Como si de La Voz se tratase, los estilistas pulsan un botón según les guste el candidato o no, solo que aquí el botón descarta en lugar de calificar. Si consideran que el individuo es de su interés, dejarán los sesenta segundos pasar, y si no les apetece trabajar con esa persona, porque no sea de su agrado o porque crean que no tienen nada que hacer, pulsarán un botón, y si pulsan los tres, la persona se lleva un fuerte aplauso y se vuelve a su casa igual de desaliñada que entró.
Marta Torné regresa a Telecinco tras Hable con ellas en este programa, cuyo público será similar al de su predecesor Mujeres, y hombres y viceversa, con ganas de ver frivolidades que tuitear. Marta, a priori, es la presentadora, aunque su papel es secundario y casi de relleno.
Las estrellas allí son los tres estilistas: Cristina Rodríguez -a quien ya conocíamos televisivamente de Supermodelo-, Pelayo Díaz -estilista y blogger star- y Natalia Ferviú -quien se presenta como bloguera, dj y todo lo que haga falta-. Ellos y solo ellos tienen voz y voto, y Marta está ahí monísima dando paso a la siguiente chiquilla o chiquillo que será trasportado y juzgado.
Pelayo Díaz será, posiblemente, el que más dará que hablar a lo largo del programa.
Sin duda, el que más dará que hablar es Pelayo, que tiene tantos seguidores como detractores, y que en el mundo de la moda es conocido no solo por su trabajo con selectas firmas sino por haber sido en el pasado pareja de David Delfín y por estar en la actualidad con el director creativo de Louis Vuitton, Nicolas Ghesquière. Al menos, los comentarios en las redes sociales ya los tienen asegurados, aunque no sea para bien.
En la primera entrega ya hemos visto lo que será la tónica general del espacio: la aspirante a la que le dicen “si tú ya eres guapa, chica”, al chico mono y normal al que dan a entender que está suficientemente bueno como para vestir de otro modo por sí mismo, y la persona que te cuenta una historia de superación que convence a todos, o casi todos. Visto un programa, vistos todos, posiblemente.
Así, una señora jubilada de sesenta años ha sufrido una transformación de la mano de Cristina y que la ha vestido guapísima, pero con una belleza de esas que son ideales para ir a una Primera Comunión pero no para ir al trabajo o a comprar el pan, que era el look que la buena señora llevaba cuando entró a plató.
El diseño de producción, eso sí, ha resultado de lo más interesante. Mucho cartelito entrando y saliendo y una realización muy dinámica, y que si no llega a ser por ella seguro que más de uno le habría dado al botón de cambiar, no de look, sino de canal.