Internacional

Trump dinamita los acuerdos de Madrid con su abrazo a Putin y pone en jaque a la OTAN

Rusia, considerada como "la amenaza más significativa" en la estrategia suscrita por la OTAN, es ahora un interlocutor válido para EEUU

Madrid. Junio de 2022. El mundo se sacudía tras la invasión de Rusia sobre Ucrania y los mandatarios de la OTAN se conjuraban en la capital de España para hacer frente a los nuevos desafíos. Era una cumbre de 'todo o nada'; de cerrar filas en torno a los intereses compartidos, abrir las puertas a la adhesión de Suecia y Finlandia, y respaldar a Volodimir Zelenski ante Vladimir Putin. No en vano, se calificó a Rusia en la nueva estrategia de la Alianza como "la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados". Hubo total unanimidad, con nuestro país anfitrión y Estados Unidos como motor innegable de la organización.

No han pasado ni tres años -tres largos años a ojos de Ucrania, sin tregua en su guerra defensiva ante Rusia- y la situación ha dado un giro total. Principalmente, el nombre del mandatario que actualmente ocupa la Casa Blanca; entonces, Joe Biden, y ahora, Donald Trump. El líder republicano ya anticipaba en campaña electoral que le bastarían unos días para poner fin a las guerras de Israel y Ucrania. El primer escenario avanza en un frágil alto el fuego; el segundo, hacia una paz que excluye tanto a la Unión Europea como a los ucranianos.

"Dictador" es la palabra empleada por Donald Trump para definir a Volodimir Zelenski. Una única palabra que engloba un sinfín de decisiones y estrategias. La primera, la de telefonear directamente a Vladimir Putin para iniciar las conversaciones de paz. Arabia Saudí es la sede de las conversaciones bilaterales, en las que participan, de parte de Estados Unidos, el secretario de Estado, Marco Rubio, el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, y el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff; de Moscú, ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y a Yuri Ushakov, asesor de política exterior del presidente Vladimir Putin.

Zelenski, "dictador"

Emisarios que perfilan los detalles a la espera de que Trump y Putin firmen el acuerdo. En las negociaciones no participan Zelenski ni la Unión Europea -la reunión convocada por Emmanuel Macron en París culminó sin acuerdos concluyentes o ejecutivos-. Y el futuro del presidente ucraniano parece sentenciado. Rusia no acepta su continuidad tras encabezar la resistencia ucraniana durante tres años de conflicto y poner al mundo en alerta ante Moscú. También es evidente la postura de Donald Trump, que no dudará en sacrificar al peón para alcanzar su objetivo.

Las delegciones rusa y estadounidense en Arabia Saudí

"Vive en el espacio de la desinformación rusa", lamenta Volodimir Zelenski tras los calificativos de Trump, alegando que Ucrania es una democracia de pleno derecho.

Lo cierto es que la guerra del dirigente norteamericano es principalmente económica, en base a los aranceles sobre China o los que presumiblemente impondrá sobre la Unión Europea. Y guerras como las de Israel o Ucrania, además de suponer un gasto descomunal para Estados Unidos, frustran la bonanza económica en escenarios clave para Washington. Analistas internacionales coinciden en emplear estos argumentos para explicar la prisa con la que Donald Trump está cambiando las reglas del juego en el mundo.

Abrazar a Putin

Para ello, el presidente estadounidense no duda en estrechar lazos con Rusia, en abrazar a Putin, "la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados", según se desprende de la última estrategia suscrita por la OTAN, en la histórica Cumbre de Madrid. Una nueva posición de Washington que desconcierta a la OTAN, cuyas estructuras están actualmente orientadas a hacer frente a la amenaza militar procedente de Moscú.

En el marco de esta estrategia, la Alianza ha dispuesto o incrementado sus despliegues militares en el flanco este de Europa, al objeto de servir de "disuasión y defensa" en la frontera con Rusia. Suecia, Finlandia, Polonia o los países bálticos se han encomendado a la OTAN para reforzar sus capacidades militares y han incrementado notablemente sus presupuestos de Defensa a tenor de los últimos acontecimientos. Y España, en la cola de inversión militar, redobla sus esfuerzos en el marco de las misiones atlantistas, con capacidades navales, terrestres y aéreas desplegadas actualmente en Eslovaquia, Rumanía, Letonia, Mediterráneo o mar báltico.

¿Qué sentido tendrán estos despliegues en caso de que Estados Unidos y Rusia alcancen un deshielo definitivo a costa de la paz en Ucrania? ¿Mantendrá Washington todas estas capacidades militares en activo a tenor del gasto económico que suponen? ¿O relegará esta responsabilidad a una Unión Europea que deberá emanciparse a marchas forzadas en materia de Defensa?

Preguntas que ponen en jaque a la OTAN y que encontrarán respuesta en un futuro inmediato, no sin antes cerrar las condiciones de paz en unas negociaciones que excluyen a los ucranianos, pese a haber sufrido la invasión militar rusa.

Putin y Trump

 

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