Internacional

Otra 'primavera árabe' incierta: la compleja transición de Siria

Las malas relaciones entre los grupos victoriosos que ganaron la guerra a Bashar al-Ásad podrían derivar en un nuevo conflicto civil

Tras años de una guerra enfriada por el tiempo, el pasado 27 de noviembre los insurgentes sirios realizaron una nueva ofensiva que culminaba el pasado domingo con la huida de Bashar al-Ásad de Damasco en dirección a Rusia, histórico aliado del régimen asadista, y la consecuente toma de la capital, Damasco. El ataque estuvo liderado por la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante, (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), una filial del Estado Islámico.

Tres días de combates, un goteo constante de civiles y deserciones en el seno de los leales al Ejército de al-Ásad bastaron para que los insurgentes conquistaran la mayor parte del país, y se plantaran a las puertas de Damasco, forzando un cambio de régimen del que la comunidad internacional tiene grandes esperanzas para lograr los avances que con la dictadura asadista nunca se llegaron a hacer, pero que con el futuro incierto que vive el país no es seguro que alcance la ansiada estabilidad.

Y, también tres días bastaron para que Siria tenga un presidente transitorio, Mohamed Al Bashir, -que estará al frente del país hasta marzo de 2025-. Una de las primeras acciones de las nuevas autoridades ha sido la de rescatar a los presos del régimen de las cárceles, como el centro penitenciario de Sednaya, símbolo de la dictadura asadista, -y conocida también como 'el matadero humano'- donde asociaciones de derechos humanos defienden que ha habido episodios de tortura, además de ejecuciones de presos, muchos opositores y manifestantes pacíficos contrarios al régimen de Bashar al-Ásad. En este sentido, el líder de la Defensa Civil Siria, más conocido como los 'cascos blancos', presentó una petición ante las Naciones Unidas para que ésta pida a Rusia que entregue las ubicaciones de las "prisiones secretas" y "las listas de detenidos", que defienden los insurgentes que existen.

"El conflicto sigue abierto"

La caída del régimen de Bashar al-Ásad del pasado domingo y su consiguiente huida del país en dirección Moscú, histórico aliado de los Assad, no significa el fin de un conflicto que se ha alargado más de una década, aunque sí de su etapa de guerra civil. La de Siria no era una guerra civil al uso, se trata de un conflicto "donde hay muchos actores", y cada actor tiene su propia ideología señala Florentino Portero, historiador e investigador senior y miembro del consejo asesor de Fundación Civismo.

Mapo de los bandos en la Guerra de Siria

El punto en el que se encuentra este conflicto es ante todo desconocido. El futuro "es tan incierto en estos momentos que yo creo que por ahora lo prudente es no entrar en esas valoraciones tan categóricas, sino reconocer que los retos que hay por delante son tremendos y esos retos pueden llevar a riesgos brutales", sentencia Portero, quien asegura que el clima de "inestabilidad" supondrá un empeoramiento de la calidad de vida de los sirios. Esto se debe a que existen "demasiados 'jugadores en la cancha' como para poder prever lo que puede ocurrir y, sobre todo, el riesgo de una situación de inestabilidad prolongada".

El escenario más probable es la instauración de la sharía -o ley islámica- a nivel nacional. "Si analizamos cómo era la vida en los territorios que ellos [los insurgentes islamistas] controlaban previamente, nos podemos hacer una idea del futuro más cercano de sirios", comienza Florentino Portero; y es que en los territorios en los que los grupos islamistas y terroristas gobernaban estaba impuesta la ley coránica a la población, con las implicaciones que eso tiene.

El de los rebeldes es un "régimen en donde evidentemente la mujer no lo tiene fácil, y donde hay unos jueces que aplican directamente la sharia con todo lo que eso supone", continúa el investigador, lo que supone una "marcha atrás respecto de la evolución de Siria durante el periodo comprendido desde la independencia hasta nuestros días". Dicho de otro modo, este cambio de gobierno, de un presidente perteneciente al Partido Baaz Árabe Socialista a un ejecutivo islamista regida por las leyes coránicas, supone "un enorme salto atrás y sí es la imposición de los fundamentos del islamismo contemporáneo", sentencia Florentino Portero.

Una guerra nada sencilla

La guerra civil en Siria, no es un conflicto interno al uso. Comenzó como tal en 2011, tras las protestas y manifestaciones de la poblacion y la dura represión con la que fueron recibidas; pero con los años y el auge de los grupos terroristas islamistas, éstos entraron en la guerra. Además de estos grupos terroristas, como Al-Qaeda, los kurdos comenzaron la defensa de su territorio, el kurdistán -estado no independizado y no reconocido-, que se extiende por varios países de ese área geografica.

Tal y como lo explica el consejero de Fundación Civismo: "De entrada tenemos tres grandes bloques, el de Al-Asad, con el respaldo de Hezbollah, de Irán y de Rusia. En segundo lugar tenemos el bloque de los que rechazan ese régimen desde posiciones distintas, unas más islamistas y otras menos.Y el tercer bloque son los kurdos, los kurdos respaldados por Estados Unidos, que han estado combatiendo sobre todo a Al-Qaeda y no tanto al régimen de Assad".

Milicianos islamistas en Siria

Desde el pasado domingo "Al-Qaeda ha ganado la guerra", por lo que tambien surge "un segundo problema", que es la relación del futuro gobierno con la minoría kurda. Los kurdos, ubicados en el norte del país, "tienen ejército propio, unas milicias, y prisioneros, en torno a 9.000 islamistas presos". Pero, una vez superados estos tres bloques y entramos más en detalle, "es evidente que los que han ganado la guerra, a su vez, son grupos distintos", que no comparten ideologia ni pensamiento entre ellos; por lo que un acuerdo entre esos grupos es más que necesario para garantizar una correcta transición que no continúe poniendo a la poblacion civil en peligro.

Ese acuerdo, cree Portero, es algo muy poco probable. "Unos proceden de Al-Qaeda, otros proceden de la influencia turca, y están los grupos vinculados a los hermanos musulmanes, además de los grupos de carácter más nacionalista", clarifica. Y es que durante el desarrollo de la guerra que terminó hace una semana, "las relaciones entre ellos eran muy malas. Por lo tanto, el escenario en el que estos grupos entren en un nuevo conflicto civil es un más que realista", concluye el historiador.

Y es que éste escenario es uno de los muchos posibles en un país que más asemeja a un polvorín, donde los actores que han participado en este conflicto son tan numerosos a la vez que distintos, que no es posible asegurar bajo qué condiciones estará sometida la poblacion siria tras trece años de guerra.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación

MÁS INFORMACIÓN

Salir de ver en versión AMP