Farruquito, de 33 años, reapareció antes las cámaras después del suceso que marcó su vida personal y profesional para siempre. El bailaor Juan Manuel Fernández Montoya fue detenido el 29 de marzo de 2004 por un atropello mortal que se produjo el 30 de septiembre de 2003 en Sevilla. Según los testigos el conductor, que iba a gran velocidad, se saltó un semáforo en rojo, atropelló a Benjamín Olalla y se dio a la fuga. Inicialmente, las pesquisas policiales condujeron a la detención del hermano del bailaor, un joven de 15 años, como presunto autor del atropello.
Sin embargo, finalmente se descubrió que el autor y propietario del coche era Farruquito y admitió su culpabilidad. Él mismo confesó este domingo en el programa Viajando con Chester lo ocurrido: "Yo no me podía entregar porque yo tenía una familia así, por mi padre. Pero yo dije que cuando vinieran a por mí, iría". A los 14 meses de entrar en prisión obtuvo el tercer grado y diez meses más tarde -a los dos años de condena-, la libertad condicional.
Durante todo este tiempo, Farruquito prefirió mantenerse al margen y no hablar apenas del accidente mortal. Años después lo ha hecho delante de la periodista Pepa Bueno: "Intenté tener contacto con la familia de la víctima, pero no querían y yo me acepté. Yo me he perdonado. En un accidente, de un modo u otro, tú también eres una víctima". A pesar de que han pasado doce años Farruquito aseguró que “es algo en lo que siempre pienso. Por respeto a su familia, a la mía y por respeto a las personas que no quieren seguir oyendo esto es un capítulo que siempre me hace temblar, pero que al mismo tiempo los años van apartando un poco esas tinieblas para que uno pueda seguir con la vida”.
Farruquito confesó que en Japón le tienen vetada la entrada
Una historia que le ha traído consecuencias tal y como relató en la entrevista: “Es una historia que me ha costado la carrera, que me la ha condicionado y me la sigue condicionando, hay muchos sitios en los que no puedo trabajar todavía, en Japón, por ejemplo me han negado la entrada de por vida por la condena”.
Sin embargo, el bailaor considera que ha saldado su deuda: "Yo me he perdonado a mí mismo, y Dios también lo ha hecho”. También habló de su situación económica: “He pagado, y créeme, con intereses. Pero vivimos en este mundo y en este sistema. Gracias a mi familia he podido seguir adelante. Es una familia preciosa. El flamenco no da tanto dinero como la gente piensa, yo no soy rico, vivo de mi trabajo y vivo bien, pero ni muchísimo menos soy rico. Invierto en mi propio espectáculo y nunca he recibido una subvención. Vivo al día".
Farruquito también habló de otros asuntos referidos a la cultura gitana que suscitan una gran polémica: "¿Por qué os sorprende tanto la prueba del pañuelo? No se exige. La mujer quiere demostrar a la familia que ella es virgen y se celebran muchísimas bodas de gitanos en las que no se hace. La cultura gitana no es machista, lo son algunos hombres independientemente de su cultura; entre los gitanos hay menos maltrato a las mujeres". También charló con Pepa de otros asuntos de su vida familiar como del nacimiento de sus dos mellizas que se suman a su hijo de tres años.