Finalmente, tras semanas de incertidumbre, el gran misterio ha quedado resuelto. Los líderes de los Veintisiete han aceptado en la cumbre extraordinaria celebrada este miércoles conceder una nueva prórroga al brexit hasta el próximo 31 de octubre. Eso concede a la primera ministra británica, cerca de cinco meses y medio para negociar un nuevo acuerdo. Ahora es turno del Consejo Europeo de comunicárselo a la jefa de Estado británica.
No obstante, la nueva prorróga del proceso de divorcio cuenta con una condición: tendrá que ser sometida a una "revisión" durante el mes de junio, con el fin de determinar si Reino Unido está listo para salir de la UE antes del otoño. Esta clausúla ha sido incorporada en al acuerdo al que han llegado los 27 esta noche para calmar al presidente francés, Emmanuel Macron, que ha sido uno de los líderes más duros frente a Londres.
De esta forma, los líderes europeos han conseguido evitar cerca de la medianoche de este miércoles -no sin esfuerzo- que Londres abandonase este viernes el club europeo sin ningún tipo de acuerdo y sufriera el temido brexit duro que tantos titulares ha ocupado en los últimos días.
Muchos analistas ya daban por hecho que el resultado de la cumbre iba a resultar en una prórroga, aunque existía debate sobre el plazo y las condiciones que se le iban a exigir a Londres a cambio. Dicha asunción se producía después de que la canciller alemana, Angela Merkel, declarase tras reunirse con su homóloga británica, Theresa May, que estaba dispuesta a admitir un nuevo aplazamiento del Artículo 50 siempre que se planteease de una forma "flexible" para posibilitarla en cuanto Londres apruebe el correspondiente acuerdo.
Oposición de Francia
El presidente francés ha sido el que más oposición ha presentado a la idea de una nueva prórroga. Debido a las presiones políticas nacionales a las que está sometido, el líder galo siempre se ha mostrado reticente ante la idea. Poco antes de que se celebrase la reunión pidió públicamente no se diera por hecho que Reino Unido fuera a obtener un nuevo aplazamiento.
Francia siempre ha sido el país que más abiertamente ha hablado de sus dudas con respecto a dar más tiempo al Gobierno de Reino Unido, por la falta de apoyos en el Parlamento británico al acuerdo de divorcio y por los riesgos que puede suponer contar con alguien dentro del bloque europeo cuyo objetivo no es otro que el de salir del mismo.
En ese sentido, parece que su reticencia no es infundada. El diputado británico conservador Mark Francois, ferviente eurófobo, ha advertido de que si Reino Unido se queda dentro del club de los 27, se convertirá en un "caballo de Troya" para el proyecto europeo. "Seremos el caballo de Troya en el seno de la UE, y haremos fracasar sus intentos de llevar a cabo un proyecto más federalista", ha subrayado en una rueda de prensa de parlamentarios favorables al brexit.
Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que también ha acudido a la reunión extraordinaria, comentaba antes de entrar que su ejecutivo venía con "una actitud constructiva" para hacer frente a lo que ha calificado de "situación histórica" que exige "mantener la cabeza fría". "Tan importante es garantizar la unidad de los Veintisiete como evitar un brexit desordenado", apuntó.
La petición de May al Consejo consistía en retrasar el brexit hasta el próximo 30 de junio, con el fin de “ganar tiempo” para poder negociar con la oposición laborista y encontrar una solución al gusto del Parlamento británico.
A su entrada a la cumbre de este miércoles, no obstante, ya había dejado caer su disposición a aceptar una prórroga del brexit para una fecha posterior a su propuesta. “Lo importante es que cualquier prórroga nos permita salir de la UE en el punto en el que ratifiquemos el acuerdo de retirada", afirmó.
División en el club europeo
Gran parte del bloque -liderados por Macron- dudaba y continúa dudando de que los conservadores y laboristas británicos puedan ponerse de acuerdo, después de la sucesión de votaciones fallidas y falta de consenso que han demostrado en el Parlamento británico. Es por ello que se comenzó a sugerir la idea de concederle a Londres un aplazamiento más allá del 30 de junio, con el fin de garantizar que los parlamentarios británicos tengan tiempo para discutir y llegar a un acuerdo.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fue el que planteó una prórroga máxima de 12 meses en la carta de convocatoria de la cumbre enviada este martes. Tusk aseguró entonces en la carta que era la mejor fórmula para que "el Reino Unido sea libre de salir del club cuando esté listo", evitando así "una cadena de cumbres sobre el brexit".
Falta de acuerdo en Londres
Esta semana ha estado llena de fechas clave para el proceso de divorcio entre Reino Unido y la UE, que después de más de dos años, parece haberse encallado sin posibilidad de retorno.
Este lunes, la Cámara de los Comunes del Parlamento británico aprobó una moción que con la que obligaba a la primera ministra, Theresa May, a pedir un aplazamiento del brexit si no había un acuerdo aprobado antes de la fecha límite de este viernes.
Esta votación se producía después de una semana fatídica para el Parlamento británico y para la líder británica, cuyo Acuerdo de Salida fue rechazado hasta en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes.
La feroz oposición del líder laborista, Jeremy Corbyn, que aboga por una salida del bloque europeo con mayor vinculación a Bruselas, sumada a la división que existe entre el propio partido de May - que cuenta con un ala radicalmente a favor de un brexit sin ningún tipo de relación con la UE - terminó por paralizar de manera definitiva el proceso de salida.
De acuerdo con el Artículo 50, que fue activado hace más de dos años, Reino Unido tendría que haberse divorciado del bloque europeo el pasado 29 de marzo. La falta de ratificación del Acuerdo de Retirada ya provocó un aplazamiento hasta este viernes, 12 de abril. No obstante, una vez más, la fecha límite de salida de Reino Unido ha vuelto a estirarse.