El político islamista, Mohamed al Bashir (1983), ha sido desigando este martes como primer ministro en funciones de la transición de Siria hasta marzo. El nombramiento ha sido anunciado a través de la televisión estatal ahora controlada por las fuerzas insurgentes islamistas que derrocaron el pasado domingo el régimen de Bashar al-Ásad, gracias a que el presidente se dio a la fuga con su familia en dirección Moscú, histórico aliado de los Ásad.
Nacido en Jabal Zawiya, una región montañosa de la provincia de Idlib, al noroeste de Siria, al Bashir fue ministro de Desarrollo y Asuntos Humanitarios bajo el que era entonces el cabecilla de esa administración en Idlib, Ali Keda. Después se convirtió en jefe del Gobierno de Salvación cuando centró sus esfuerzos en modernizar la región que tan castigada estuvo por la guerra. Centró la agenda de su gobierno en atender las necesidades humanitarias que las cerca de tres millones de personas, muchas de ellas desplazadas, que habían sufrido los ataques por parte del ejército sirio y la aviación rusa.
El islamista se graduó en Ingeniería Eléctrica y Electrónica en la Universidad de Alepo en 2007 y, después, en Sharía -ley islámica- en la Universidad de Idlib, de donde era oriundo. En 2011, trabajó en la Compañía Siria de Gas como responsable del departamento de instrumentos de precisión, según consta en su currículo.
Pero el mandato de al Bashir será breve, apenas superando los tres. Así lo anunciaban fuentes de la Administración Pública siria a la televisión nacional: "El Gobierno en funciones de la fase transitoria dura tres meses bajo la presidencia de Mohamed al Bashir". Se celebró una sesión del Consejo de Ministros en la que se han traspasado los poderes del gabinete del anterior régimen a un nuevo Ejecutivo.
En este encuentro, en el que no han acudido responsables de Interior y Defensa, estaba el anterior primer ministro sirio, Mohamed Ghazi al Jalali, y Al Bashir, entre otros, para hacer el traspaso de carteras y "poner en marcha el trabajo". "Este encargo fue por parte del Mando General. Se nos ha encomendado de llevar el gobierno de Siria en funciones hasta 1 de marzo de 2025", ha declarado Al Bashir en una declaración televisada, difundida por el canal de televisión saudí Al Arabiya.
De acuerdo a las fuentes, el nuevo gobierno de transición comenzará a tomar medidas relacionadas con la seguridad, como la "disolución de las autoridades de seguridad y anular las leyes de terrorismo", aunque no ofreció más detalles al respecto.
Al Bashir fue nombrado el pasado enero como jefe del "Gobierno de Salvación", una administración en Idlib y otras zonas que escapaban al control de Damasco, y vinculada al grupo islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), que ha encabezado la ofensiva de doce días que acabó con los 24 años de poder de Bachar al Asad.
Salto a la política
Pero su entrada en la política siria se dio a través de las revueltas populares de 2011 contra Bashar al-Ásad, en el marco de las protestas de la "Primavera Árabe", que se extendieron por Siria y que fueron reprimidas por el régimen asadista y sus aliados, Rusia e Irán. En enero, al Bashir fue nombrado jefe del Gobierno de Salvación, una rama política vinculada al Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), filial del Estado Islámico, y cuya sede se encuentra en Idlib.
El Gobierno de Salvación
Se estableció en 2017, como una administración que contaba con ministerios, departamentos y autoridades judiciales y de seguridad creadas para ayudar a las personas desplazadas que huían de las zonas controladas por Damasco y que no podían volver para obtener servicios públicos.
No obstante, en su tiempo al frente de este Gobierno paralelo, Al Bashir tuvo que enfrentarse a varios problemas. Tan sólo un mes mas tarde de su nombramiento, en febrero, grupos de manifestantes salieron a las calles de algunas ciudades de Idlib exigiendo la caída de Al Jolani, que duraron varios meses. Los manifestantes denunciaban violaciones de derechos humanos en las cárceles, y exigían reformas económicas en la región a fin de mejorar las malas condiciones de vida.
Las unidades de seguridad de HTS represaliaron a los manifestantes con porras y gases lacrimógenos y prosiguieron de forma esporádica durante meses, mientras que Al Bashir emitió un decreto de amnistía general para autores de delitos que hubieran mostrado buena conducta con el fin de contentar a la población.
Según el informe de septiembre de 2024 de la Comisión de Investigación sobre Siria, creada por la ONU, las protestas siguieron a campañas de arrestos contra miembros del HTS, grupos rivales, partidos políticos y civiles, incluidos mujeres y niños de hasta 7 años, mientras que los detenidos fueron sometidos a tortura.
