Gisèle Pélicot (72 años) se ha convertido en un icono de la lucha feminista y contra la violencia de género. El 4 de septiembre comenzó el juicio contra su marido, Dominique, al que denuncia por haberla drogado y grabado mientras permitía que otros hombres abusaran de ella durante la última década.
Previo al juicio, el 2 de septiembre Giséle decidió hacer todas las audiencias públicas y permitió el acceso a la prensa para exponer ante toda Francia a lo que era sometida. Lo hace “en nombre de todas esas mujeres que tal vez nunca serán reconocidas como víctimas” y, según han declarado sus abogados ante los medios, para que “la vergüenza cambie de bando”. Su historia alcanzó rápidamente el foco mediático global.
Gisèle Pélicot denuncia haber sido violada o agredida sexualmente por más de 50 hombres entre 2011 y 2020 mientras estaba inconsciente. Su marido mezclaba su comida y bebida con fuertes ansiolíticos, los cuales también afectaban gravemente a su salud.
Todos los hombres implicados en el juicio respondieron una solicitud online de Dominique. En el tribunal, muchos de los acusados se han presentado como víctimas y han declarado haber sido engañados y manipulados por el marido de Gisèle. Otros han dicho que pensaban que los Pélicot eran una pareja libertina y se trataba de algún tipo de fantasía sexual.
Gran parte de la sociedad ha mostrado su apoyo y, de hecho, a la entrada y salida del tribunal en Aviñón (sur de Francia) siempre hay varias personas esperándola para aplaudir y ovacionarla. Gisèle ha dicho que el calor de “todos estos hombres y mujeres que están detrás” le ayuda a aguantar todas las declaraciones y testimonios que tiene que escuchar en la sala de la audiencia. Muchos la califican de valiente, pero ella ha aclarado que “no es valentía, es voluntad y determinación para hacer evolucionar esta sociedad”.
“Que la vergüenza cambie de lado” se ha convertido en el lema de múltiples manifestaciones feministas. Gisèle también ha sido inspiración para la campaña del 25N contra la violencia de género del pueblo de Poio, en Pontevedra.
La señora Pélicot ha hecho pocas intervenciones ante los medios de comunicación, ya que cualquier cosa que pueda decir ya lo ha hecho en el tribunal, según ha expresado ella misma. No obstante, no se muestra reacia a la mediatización del juicio y tanto Gisèle como sus abogados han agradecido el apoyo que está recibiendo de todas partes del mundo.
Asimismo, Gisèle admite no arrepentirse de realizar el juicio bajo el ojo público y la mediatización internacional que ha alcanzado. Sabía que “no debía tener vergüenza”, ni “podía reprocharme nada”. “Cuando decidí no hacerlo a puerta cerrada, quería que todas las mujeres víctimas de violaciones pudieran decir ‘la señora Pelicot lo hizo, nosotras podemos hacerlo’”, ha dicho.
Pese a su actitud positiva de “seguir luchando hasta el final”, Gisèle ha reconocido ante el tribunal sentirse “humillada” por cómo se está debatiendo en la audiencia el consentimiento y el ‘perfil’ de abusador. “El violador también puede estar dentro de tu familia, de tus amigos”, ha advertido en su segunda declaración desde el inicio del juicio.
“Soy una mujer totalmente destruida y no sé cómo voy a volver a ponerme en pie”, dijo en la sesión del pasado 23 de octubre. Ha sido la primera vez que se ha dirigido directamente a su marido: “¿Cómo me pudiste traicionar así? ¿Dejar que estos desconocidos entraran a nuestra habitación?”, le ha preguntado sin mirarle a la cara. “Hoy, en esta sala, sigo sin entender cómo este hombre, este hombre perfecto, pudo llegar a esto”, ha lamentado Gisèle ante los jueces
Mientras la opinión pública aplaude a Gisèle, abuchea a los acusados y sus abogados. Nadia El Bouroumi, representante legal de la parte imputada, ha sido señalada en redes sociales en múltiples ocasiones.
El pasado septiembre se viralizaba un vídeo en el que se veía a la letrada bailar y cantar al ritmo de ‘Wake me up before you go-go’ (despiértame antes de que te vayas). La interpretación social, y por la cual fue avasallada en redes, fue que se estaba burlando de Gisèle. Sin embargo, El Bouroumi se vio obligada a publicar un comunicado en el que desmentía dichos comentarios.
La abogada suele compartir material sobre los juicios que lleva en su perfil de instagram. Pero, con el caso Pélicot, ha reconocido estar sufriendo “una incesante presión pública y mediática” que le “amordaza y me impide defender imparcialmente a mis clientes”, ha declarado en el comunicado.
Al contrario que Gisèle, El Bouroumi ha criticado la fuerte mediatización que está recibiendo el juicio. “Esta situación nos pone a todos en peligro: abogados, acusados, víctimas y ciudadanos”, ha instado. “La justicia no se puede hacer bajo el peso de la opinión pública”, ha añadido.
La finalización del juicio está prevista para el 20 de diciembre. No obstante, podría alargarse en función del desarrollo de las audiencias, las cuales están teniendo lugar estos meses.
La mediatización de los juicios
Las nuevas tecnologías han permitido que cualquier persona pueda ver un juicio completo en vivo y directo a través de plataformas como YouTube. Las sentencias son compartidas en Internet, las pruebas se cargan en un Google Drive y las prestaciones escritas han pasado a ser totalmente digitales.
Esto abre un gran espacio para la opinión pública. La gente expresa en redes sociales lo que piensa, muchas veces basado en sus vivencias individuales y alejado de la realidad jurídica debido a un desconocimiento de la ley.
La opinión popular está guiada por la inseguridad y el enojo moral de las personas. La sociedad tiende a tener un enfoque punitivista de la justicia y, en ocasiones, suele esperar condenas más duras a las que imponen a los acusados.