque intenso y lleno de carácter; o la tortilla cántabra, donde los matices marinos se combinan con la suavidad del huevo y la patata. "Siempre partimos de la tradición, pero innovamos en torno a ella. La tortilla es lo más tradicional que hay, pero nos gusta darle una vuelta con sabores que sorprenden", comenta Naranjo.
María Pombo y su implicación en La Martinuca
Uno de los nombres más reconocidos entre los inversores de La Martinuca es el de María Pombo. La influencer y empresaria ha sido un gran altavoz para la marca, aprovechando su alcance en redes sociales para dar a conocer el proyecto a una audiencia masiva. Su implicación va más allá de la simple inversión, ya que ha mostrado su apoyo constante a través de publicaciones y recomendaciones espontáneas, lo que ha ayudado a fortalecer la identidad y notoriedad de la empresa.
A pesar de su gran impacto en la marca, desde la dirección de La Martinuca destacan que su participación siempre ha sido natural y no forzada. "María nunca ha seguido una estrategia comercial con nosotros, simplemente le gusta el producto y lo comparte cuando le apetece. Su compromiso es total, pero siempre desde la autenticidad", comenta Naranjo. Este tipo de colaboraciones orgánicas han permitido que la marca conecte de forma genuina con el público y refuerce su presencia en el mercado.
Un modelo de negocio en constante evolución
El modelo de negocio de este proyecto ha sabido adaptarse a las tendencias actuales del consumo. Aunque su origen estuvo ligado al servicio de delivery, con el tiempo comprendieron la importancia de contar con espacios físicos donde el cliente pudiera vivir la experiencia de la marca. "Nos dimos cuenta de que necesitábamos humanizar la marca. Al principio, solo nos conocía quien pedía a domicilio, pero queríamos que La Martinuca se pudiera vivir en un espacio físico", explica su fundador.
Actualmente, con más de 2.000 pedidos semanales, la compañía ha consolidado su presencia en Madrid y trabaja en nuevas estrategias de expansión. La apertura de locales ha permitido fortalecer el vínculo con sus clientes, quienes pueden degustar sus tortillas en un entorno acogedor y pensado para resaltar la calidad del producto.
La receta del éxito
El éxito de La Martinuca se sustenta en una combinación de factores que han sido clave en su consolidación. La selección de ingredientes de calidad es uno de sus pilares fundamentales, garantizando que cada tortilla conserve el equilibrio perfecto entre sabor y textura. Además, la técnica empleada en la elaboración de las tortillas respeta los tiempos de cocción necesarios para lograr una consistencia jugosa y uniforme. "Para nosotros, el tiempo es el mejor ingrediente. No hay atajos en la elaboración de una buena tortilla", afirma Naranjo. Otro de los elementos esenciales en su crecimiento ha sido la relación cercana con sus clientes, escuchando sus sugerencias y adaptando la oferta según sus preferencias. "Ver y escuchar a nuestros clientes en los locales nos ha cambiado mucho. Aprendemos de ellos cada día", añade.
Para quienes buscan una tortilla que respete la esencia de la cocina española sin renunciar a la innovación, La Martinuca se ha convertido en una visita obligada. "Queremos elevar la tortilla española al más alto nivel y compartirla con el mundo. Esto es solo el principio", concluye Naranjo. El sabor de la tradición sigue evolucionando, y Madrid ya ha caído rendida ante su propuesta.
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Ratwulf
29/03/2025 14:04
Yo no quiero probarla. Paso total.