De hecho, se preparan para la ocasión mucho antes de que nosotros empecemos a hacer cola para comprar los langostinos de fin de año: desde finales de noviembre, las principales calles de muchas ciudades son un auténtico espectáculo de luces, decoraciones y demás galas navideñas. La lista de las localidades españolas que lucen sus mejor cara en Navidad es muy larga, pero también nuestros vecinos europeos saben cómo hacer que sus ciudades tengan el guapo subido en estas fechas. Estas son algunas de las más favorecidas en esta época. ¡Felices fiestas!
Rovaniemi (Finlandia)
Se trata de una imprescindible de estas fiestas que hay que visitar al menos una vez en la vida. Porque la capital de la Laponia finlandesa, que se extiende alrededor del círculo polar ártico, es nada menos que el pueblo de Papá Noel. Los 60.000 vecinos de Rovaniemi están encantados de que su ilustre paisano sea conocido en todo el mundo, y por eso visten a la ciudad en su honor. Además, en ella verás ríos de hielo, auroras boreales que iluminan el cielo y bosques completamente blancos como sacados de una postal. Un lugar perfecto para los fans de la Navidad de libro.
Londres (Reino Unido)
Esta es una de las fechas más esperadas por los londinenses, entre otras cosas porque aunque a modernos no les gane nadie y lo de mantener las tradiciones también es su fuerte. Y si hay una época donde se repitan costumbres año tras año es la Navidad. Por eso siempre se instala el gran árbol en Trafalgar Square (desde que en 1947 los noruegos agradecieron el apoyo de Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial regalándoles un gran abeto que colocaron en esta plaza, el acto se repite año tras año). Igual que el envío de los ahora populares christmas tiene su origen en este país: según cuentan fue Sir Henry Cole quien en 1843 decidió felicitar las fiestas a sus amigos imprimiendo una tarjeta con un mensaje común en lugar de hacerlo con la habitual carta, y así creó lo que hoy conocemos como christmas. Otras tradiciones que se mantienen en esta ciudad son la espectacular iluminación de calles como Oxford Street, pistas de patinaje sobre hielo al aire libre instaladas en decenas de lugares de la ciudad, musicales que se multiplican en estas fechas... Un acierto seguro.
Berna (Suiza)
La capital de Suiza no sólo tiene un casco histórico de cuento que la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad, sino que además cuenta con dos de los mercados navideños más impresionantes de Europa. Se sitúan en las plazas principales de la ciudad —Münsterplatz y Waisenhausplatz— y allí, aparte del vino caliente con especias y gastronomía típica del lugar, encontrarás absolutamente todo lo que pueda dar una pista de que estamos en Navidad: luces, artesanía de madera, velas... Si con eso no te basta, quizá termine de convencerte la frase con que Johann Wolfgang von Goethe describió Berna en una carta a su amiga Charlotte von Stein durante su estancia allí en 1779: “Este es el lugar más bonito que hemos visto jamás”, dijo.
Roma (Italia)
Una de sus señas de identidad en estas fiestas son los famosos presepes (belenes) de la Piazza San Pietro en el Vaticano y de la Piazza di Spagna. Pero no es el único atractivo de Roma en Navidad. Traerse de la ciudad eterna la Bruja de la Befana, que según cuenta la leyenda visita las casas de los niños la noche del cinco de enero dejando en sus calcetines regalos en forma de caramelos y chocolates (si no han sido tan buenos, igual cae carbón, como en España), es otro aliciente para visitar Roma en Navidad. Además, solo en esta época puedes cruzarte por las calles del centro de Roma con los zampognari, músicos que recuerdan a los antiguos pastores del Abruzzo, quienes llegaban a la ciudad con sus melodías en memoria de los pastores que fueron a Belén.
Røros (Noruega)
Si hay un lugar completamente mágico donde te cueste creer que no estás en un cuento de Navidad de verdad es en Røros, una localidad de la provincia de Sør-Trøndelag, en Noruega, donde viven alrededor de 5.000 vecinos. Repleta de casas de madera, se trata de un antiguo pueblo minero que parece haberse congelado en el tiempo. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y rodeado de bosques completamente nevados (si eres friolero vete preparado, porque las temperaturas pueden superar los 10 grados bajo cero), es uno de esos lugares perfectos para perderse y disfrutar con todas las letras. Palabra.
Viena (Austria)
Si tienes la suerte de pasar estas fechas en Viena verás la capital de Austria con ojos muy distintos. La razón es que aquí la Navidad se celebra por todo lo alto y prueba de ello es que el ayuntamiento, las plazas, los palacios y también las estrechas callejuelas se engalanan con adornos y una iluminación alucinante desde finales de noviembre. Además de los tradicionales mercados, puedes asistir a los conciertos de Navidad que se celebran en la catedral y en distintas iglesias del centro o apuntarte a una partida de curling en una pista de hielo iluminada por la noche. Un regalazo.
París (Francia)
Nunca es mal momento para darse una vuelta por París, pero si lo haces durante estos días puede que te impresione aún más. Asistir al espectáculo de pasear por los Campos Elíseos decorados con las luces de Navidad es una experiencia de las de tomar nota. Pero además, sus calles, en las que siempre hay mucho movimiento, están ahora aún más animadas: pistas de patinaje sobre hielo al aire libre, mercadillos, belenes, tiovivos... Hay de todo y para todos en una especie de espectáculo gigante en el que no se olvidan de ningún miembro de la familia.
Estocolmo (Suecia)
Si el frío no te asusta y te gustan las estampas navideñas clásicas, visitar Estocolmo en esta época del año es una apuesta segura: el paseo por Gamla Stan, el casco antiguo de la ciudad, con las campanas de la iglesia repicando y el olor a castañas asadas inundando el ambiente, es una experiencia que no puedes perderte. Algunas de sus plazas celebran mercados navideños donde nunca faltan las galletas de jenjibre y el vino caliente aderezado con especias, azúcar y miel.